Publicada en Miradas al Sur el 27/12/2015


CRESTA ROJA | Entonces, llegó la represión


"Si se vuelve a cortar la ruta, se vuelve a trabajar de la misma
manera, siempre intentando hacerlo a través del diálogo, pero 
cuando no haya diálogo del otro lado, se actuará como se actuó 
hoy”, dijo la vicepresidenta, Gabriela Michetti, junto al ministro 
de Trabajo, Jorge Triaca, antes de recibir a los delegados de la 
empresa.
Distintas instituciones y organizaciones multidisciplinarias
especialistas en el tema habían puesto a disposición de la
gobernadora María Eugenia Vidal una serie de puntos básicos
dispuestos en cuatro ejes alcanzados tras la discusión y debate:
1) eje preventivo; 2) eje represivo; 3) eje investigativo-judicial;
4) eje de delitos complejos. Pero ante la negativa oficial de
recibirlos, lo hicieron público bajo el título “Agenda social y
mínima para la seguridad en Provincia de Buenos Aires” y se
puede hallar en internet (ver “OPINIÓN |  Emergencia de los 
patrones de estancia”).
Mucho palo pa’que aprenda
Empleados de la empresa avícola Rasic Hnos S.A. –dueña de
Cresta Roja, entre otras marcas– cortaban desde las 7.35 del
16 de diciembre varios carriles de la Autopista Riccheri
reclamando por salarios atrasados y la continuidad de la
empresa. La Rasic había comenzado su ataque el día anterior
al impedir el ingreso a dos mil empleados, presagiando que
 las más de 3.500 familias que vivían de su trabajo en esa
empresa quedarían en la calle.
Gendarmes fuertemente armados miraban a los los manifestantes
 que dejaban siempre un carril libre para los automóviles de
lunes a viernes, mientras los fines de semana acampando al
costado de la autopista sin realizar cortes.
El martes, antes de las 9, y a pesar de que desde el Ministerio
de Trabajo se había anunciado que hablarían con los delegados,
Gendarmería desplegó un operativo que incluía carros hidrantes
con claras señales de que reprimiría.
Cristian Villalba, uno de los delegados de los trabajadores dijo:
“Ayer, nos habían dicho que podíamos seguir con el corte si
dejábamos dos carriles liberados. Y hoy nos dijeron que
teníamos cinco minutos para liberar toda la autopista por
orden de Macri”.
A palazos y con el carro hidrante avanzó la Gendarmería en
 las primeras horas de la mañana: el acampe se convirtió en
batalla campal. Los trabajadores respondieron con piedras,
pero después del mediodía Gendarmería duplicó la apuesta y
comenzó a disparar con balas de goma. La espalda de uno de
los trabajadores, con una docena de disparos, demostraba que
la Gendarmería no seguía las normativas de uso: disparar a
una distancia mínima de 50 metros del objetivo, contra el
suelo para que no impacte directamente.
La tensión siguió. Fue cuando dieron la conferencia de prensa
Michetti y Triaca.
Allí, la vicepresidenta dijo que la acción de la fuerza de
seguridad fue “sin situaciones dramáticas de violencia” y
adelantó la propuesta del Gobierno de impulsar un protocolo
oficial para “protestar pero sin violar el derecho a circular
libremente”. En su argumentación, señaló que “hace mucho
tiempo que el Estado se corrió del rol de regular entre dos
derechos que colisionan” y afirmó que, si no interviene el
Estado, “estamos en la ley de la selva, y entonces el más
poderoso o patotero termina imponiéndose sobre el resto”.
Pasadas las 19, cuando el Gobierno recibió a los delegados,
ya habían corrido la voz de que la jueza Valeria Pérez
Casado había decidido avanzar con el proceso de liquidación
de activos de la empresa luego de dictaminar la quiebra.
Pasadas las 21, luego de la reunión, y mientras en Ezeiza
los trabajadores esperaban la respuesta del encuentro y
la Gendarmería, nuevas ordenes, uno de los delegados
adelantó a los medios que, dada la quiebra, habían recibido
el compromiso tomado por el Gobierno: continuar buscando
 interesados en la empresa para que siga funcionando y,
además de los 4 mil pesos que dio a los trabajadores, entregar
en enero otros $ 6.000 y bolsones de comida para las fiestas.
Así, los trabajadores dejarían la ruta luego de que liberaran
a los compañeros encarcelados.
Un tema que se pone chivo
Entrevistado por Miradas al Sur, Agustín Rossi, ex ministro
de Defensa, señaló que la imagen de la represión a los
trabajadores quedaba como una fotografía que los argentinos
no quieren volver a ver. “La represión merece el repudio de todos
 los que queremos vivir en democracia y dentro de la paz social;
 y esto nos aleja de ese objetivo”, dijo. Recordó que en estos
últimos 12 años, a pesar de las situaciones difíciles, no se
reprimió.
Al señalar que “no hay que criminalizar la protesta social”,
Rossi subrayó que independientemente de la forma que haya
tomado la protesta, es un derecho legítimo de aquellos
trabajadores que temen perder su fuente de trabajo y sustento
de sus familias, y siempre hay mecanismos para desactivarla.
“Todo se podría haber evitado si el ministro de Trabajo hubiera
 recibido a los delegados antes y no después de la represión”,
destacó Rossi, para quien el gobierno que hizo campaña
hablando de diálogo, “pareciera que para todos los sectores
hay diálogo menos para los trabajadores para quienes sólo
hay palos y balas de goma”. Para Rossi, “la síntesis de la
derecha siempre fue devaluación, ajuste y represión”.
Desde otro lugar, en diálogo con este medio, Nicolás Del Caño,
ex candidato a presidente por el Frente de Izquierda de los
Trabajadores, señaló: “Esta represión merece nuestro más
enérgico repudio y responde a lo que anticipó la vicepresidenta
cuando advirtió que lo volverán a hacer”.
Sostuvo que más allá del protocolo que anuncia el Gobierno,
lo único que les interesa es reprimir la protesta social y
disciplinar a los trabajadores para que no reclamen cuando
les hagan caer su poder adquisitivo o los dejen sin fuente
de trabajo, favoreciendo la concentración económica. “Lo
que vimos es el accionar violento antes de que los delegados
 pudieran siquiera hablar con los trabajadores para cumplir
con el pedido de liberar un carril más”.
En el medio o de un lado
Ya en la primera marcha de autoconvocados en defensa de la
Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual,
conocida como Ley de Medios, la conducción política de Macri
había hecho posicionar a los costados de la Plaza de Mayo
carros hidrantes, como anticipando que la protesta recibiría
represión. El caso de los reclamos de los trabajadores de
Cresta Roja, a 10 días de haber asumido, lo confirman en
hechos. Y hasta Michetti le aporta justificativos.
El análisis y la preparación de la represión que hicieron los
medios es capítulo aparte. Algunos habían estado señalando
que desde el inicio del acampe había pasajeros que debían
llegar al aeropuerto caminando con su valijas al hombro, y
luego minimizaron la brutal represión ejercida contra los
trabajadores, incluidos los de prensa que cubrían el hecho.
Llegó incluso el turno del conductor Guillermo Lobos quien,
desde los estudios de TN, frente a la descripción que hacía
la movilera Valeria Sampedro instalada en el lugar, la
interrumpió para preguntarle si había gendarmes heridos,
pretendiendo desviar la atención y victimizar a los agresores.