VIVIENDA EN LA CABA
Herencia pa’ un hijo guacho
Vivienda es el mayor problema sin resolver de la Ciudad que dejará
el macrismo. En su primer año, el gobierno de Mauricio Macri
celebraba los desalojos y la CABA pasaba de tener 1.000 personas
en situación de calle a 1.950 y 22 mil en situación de desalojo.
Entonces, montó la UCEP que, con métodos violentos, sacaban
a los que pretendían dormir en la calle. “Despacito, en silencio, se
van haciendo desalojos”, dijo por entonces el jefe de Gabinete
porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
el macrismo. En su primer año, el gobierno de Mauricio Macri
celebraba los desalojos y la CABA pasaba de tener 1.000 personas
en situación de calle a 1.950 y 22 mil en situación de desalojo.
Entonces, montó la UCEP que, con métodos violentos, sacaban
a los que pretendían dormir en la calle. “Despacito, en silencio, se
van haciendo desalojos”, dijo por entonces el jefe de Gabinete
porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Excluyentes y exclusivos
En una ciudad con casi 3 millones de personas desde 1947, lo
único que creció como el déficit habitacional es la población de
las villas y los metros cuadrados construidos en torres suntuosas
con “amenities” (pileta, SUM, solárium, sauna, parrilla, gym,
laundry), muchas de ellas deshabitadas. Hay más de 340 mil
viviendas desocupadas, casi el 24% del total. “Hay mucho edificio
deshabitado construido como producto de ganancias astronómicas
de la soja y negocios no declarados que permiten hablar de
narcolavado”, sostiene Marta Yané, referente del Movimiento
Evita en la Comuna 4 y asesora de vivienda en la Legislatura.
Sostiene que el precio de la tierra está relacionado a la escasez,
a la estructura y al poder concentrado de la Ciudad, vinculada a
la especulación inmobiliaria.
único que creció como el déficit habitacional es la población de
las villas y los metros cuadrados construidos en torres suntuosas
con “amenities” (pileta, SUM, solárium, sauna, parrilla, gym,
laundry), muchas de ellas deshabitadas. Hay más de 340 mil
viviendas desocupadas, casi el 24% del total. “Hay mucho edificio
deshabitado construido como producto de ganancias astronómicas
de la soja y negocios no declarados que permiten hablar de
narcolavado”, sostiene Marta Yané, referente del Movimiento
Evita en la Comuna 4 y asesora de vivienda en la Legislatura.
Sostiene que el precio de la tierra está relacionado a la escasez,
a la estructura y al poder concentrado de la Ciudad, vinculada a
la especulación inmobiliaria.
Para Yané, otra de las formas de construir viviendas es vía
cooperativas, “pero se terminaron las iniciadas antes de la
llegada del macrismo y se trabaron las nuevas”. La poca tierra
en venta en la Ciudad no es comprada “por cualquier persona
que quiere construir su casa, sino por los amigos del poder.
Como el caso del testigo de boda de Macri, Nicolás Caputo.
Pero después es la Ciudad la que pone la infraestructura para
garantizarle el negocio”. Y denuncia que la iluminación, las
plazas y hasta el concepto del uso del espacio público se
aplica con un criterio expulsivo diferencial en los barrios: “En
Puerto Madero no hay plazas enrejadas, pero hay barrios
donde enrejaron hasta pequeñas plazoletas triangulares”.
Advierte que más allá de compartir con los empresarios esa
visión del poder, “el PRO en el gobierno, saca de ahí la caja
para bancar su política”.
cooperativas, “pero se terminaron las iniciadas antes de la
llegada del macrismo y se trabaron las nuevas”. La poca tierra
en venta en la Ciudad no es comprada “por cualquier persona
que quiere construir su casa, sino por los amigos del poder.
Como el caso del testigo de boda de Macri, Nicolás Caputo.
Pero después es la Ciudad la que pone la infraestructura para
garantizarle el negocio”. Y denuncia que la iluminación, las
plazas y hasta el concepto del uso del espacio público se
aplica con un criterio expulsivo diferencial en los barrios: “En
Puerto Madero no hay plazas enrejadas, pero hay barrios
donde enrejaron hasta pequeñas plazoletas triangulares”.
Advierte que más allá de compartir con los empresarios esa
visión del poder, “el PRO en el gobierno, saca de ahí la caja
para bancar su política”.
Para corroborar sus palabras basta con recordar lo dicho en
el programa televisivo Tres poderes por Gabriela Michetti
cuando era vicejefa de gobierno: “Es en los almuerzos de la
mesa chica del PRO donde se discuten las estrategias de
gobierno”. Léase: Mauricio Macri, ella, Horacio Rodríguez
Larreta, Marcos Peña, José Torello y el empresario Nicolás
Caputo. “Como un asesor no formal”, intentó justificar.
el programa televisivo Tres poderes por Gabriela Michetti
cuando era vicejefa de gobierno: “Es en los almuerzos de la
mesa chica del PRO donde se discuten las estrategias de
gobierno”. Léase: Mauricio Macri, ella, Horacio Rodríguez
Larreta, Marcos Peña, José Torello y el empresario Nicolás
Caputo. “Como un asesor no formal”, intentó justificar.
Modelo que atrasa
Macri recuerda cuando puede su admiración por la gestión de
Osvaldo Cacciatore. “Fue el último que pensó la ciudad de
Buenos Aires”, dice orgulloso sobre el brigadier impuesto
intendente de la última dictadura, entre 1976 y 1982. El mismo
que se había plegado al intento de golpe de Estado de 1951,
que participó del Bombardeo de la Plaza de Mayo de 1955 y
que en 1977 creó, mediante la ordenanza 33.652, un plan de
“erradicación” de villas en la Ciudad, basado en llevar camiones
del Ejército a los asentamientos al amanecer y, presionando
con militares armados, hacer que los habitantes cargaran sus
pocas pertenencias y sus familias para llevárselos a la provincia.
Luego, con topadoras, dejaba el terreno pelado. Más de 200 mil
personas de las villas quedaron despojadas de todo en pocas
horas, incluso las 7.000 de los barrios construidos por el
Banco Hipotecario, que pagaban sus cuotas. Sin embargo,
Cacciatore es su ejemplo. Su lema era “Para vivir en Buenos
Aires hay que ganárselo”. Y además del megaproyecto del
parque de diversiones Interama (hoy Parque de la Ciudad) y
del gigantesco depósito de basura que resultó el Ceamse,
Cacciatore expropió tres mil casas para levantar autopistas.
Creyó que ése sería su legado, pero el tiempo reveló que lo
serían la corrupción, los sobreprecios y las licitaciones
fraudulentas. Quiso hacer nueve autopistas, no pudo. Tampoco
pudo cumplir con el Plan 60 escuelas (que se cobró como
realizado): llegó a 24, también con sobreprecios. Algunas, las
terminaría Carlos Grosso (quien en 2001 diría: “El Presidente
no me eligió por mi prontuario sino por mi inteligencia”),
recientemente contratado por el PRO para revisar el recuento
de votos a gobernador en Santa Fe. Como no hay casualidades,
hoy, sobre los terrenos descampados que dejaron en la calle
Donado –por donde se había proyectado, planificado y cobrado
una autopista nunca construida– la constructora Caputo S.A.
está edificando departamentos sobre tierras entregadas a
precio de amigo.
Osvaldo Cacciatore. “Fue el último que pensó la ciudad de
Buenos Aires”, dice orgulloso sobre el brigadier impuesto
intendente de la última dictadura, entre 1976 y 1982. El mismo
que se había plegado al intento de golpe de Estado de 1951,
que participó del Bombardeo de la Plaza de Mayo de 1955 y
que en 1977 creó, mediante la ordenanza 33.652, un plan de
“erradicación” de villas en la Ciudad, basado en llevar camiones
del Ejército a los asentamientos al amanecer y, presionando
con militares armados, hacer que los habitantes cargaran sus
pocas pertenencias y sus familias para llevárselos a la provincia.
Luego, con topadoras, dejaba el terreno pelado. Más de 200 mil
personas de las villas quedaron despojadas de todo en pocas
horas, incluso las 7.000 de los barrios construidos por el
Banco Hipotecario, que pagaban sus cuotas. Sin embargo,
Cacciatore es su ejemplo. Su lema era “Para vivir en Buenos
Aires hay que ganárselo”. Y además del megaproyecto del
parque de diversiones Interama (hoy Parque de la Ciudad) y
del gigantesco depósito de basura que resultó el Ceamse,
Cacciatore expropió tres mil casas para levantar autopistas.
Creyó que ése sería su legado, pero el tiempo reveló que lo
serían la corrupción, los sobreprecios y las licitaciones
fraudulentas. Quiso hacer nueve autopistas, no pudo. Tampoco
pudo cumplir con el Plan 60 escuelas (que se cobró como
realizado): llegó a 24, también con sobreprecios. Algunas, las
terminaría Carlos Grosso (quien en 2001 diría: “El Presidente
no me eligió por mi prontuario sino por mi inteligencia”),
recientemente contratado por el PRO para revisar el recuento
de votos a gobernador en Santa Fe. Como no hay casualidades,
hoy, sobre los terrenos descampados que dejaron en la calle
Donado –por donde se había proyectado, planificado y cobrado
una autopista nunca construida– la constructora Caputo S.A.
está edificando departamentos sobre tierras entregadas a
precio de amigo.
Modelo y contramodelo
La disputa de los territorios en Soldati, en el Indoamericano y
más tarde en la (ahora “erradicada”) villa Papa Francisco
evidencia que el patrón de exclusión que deseaba la dictadura
logró con el macrismo cierto consenso popular.
más tarde en la (ahora “erradicada”) villa Papa Francisco
evidencia que el patrón de exclusión que deseaba la dictadura
logró con el macrismo cierto consenso popular.
“Cuando hablamos de voluntad política hay que pensar en qué
modelo de ciudad se propone”, dice Yané y explica que cuando
Perón hacía barrios obreros, lo hacía pensando en un país
inclusivo. “Hoy, el modelo que se sigue es elitista; es el que
recupera a Cacciatore cuando decía querer ‘una ciudad mejor
para la mejor gente’. Esto tiene que ver con la lógica del
neoliberalismo”.
La referencia de Yané a la política de viviendas populares
impulsada por Perón fue la que entonces desataba críticas
viscerales de las clases altas y medias a quienes molestaba
que “los cabecitas negras” accedieran a un mejor nivel de vida,
parecido al suyo. Frases como “estos van a hacer asados
con el parquet”, “van a vender la grifería” o “van a plantar
verduras en la bañadera”, se viralizaron. El barrio Perón
(rebautizado Cornelio Saavedra por la Libertadora) era un claro
ejemplo de voluntad política por encontrar soluciones habitacionales.
Se trataba de chalets australianos con parquizado alrededor
que los obreros podía pagar en cuotas, a más de 30 años.
modelo de ciudad se propone”, dice Yané y explica que cuando
Perón hacía barrios obreros, lo hacía pensando en un país
inclusivo. “Hoy, el modelo que se sigue es elitista; es el que
recupera a Cacciatore cuando decía querer ‘una ciudad mejor
para la mejor gente’. Esto tiene que ver con la lógica del
neoliberalismo”.
La referencia de Yané a la política de viviendas populares
impulsada por Perón fue la que entonces desataba críticas
viscerales de las clases altas y medias a quienes molestaba
que “los cabecitas negras” accedieran a un mejor nivel de vida,
parecido al suyo. Frases como “estos van a hacer asados
con el parquet”, “van a vender la grifería” o “van a plantar
verduras en la bañadera”, se viralizaron. El barrio Perón
(rebautizado Cornelio Saavedra por la Libertadora) era un claro
ejemplo de voluntad política por encontrar soluciones habitacionales.
Se trataba de chalets australianos con parquizado alrededor
que los obreros podía pagar en cuotas, a más de 30 años.
Villas o barrios
El PRO dice estar urbanizando cuando señala que, en 8 años,
entregó 120 títulos de propiedad en la villa Los Piletones. Y
oculta que, incluso en ese caso, como una síntesis morbosa
está el caso del asentamiento La Esperanza, en Soldati. Un
espacio lindante a la autopista Héctor Cámpora y la avenida
Riestra donde viven medio millar de personas que el gobierno
de la Ciudad se niega a reconocer, formado en 2009, luego
del incendio de una manzana de Los Piletones, y donde
para responder a la orden de la Justicia que exigía la urgente
provisión de agua, el gobierno de Macri envió un camión
cisterna con agua sucia.
entregó 120 títulos de propiedad en la villa Los Piletones. Y
oculta que, incluso en ese caso, como una síntesis morbosa
está el caso del asentamiento La Esperanza, en Soldati. Un
espacio lindante a la autopista Héctor Cámpora y la avenida
Riestra donde viven medio millar de personas que el gobierno
de la Ciudad se niega a reconocer, formado en 2009, luego
del incendio de una manzana de Los Piletones, y donde
para responder a la orden de la Justicia que exigía la urgente
provisión de agua, el gobierno de Macri envió un camión
cisterna con agua sucia.
“El tema de urbanización de villas no es sencillo –dijo Yané–.
No hay un sólo modelo de urbanización. Para resolverlo hay
que atender en cada caso cómo fueron creciendo, cómo están
construidas, cómo es el terreno. Lo ideal sería que cada villa
tuviera una mesa de urbanización formada por sus delegados,
por legisladores, por asambleas vecinales, por el Ejecutivo y
por el IVC, para aportar equipo técnico y arquitectos con
proyectos”.
No hay un sólo modelo de urbanización. Para resolverlo hay
que atender en cada caso cómo fueron creciendo, cómo están
construidas, cómo es el terreno. Lo ideal sería que cada villa
tuviera una mesa de urbanización formada por sus delegados,
por legisladores, por asambleas vecinales, por el Ejecutivo y
por el IVC, para aportar equipo técnico y arquitectos con
proyectos”.