08 de Febrero de 2015
Entrevista. Pablo Ferreyra y Jonathan Thea
“Hay que explicitar las falencias de la Ciudad”

Pablo Ferreyra y Jonathan Thea darán pelea en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde Seamos Libres, organización política nacida en febrero de 2014 de la fusión del Movimiento Cultural y Social Gleyzer y la Corriente de Militancia Popular Santiago el Negro Avilés (Ex Agrupación Kiki Lezcano) que se suman a los espacios que en las próximas elecciones impulsarán la candidatura presidencial de Jorge Taiana.
–¿Cómo se disputa políticamente en la Ciudad de Buenos Aires a una fuerza como el PRO, que luego de 7 años conserva un núcleo importante de votantes?
Pablo Ferreyra: –Es complejo, porque ninguna fuerza del progresismo pudo encontrar una estrategia correcta. No sirvió nacionalizar los conflictos o pegarle al macrismo donde fueron ineficientes, como tampoco la de confrontar con los porteños aislando el distrito para mostrar que van a contramano de las tendencias a nivel nacional. Entendemos que hay que trabajar por construir en la Ciudad una nueva alternativa política que recupere ese progresismo. El macrismo se apropió de algunas banderas de lo público y lo ha sabido utilizar. La estrategia debiera ser crear una nueva mayoría, una alternativa política, que venga de ampliar las bases de sustentación del kirchnerismo, que permita refundar ese progresismo porteño que hasta hace poco cosechaba una adhesión muy importante. Hay que buscar una nueva forma de llegar al ciudadano.
–El PRO logró el 65% de los votos en la elección del 2011, evidencia que, al menos, un sector del progresismo creyó que Macri podría representarlo. ¿A qué lo atribuyen y cómo creen que habría que convocar a esos sectores?
P. F.: –Claramente hace falta una agenda local, que es donde ponemos el acento. No es que evitemos discutir lo nacional, pero sí nos enfocamos en mostrar nuestra propia fuerza como una alternativa de gestión y desde la actividad legislativa denunciamos los problemas en Educación, en Salud, en Vivienda, pero además pusimos el cuerpo en la defensa de la autogestión de centros culturales, de las salas de salud, de los jardines maternales... Hay que explicitar las falencias estructurales de la Ciudad de Buenos Aires, porque la militancia resistió al macrismo en los recortes en la educación o los cambios de currícula, desde las tomas de colegios, mostrando cómo el macrismo gestiona de manera incorrecta y derivan recursos hacia el sector privado.
–¿Cuáles son las áreas con mayor déficit en la Ciudad?
P. F.: –En las políticas públicas de corte social. Ha habido un traspaso de recursos de la Ciudad a los privados, que se nota en la creación de supuestos espacios tecnológicos, de deporte, de artes, donde ya estaban instalando, dando beneficios, que lo único que hacen es fortalecer un mercado, pero que no fomentan el trabajo ni la integración ni el desarrollo de la zona en favor de los vecinos. Hay una exageración del PRO en lo destinado a publicidad o comunicación propia del PRO. En el área cultural han cerrado centros culturales y se enfocaron en grandes eventos de alto impacto, como el Teatro Colón, sin atender una política cultural descentralizada y pensada para cada comuna. No se enfocan en el vecino como un ciudadano sino como espectador, como consumidor. Lo mismo pasa en las otras áreas. En Educación, hay una constante y progresiva subejecución. Hasta en materia de seguridad fueron muy flojos. Y en un área sensible como es el urbanismo, sólo dieron soluciones cosméticas a corto plazo, como el metrobus…
–En un año electoral, ¿cómo es la relación de la juventud porteña con la militancia y cómo ven el interés en la participación?
Jonathan Thea: –En estos últimos once años de revalorización de la militancia y de acercamiento de sectores juveniles a espacios participativos, la Ciudad no le fue ajena. Y hoy, no sólo se canaliza sobre determinadas estructuras, sino que además los jóvenes participan en diversas actividades, casualmente donde la política del PRO en la Ciudad no llegó, pero también porque hubo organizaciones políticas, sociales, culturales, de todo tipo que resistimos a esta política. Hay un activo militante muy fuerte con quien todavía no pudimos encontrarnos en una alternativa electoral pero que está ahí. Lo vemos en los barrios, en las facultades, en los colegios… ahí donde se resistió.
–¿Cómo evalúan el área de Educación?
P. F.: –Hay un problema estructural de falta de escuelas, pero todo se complicó más con el sistema on line donde hubo errores muy gruesos… sobre todo en el nivel inicial nos siguen faltando más de 5.000 vacantes. Hablamos de chicos de 45 días a tres años que no tienen la posibilidad de entrar en un jardín público, y eso también fortalece a un sistema privado, donde el subsidio a los colegios privados crece año tras año, en detrimento de lo público.
–¿ Y respecto del déficit de vivienda?
J. T.: –En la calle, debatiendo con los vecinos, todos coinciden con que es uno de los grandes temas abandonados. Ahí hay que reorientar recursos y que el Banco Ciudad otorgue créditos en otras condiciones. Ha aumentado notablemente la cantidad de gente que alquila cuando se han construido cientos de miles de departamentos nuevos. Nosotros entendemos que el tema habitacional es clave, y no hablamos sólo de la necesidad de construcción de viviendas en los barrios populares, sino también, de atender las necesidades habitacionales de la clase media que hoy, a pesar de tener un salario bueno, no tiene la posibilidad de ingresar a un crédito hipotecario. La gran mayoría de las viviendas compradas en los últimos años no fueron a partir de créditos. Como planteamos en otras áreas como Salud, Cultura o Educación, también en vivienda, hay que enfocarse en la planificación de la descentralización. Es terrible ver el manejo del presupuesto de los últimos años, cómo fueron bajando algunas áreas y fueron subiendo en otras. Es notable el achicamiento del gasto en IVC (Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires).
–¿Cómo evalúan la situación económica de la Ciudad?
P. F.: –La Ciudad está absoluta e innecesariamente endeudada. Fue impactante cuando el ministro de Hacienda porteño (Néstor Osvaldo) Grindetti se presentó en la Legislatura para hablar de la deuda de la Ciudad de Buenos Aires y frente a la pregunta de cómo pensaban absorber esa deuda, fue muy claro cuando dijo que esperaban que lo hiciera “el mercado”... ¿se referiría a la mano invisible del mercado? Entonces, el escenario es que hay una constante subejecución de partidas, hay una carga de deuda a los vecinos, hay aumentos constantes del ABL, de patentes, de toda la carga impositiva, se instalan parquímetros en los barrios, donde antes no había y tenés un índice inflacionario propio y mentiroso porque lo genera la misma Ciudad. Y digo “mentiroso” porque para algunas cosas usa ése índice y para otras el del Indec. Y es curioso cómo la queja por la inflación se dispara contra el Gobierno Nacional y no contra el incide en sus impuestos. El blindaje mediático tiene que ver con eso.
–La seguridad es uno de los ejes dominantes en el discurso del PRO. ¿Cuál es la lectura que tienen del papel de la Policía Metropolitana?
P. F.: –La Ciudad se ha perdido una oportunidad impresionante de crear una policía propia, de proximidad, bien asentada en una política de seguridad democrática, de respeto de los derechos humanos, centrada en combatir específicamente delitos... había posibilidades pero se perdieron con la presencia del Fino Palacios, espionaje de por medio, y mostró su verdadera política, la del escaso sentido del diálogo, del autogobierno, donde nunca hay un interlocutor, donde sólo se reprime. Y lo hemos vivido hasta en carne propia, desde su debut. La política de seguridad del PRO se limitó a eso. Una policía que prioriza las comunas de la zona norte y que sí se mostró en los conflictos laborales y sociales – Borda, Papa Francisco– dedicada a la represión, sin capacidad de resolución de conflictos a través del diálogo. Una Metropolitana sin una concepción de respeto por lo civil o por las instituciones, que desconoce los fueros parlamentarios y ataca a los representantes elegidos por el pueblo. Pero tampoco hay que ser ingenuos, evidentemente no han tenido que pagar el costo político que esto merecía. Si hubiera sido la Federal, habría habido un escándalo político incalculable. El blindaje mediático del macrismo favorece que puedan pasar estas cosas. Y ni siquiera la Legislatura se transforma en caja de resonancia de un conflicto de estas características porque con sus aliados funcionales como Ocaña y UNEN el macrismo logró cumplir su estrategia en la Ciudad.
–¿Cómo piensan enfrentar el desafío que tienen por delante?
J. T.: –Es necesaria la construcción de un frente que incorpore distintos actores, no sólo políticos, porque la Ciudad tiene una vida de activismo importante donde aparecen organizaciones de género, culturales, sociales, deportivas, ambientales... y también incorporar a los sectores de izquierda, aquellos actores del progresismo que hoy juegan por fuera. Entendemos que el kirchnerismo, por fuerza, por potencia y por militancia, tiene que ser la estructura de ese espacio, pero que también tiene que tener la suficiente amplitud para potenciar ese armado político. Si no, seguiremos condenados a que el macrismo siga ganando en la Ciudad de Buenos Aires.
–¿Sigue creyendo que el kirchnerismo es el único frente con capacidad de diálogo y atención de los reclamos sociales?
P. F.: –Sí. Creo que el kirchnerismo puede dar curso a los reclamos. Ojalá lo comprendiera ese sector de la izquierda que ha elegido otra estrategia política que es claramente antikirchnerista. Pero en Seamos Libres convocamos a todos esos actores sociales o de la sociedad civil –sectores de género, minorías, los propios sujetos activos en centros culturales– a crear ese progresismo, porque acá la lucha muestra que hay claramente dos sectores: el de la derecha, con los sectores antipopulares, retrógrados, reticentes a los intereses populares y progresistas, y los que queremos un espacio integrador, con debate, con inclusión, con igualdad. La gran clave sería recoger también la experiencia de Alternativa Popular de desafiar los límites del propio Frente para la Victoria y, en algún punto, pensar en cómo incorporar toda una agenda de la izquierda que tiene la Ciudad de Buenos Aires a una campaña electoral.
–¿Cómo se disputa políticamente en la Ciudad de Buenos Aires a una fuerza como el PRO, que luego de 7 años conserva un núcleo importante de votantes?
Pablo Ferreyra: –Es complejo, porque ninguna fuerza del progresismo pudo encontrar una estrategia correcta. No sirvió nacionalizar los conflictos o pegarle al macrismo donde fueron ineficientes, como tampoco la de confrontar con los porteños aislando el distrito para mostrar que van a contramano de las tendencias a nivel nacional. Entendemos que hay que trabajar por construir en la Ciudad una nueva alternativa política que recupere ese progresismo. El macrismo se apropió de algunas banderas de lo público y lo ha sabido utilizar. La estrategia debiera ser crear una nueva mayoría, una alternativa política, que venga de ampliar las bases de sustentación del kirchnerismo, que permita refundar ese progresismo porteño que hasta hace poco cosechaba una adhesión muy importante. Hay que buscar una nueva forma de llegar al ciudadano.
–El PRO logró el 65% de los votos en la elección del 2011, evidencia que, al menos, un sector del progresismo creyó que Macri podría representarlo. ¿A qué lo atribuyen y cómo creen que habría que convocar a esos sectores?
P. F.: –Claramente hace falta una agenda local, que es donde ponemos el acento. No es que evitemos discutir lo nacional, pero sí nos enfocamos en mostrar nuestra propia fuerza como una alternativa de gestión y desde la actividad legislativa denunciamos los problemas en Educación, en Salud, en Vivienda, pero además pusimos el cuerpo en la defensa de la autogestión de centros culturales, de las salas de salud, de los jardines maternales... Hay que explicitar las falencias estructurales de la Ciudad de Buenos Aires, porque la militancia resistió al macrismo en los recortes en la educación o los cambios de currícula, desde las tomas de colegios, mostrando cómo el macrismo gestiona de manera incorrecta y derivan recursos hacia el sector privado.
–¿Cuáles son las áreas con mayor déficit en la Ciudad?
P. F.: –En las políticas públicas de corte social. Ha habido un traspaso de recursos de la Ciudad a los privados, que se nota en la creación de supuestos espacios tecnológicos, de deporte, de artes, donde ya estaban instalando, dando beneficios, que lo único que hacen es fortalecer un mercado, pero que no fomentan el trabajo ni la integración ni el desarrollo de la zona en favor de los vecinos. Hay una exageración del PRO en lo destinado a publicidad o comunicación propia del PRO. En el área cultural han cerrado centros culturales y se enfocaron en grandes eventos de alto impacto, como el Teatro Colón, sin atender una política cultural descentralizada y pensada para cada comuna. No se enfocan en el vecino como un ciudadano sino como espectador, como consumidor. Lo mismo pasa en las otras áreas. En Educación, hay una constante y progresiva subejecución. Hasta en materia de seguridad fueron muy flojos. Y en un área sensible como es el urbanismo, sólo dieron soluciones cosméticas a corto plazo, como el metrobus…
–En un año electoral, ¿cómo es la relación de la juventud porteña con la militancia y cómo ven el interés en la participación?
Jonathan Thea: –En estos últimos once años de revalorización de la militancia y de acercamiento de sectores juveniles a espacios participativos, la Ciudad no le fue ajena. Y hoy, no sólo se canaliza sobre determinadas estructuras, sino que además los jóvenes participan en diversas actividades, casualmente donde la política del PRO en la Ciudad no llegó, pero también porque hubo organizaciones políticas, sociales, culturales, de todo tipo que resistimos a esta política. Hay un activo militante muy fuerte con quien todavía no pudimos encontrarnos en una alternativa electoral pero que está ahí. Lo vemos en los barrios, en las facultades, en los colegios… ahí donde se resistió.
–¿Cómo evalúan el área de Educación?
P. F.: –Hay un problema estructural de falta de escuelas, pero todo se complicó más con el sistema on line donde hubo errores muy gruesos… sobre todo en el nivel inicial nos siguen faltando más de 5.000 vacantes. Hablamos de chicos de 45 días a tres años que no tienen la posibilidad de entrar en un jardín público, y eso también fortalece a un sistema privado, donde el subsidio a los colegios privados crece año tras año, en detrimento de lo público.
–¿ Y respecto del déficit de vivienda?
J. T.: –En la calle, debatiendo con los vecinos, todos coinciden con que es uno de los grandes temas abandonados. Ahí hay que reorientar recursos y que el Banco Ciudad otorgue créditos en otras condiciones. Ha aumentado notablemente la cantidad de gente que alquila cuando se han construido cientos de miles de departamentos nuevos. Nosotros entendemos que el tema habitacional es clave, y no hablamos sólo de la necesidad de construcción de viviendas en los barrios populares, sino también, de atender las necesidades habitacionales de la clase media que hoy, a pesar de tener un salario bueno, no tiene la posibilidad de ingresar a un crédito hipotecario. La gran mayoría de las viviendas compradas en los últimos años no fueron a partir de créditos. Como planteamos en otras áreas como Salud, Cultura o Educación, también en vivienda, hay que enfocarse en la planificación de la descentralización. Es terrible ver el manejo del presupuesto de los últimos años, cómo fueron bajando algunas áreas y fueron subiendo en otras. Es notable el achicamiento del gasto en IVC (Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires).
–¿Cómo evalúan la situación económica de la Ciudad?
P. F.: –La Ciudad está absoluta e innecesariamente endeudada. Fue impactante cuando el ministro de Hacienda porteño (Néstor Osvaldo) Grindetti se presentó en la Legislatura para hablar de la deuda de la Ciudad de Buenos Aires y frente a la pregunta de cómo pensaban absorber esa deuda, fue muy claro cuando dijo que esperaban que lo hiciera “el mercado”... ¿se referiría a la mano invisible del mercado? Entonces, el escenario es que hay una constante subejecución de partidas, hay una carga de deuda a los vecinos, hay aumentos constantes del ABL, de patentes, de toda la carga impositiva, se instalan parquímetros en los barrios, donde antes no había y tenés un índice inflacionario propio y mentiroso porque lo genera la misma Ciudad. Y digo “mentiroso” porque para algunas cosas usa ése índice y para otras el del Indec. Y es curioso cómo la queja por la inflación se dispara contra el Gobierno Nacional y no contra el incide en sus impuestos. El blindaje mediático tiene que ver con eso.
–La seguridad es uno de los ejes dominantes en el discurso del PRO. ¿Cuál es la lectura que tienen del papel de la Policía Metropolitana?
P. F.: –La Ciudad se ha perdido una oportunidad impresionante de crear una policía propia, de proximidad, bien asentada en una política de seguridad democrática, de respeto de los derechos humanos, centrada en combatir específicamente delitos... había posibilidades pero se perdieron con la presencia del Fino Palacios, espionaje de por medio, y mostró su verdadera política, la del escaso sentido del diálogo, del autogobierno, donde nunca hay un interlocutor, donde sólo se reprime. Y lo hemos vivido hasta en carne propia, desde su debut. La política de seguridad del PRO se limitó a eso. Una policía que prioriza las comunas de la zona norte y que sí se mostró en los conflictos laborales y sociales – Borda, Papa Francisco– dedicada a la represión, sin capacidad de resolución de conflictos a través del diálogo. Una Metropolitana sin una concepción de respeto por lo civil o por las instituciones, que desconoce los fueros parlamentarios y ataca a los representantes elegidos por el pueblo. Pero tampoco hay que ser ingenuos, evidentemente no han tenido que pagar el costo político que esto merecía. Si hubiera sido la Federal, habría habido un escándalo político incalculable. El blindaje mediático del macrismo favorece que puedan pasar estas cosas. Y ni siquiera la Legislatura se transforma en caja de resonancia de un conflicto de estas características porque con sus aliados funcionales como Ocaña y UNEN el macrismo logró cumplir su estrategia en la Ciudad.
–¿Cómo piensan enfrentar el desafío que tienen por delante?
J. T.: –Es necesaria la construcción de un frente que incorpore distintos actores, no sólo políticos, porque la Ciudad tiene una vida de activismo importante donde aparecen organizaciones de género, culturales, sociales, deportivas, ambientales... y también incorporar a los sectores de izquierda, aquellos actores del progresismo que hoy juegan por fuera. Entendemos que el kirchnerismo, por fuerza, por potencia y por militancia, tiene que ser la estructura de ese espacio, pero que también tiene que tener la suficiente amplitud para potenciar ese armado político. Si no, seguiremos condenados a que el macrismo siga ganando en la Ciudad de Buenos Aires.
–¿Sigue creyendo que el kirchnerismo es el único frente con capacidad de diálogo y atención de los reclamos sociales?
P. F.: –Sí. Creo que el kirchnerismo puede dar curso a los reclamos. Ojalá lo comprendiera ese sector de la izquierda que ha elegido otra estrategia política que es claramente antikirchnerista. Pero en Seamos Libres convocamos a todos esos actores sociales o de la sociedad civil –sectores de género, minorías, los propios sujetos activos en centros culturales– a crear ese progresismo, porque acá la lucha muestra que hay claramente dos sectores: el de la derecha, con los sectores antipopulares, retrógrados, reticentes a los intereses populares y progresistas, y los que queremos un espacio integrador, con debate, con inclusión, con igualdad. La gran clave sería recoger también la experiencia de Alternativa Popular de desafiar los límites del propio Frente para la Victoria y, en algún punto, pensar en cómo incorporar toda una agenda de la izquierda que tiene la Ciudad de Buenos Aires a una campaña electoral.