Publicada en Miradas al Sur el 10/05/2015

Un radikal que abre el juego

Confirmada la fórmula del FpV que disputará el gobierno de la CABA, un recorrido por algunas de las definiciones del vice de Mariano Recalde. Además, el análisis de dos precandidatos que disputaron las internas del FpV porteño.

Un radikal que abre el juego
(TELAM).
El jueves, Mariano Recalde anunciaba a su compañero de fórmula como vicejefe de Gobierno porteño, el radical alfonsinista Leandro Santoro, líder de la agrupación Los Irrompibles. Sorpresa para algunos, predecible para otros que lo consideraban entre los candidatos posibles dadas sus recientes apariciones en debates en los que aparecieron juntos. A minutos del anuncio los medios comenzaron a participar de su campaña, a favor o en contra. 
La Nación lo identificó como “el joven radical K” o quien “acompañó a la Presidenta al Vaticano y fue nombrado recientemente con un cargo en el Gobierno (subsecretario para la Reforma Institucional y el Fortalecimiento de la Democracia)”. Y revisaba entre sus tuits aquéllos en los que criticaba al Gobierno un par de años atrás intentando mostrar incompatibilidad en la fórmula. La respuesta de Santoro fue inmediata: “Recalde es un compañero que viene de la política, que expresa los mismos valores que expresamos nosotros: defiende lo público y el rol del Estado. Expresa, además, la diversidad y pluralidad del Frente para la Victoria”. En Segurola y Habana (FM Nacional Rock 93.7, l/v 10 a 13), sostuvo que “ojalá un sector de la sociedad que se sigue sintiendo interpelado por la cultura radical vea en mí una posibilidad para expresar su descontento con este modelo de Ciudad”. Sostuvo allí que “lo más importante es poder discutir el sistema de valores que ordena la Ciudad de Buenos Aires” al tiempo que afirmaba que “hay una cultura detrás del pochoclo, del globo, de la superficialidad, de la idea de que uno para existir tiene que tener. Es un sistema de valores que es perverso y que lamentablemente en la Ciudad de Buenos Aires es mayoría”. Convencido de que “hay que construir otra sociedad”, Santoro reveló que la campaña consistirá en recorrer mucho los barrios y, en lo posible, los medios también. “El poder de fuego en los medios lo tiene la derecha, hay un blindaje evidente sobre la candidatura de Larreta, Macri, Lousteau, y eso tiene que ver a la hora de analizar el resultado de las PASO”, revisó. Consideró también que fue lógico el resultado de las PASO en la elección de Recalde: “Mariano tiene tres semanas de instalación, y Rodríguez Larreta, ocho años”. Y mostró sorpresa por las “otras seis listas, que sacaron menos votos de lo esperado”.
 
Mirá el pajarito. El tema de los tuits tomó más vuelo de lo esperado, e incluso en 6, 7, 8, el jueves pasado desviaron la atención sobre la propuesta que pretende ofrecer al electorado (y de la que no pudo hablar) para explicar que aquellos textos de 140 caracteres respondían a su relación con el kirchnerismo, cuando descubría que Néstor Kirchner no era Carlos Menem. Reconoció haber sentido bronca “porque sentía que nos robaba las banderas”. Comprendió que había sido la actitud adolescente de un militante que descubría, luego de 26 años de militancia de base, que aquellos que peleaban como él por los ideales alfonsinistas de lograr una socialdemocracia nunca serían tenidos en cuenta por la actual dirigencia de la UCR. “Mi bronca de entonces tenía que ver con la sensación de pérdida de identidad.” Fue en ese programa donde explicó que al dejar los prejuicios de lado y al empezar a contactarse con Andrés “Cuervo” Larroque y con los pibes de La Cámpora, al ver cómo participaban activamente en la solución de problemas concretos en los barrios y ver cómo, al mismo tiempo, en la UCR se anulaba el debate y se hacían arreglos con el PRO inconsultos con las bases, empezó a sentir que “tenía más coincidencias con los kirchneristas que con mis correligionarios”. Pero que un punto de inflexión fue “cuando terminé de conocer a Cristina, en el viaje a Roma, me cambió la cabeza. La sentí una compañera”. 
Una de las chicanas de aquellos tuits refería a Aerolíneas Argentinas; decía que “comían varios” y que había “niños jugando”. Al respecto, Santoro respondió aLa Nación que “Mariano saneó Aerolíneas. De no tener aviones pasó a tener 73, llega a todo el país, cumple una función social. La dieron vuelta”.
Consultado sobre la posibilidad de revertir el tercer puesto en la ciudad, Santoro no duda: “¡Por supuesto!”, señala enérgico y reclama discutir los valores que se impusieron generando distintos niveles de calidad de vida con graves problemas de infraestructura y servicios básicos, al norte y al sur de Rivadavia .

Gustavo López: “Fortalece la transversalidad”
 Subsecretario de la Presidencia de la Nación desde el 31 de julio de 2008. Fue ministro de Cultura de la CABA entre 2003 y 2006 e interventor del Comfer entre 1999 y 2001. Desde allí, se sumó al kirchnerismo y lidera FORJA, una de las fuerzas que integra el frente y que recupera los valores del histórico movimiento que integraron, entre otros, Arturo Jauretche, Homero Manzi y Raúl Scalabrini Ortiz. 
En este año electoral, FORJA aportó el primer triunfo, en la ciudad cordobesa de Villa Dolores, cuando en marzo la candidata Carmen Gloria Pereyra se imponía como intendenta en las urnas.  
Gustavo López llega así a ser uno de los precandidatos a la Jefatura de Gobierno de la CABA en las PASO que ganó Mariano Recalde. Desde allí, revisa en diálogo con Miradas al Sur cómo llega el kirchnerismo a la próxima disputa por la CABA: “El kirchnerismo desde su inicio fue plural, y tanto es así que precandidatos como Gabriela Cerruti, Carlos Heller o Aníbal Ibarra representaban la posición más de centroizquierda clásica; y yo, desde FORJA, la transversalidad que apoyaba Raimundi y González y otros sectores del peronismo”. Para López, Recalde representó más la centralidad del peronismo. “La fórmula me gusta”, marca y subraya que la elección “convoca a un hombre proveniente del sector progresista del radicalismo; algo que fortalece la transversalidad.”  
–¿Cree que esto cambia el escenario post PASO?
–Creo que la competencia es la misma, cualquiera fuera el candidato que hubiera acompañado a Recalde. Ahora tenemos que hablar a los que no nos votaron para decirles que, así como hay dos modelos de país, hay dos modelos de ciudad. Uno neoconservador o neoliberal, y otro nacional y popular. La disputa es un modelo de inclusión o la vuelta a los ’90. O votamos por una ciudad para pocos, sin viviendas, donde cuesta alquilar, sin vacantes suficientes en las escuelas, aunque se benefició con el crecimiento del país de estos años. O votamos otro modelo de Ciudad, el que representamos, que busca una ciudad más justa, más inclusora, más igualitaria. Y tenemos que decirle a la gente que Lousteau representa el mismo modelo que Macri porque ya dijo que va a votar a Macri en las nacionales. 
–¿Le preocupa que se haya triplicado la deuda cuando en el momento de mayor crisis de la Argentina, en 2001, la Ciudad no necesitó endeudarse y pagaba en pesos?
–Será una carga pesada e injusta para el próximo jefe de Gobierno. Y es cierto, en 2001, el país tenía cuasimonedas, menos la CABA. Entonces estaba Ibarra y su ministro de Hacienda era Miguel Pesce, vicepresidente del Banco Central desde 2004. Un hombre que administró con austeridad y sacrificio sin que por eso se dejara de atender acción social, ni educación, ni salud; se mantuvieron los subtes, se construyeron escuelas y hasta vivienda... Lo terrible es que en estos años en que el país ha generado mayor riqueza, donde se construyeron cientos de miles de viviendas sociales o 1800 escuelas, la CABA hizo menos de un centenar de viviendas sociales, y todo lo rige el mercado. Por eso hablo de dos modelos en disputa: el de la ciudad progresista con la fórmula de Recalde Santoro; o el conservador cuyos resultados ya vimos.

Carlos Heller: “Seguro, todavía se puede”
 Hicimos una campaña basada en la necesidad de ampliar los límites del kirchnerismo para dotarlo de mayor amplitud, de mayor pluralidad, de mayor intensidad”, señala Heller a Miradas al Sur y revisa que toda la campaña se orientó hacia el interior del Frente para la Victoria e interpreta que tal vez por eso no lograron ampliar los márgenes.
Carlos Heller es un cooperativista, político y dirigente deportivo argentino. Habiendo sido fundador y presidente del Banco Credicoop, es diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires por el frente Nuevo Encuentro, desde el año 2009. 
“Sumar a alguien que viene de un sector del radicalismo, que frente al avance de posturas conservadoras se separa y crea otra fuerza, que toma los ejes del proyecto kirchnerista, me parece una señal adecuada de esa búsqueda de pluralidad y amplitud”.
–¿Le atrae que recuperen el viejo axioma de Alem “que se rompa pero que no se doble”?
–Y del mismo Alfonsín; aquel que planteaba que si la sociedad se derechizaba tendrían que acostumbrarse a perder elecciones, pero no a cambiar sus convicciones. Es meritorio la recuperación de las banderas del radicalismo, un partido de raíces absolutamente anticonservadoras. Lo extraño son los dirigentes que traicionan al radicalismo y lo regalan a la derecha ultraconservadora del macrismo. 
– ¿Y cree que la fórmula Recalde-Santoro convocará a los radicales indignados por esa traición?
–La CABA tiene un número importante de radicales históricos que no están de acuerdo con esta posición que asumió la actual dirigencia de la UCR. En el mismo congreso en el que  tomaron esta decisión, la postura fue absolutamente dividida, con grupos totalmente enfurecidos por esa entrega. Creo que esa gente se puede sentir más representada por esta fórmula. Esa es la búsqueda. Ahora vendrá la campaña y habrá que instalarlo y que la ciudadanía lo adopte. Una fórmula de un peronista con un radical tiene la impronta de esa búsqueda de amplitud.  
–¿Cree que se le podrá explicar a ese electorado que tiene muchos más puntos de vista en común que con el PRO?
–Lo primero es no subestimar a la ciudadanía porteña ni calificarla. Los porteños han sido partícipes de luchas populares históricas como el 17 de octubre o las rondas de las Madres de Plaza de Mayo. Por un lado, creo que hay un sector que tiene reservas respecto del kirchnerismo en su percepción general; pero también ocurre que el macrismo viene aprovechando los beneficios de la política de un Gobierno que ha generado crecimiento, que ha mejorado la calidad de vida, que mejoró el consumo, que generó trabajo también mejorando las condiciones en la CABA. Muchos de los seis millones de puestos de trabajo generados por el gobierno nacional se crearon aquí. Y si mejoró el consumo en todo el país y se ocupan las vacantes en vacaciones o se llenan los restaurantes, los beneficios de esa renta también se vieron acá. Por eso en 2013 ganaron todos los oficialismos, a pesar de los signos distintos. 
–¿Cree que se puede revertir en el tiempo que queda?
–Seguro, todavía se puede. Tengo la convicción de que es la mejor propuesta. Pero acá hay que trabajar en dos tiempos: el primer objetivo es lograr que en la elección del 5 de julio el FpV sea la segunda fuerza.