Contramarcha
Felipe Deslarmes
En la práctica habitual del doble discurso, el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en plena campaña, Mauricio Macri, posteó y tuiteó fotos sosteniendo un cartel con la consigna de la marcha contra la violencia de género #NiUnaMenos, como si no hubiera sido su responsabilidad el cierre de la oficina del Programa de Atención a las Víctimas de Violencia Sexual, y al que daba un financiamiento básico que apenas sostenía un equipo de seis personas.
Así, mientras propuso “movilizarnos como sociedad para demostrar nuestro repudio a la violencia contra las mujeres y los casos de femicidio”, señalando que “tenemos que asumir el compromiso de tomar y apoyar las medidas que sean necesarias para culminar con esta violencia”, el 2 de enero de 2014 cerraba la única oficina que abordaba el tema desde la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural (sic). Y, apenas un mes después, su gobierno firmaba un convenio con el que desligaba responsabilidades frente a los ex centros clandestinos de detención, tortura y desaparición de personas montados en su territorio (Escuela Mecánica de la Armada, Virrey Cevallos, Atlético, Olimpo y Automotores Orletti), ahora devenidos en espacios para la memoria, que pasaban desde entonces a la jurisdicción nacional.
Dependiente de la gestión del subsecretario de DDHH de la Ciudad, Claudio Avruj, el programa de atención a las víctimas de violencia sexual se había abierto en 2008 por iniciativa de Gabriela Michetti, entonces vicejefa de Gobierno. Lo realizaba la ONG Ayuda a Víctimas de Violación (AVIVI), y cada integrante (facturando con monotributo) cobraba nada más que $ 2.500. Para Macri era mucho para el área. María Elena Leuzzi, coordinadora del servicio y presidenta de Avivi al ser sorprendida por el inesperado cierre, reveló que en cinco años, habían atendido a más de 3.000 mujeres y varones abusados con el programa al que asistían desde niños a adultos, y a quienes acompañaban “a los hospitales, fiscalías, buscándoles las mejores opciones de tratamiento”.
Para que no quedara en evidencia el abandono, el Ministerio de Desarrollo Social porteño realizó la Primera encuesta sobre violencia psicológica, física y sexual en la Ciudad. Y salió a mostrar los resultados justo el día de la marcha. La encuesta refleja la necesidad de ampliar (y no de reducir) la asistencia necesaria. El sondeo realizado en 1.000 casos de mayores de 18 años (no especificó detalles de los grupos consultados) reveló que 6 de cada 10 mujeres dicen haber sido víctimas de violencia psicológica en su vida. Sin embargo, la titular del ministerio, Carolina Stanley, dijo que “sólo 1 de cada 10 mujeres denuncia ser víctima. Detrás de todos estos números hay miles de mujeres sufriendo, viviendo con miedo”. Y más: en lo referente a violencia sexual, “3 de cada 10 acusan a sus parejas o esposo”. ¿6, 1 o 3 de cada 10?
Macri sosteniendo el cartelito resultaba insultante si se recuerda que en octubre de 2012 dijo dónde se iba a realizar un aborto no punible a una joven violada para que los fundamentalistas antiaborto se presentaran a impedirlo. Y si se recuerda aquel abril de 2014 cuando sostuvo, radialmente, que “a todas las mujeres les gusta que le digan un piropo. No les creo a las que dicen que no, que se ofenden. No puede haber nada más lindo, por más que esté acompañado de una grosería, que te digan qué lindo culo que tenés”.
http://www.miradasalsur.com.ar/2015/06/07/revista/cambiar-todo/