“Si hacés una corrida del dólar también sos terrorista”
Entrevista. José Sbattella. Titular de la UIF
José Pepe Sbatella es el secretario general de la Unidad de información Financiera (UIF). Recién reconfirmado en su cargo, desde los medios monopólicos lo atacaron porque tiene en sus manos investigaciones sobre la procedencia del dinero de Papel Prensa y sobre la histórica riqueza de los Mitre, dueños del diario La Nación.
Contemporáneo de la generación que fundó la FURN (Federación Universitaria de Revolución Nacional), Sbatella se encuentra entre quienes fundaron la agrupación en Económicas. Su formación en el nacionalismo popular revolucionario proviene de esos días y de la posibilidad que tuvo aquella generación de contacto directo con José Hernández Arregui o Arturo Jauretche. “Sigue siendo esa la bibliografía que utilizo: materialismo histórico y nacionalismo popular”, dice.
Militante de tiempo completo, licenciado en Economía en 1970, fue obrero metalúrgico, docente secundario y universitario. Ya en democracia trabajó en el ministerio de Economía en la Subsecretaría de Planeamiento, director de Política Fiscal, director de Rentas de la provincia de Buenos Aires, candidato a intendente de La Plata y fundador del Instituto de Estudios y Fines Económicos, desde donde hacen controles como consultores externos tercerizados con poder de policía en recaudación y que entre otras tareas audita a la Bonaerense intervenida: “Recuerdo que una noche y en silencio, les arrancamos las fotos de Camps de las comisarías”. Varios comisarios quedaron presos por esas auditorías. Con la llegada de Néstor Kirchner fue director de la Aduana hasta que lo nombraron al frente de la UIF. Allí, siguen casos, hacen reportes, pero no se ocupan de conseguir las pruebas del delito, tarea de los fiscales. “Si hay lavado, verificamos la estructura patrimonial y si hay testaferros. Si comprobamos que hay irregularidades, esos datos le sirven al juez para indagatorias, detenciones y decomiso de los bienes. Nuestro aporte es el estudio patrimonial de lo producido por el delito”, señala.
–¿Por qué considera que La Nación y Clarín intentan sacarlo de la UIF?
–Lo principal es la presunción que tienen de las implicancias prácticas que hay en el horizonte legal con las nuevas leyes de lavado y financiación del terrorismo. Se dieron cuenta de que podían entrar en riesgo. La Ley de Lavado cambió la forma de caracterizar ese delito. Antes, tenía que aparecer un encubridor que no hubiera participado en él, algo que hacía que los jueces no se ocuparan por buscarlo porque siempre buscaban lo más importante, el delito. Entonces, no había causas de lavado porque no había investigaciones de encubridores, o porque si ése mismo resultaba era cómplice, se caía la causa. Además era un delito subordinado a la aparición de delito precedente. En el estándar internacional, el delito de lavado tiene que ser autónomo. Para eso, Argentina tiene que crear un bien protegido del orden económico y financiero. Y este es el aporte de nuestra gestión. A ese orden económico y financiero lo daña toda masa de dinero proveniente de un ilícito que no prescribió. Cuando salió esta definición, todo el mundo estaba contento porque pensaron en los ilícitos que prescriben a cinco y diez años. Se hicieron la idea de lo acuñados por un potencial narcotraficante que tiene todavía en su poder dinero ilícito que daña el bien protegido noble, porque compite con el lícito. Esa imagen de que hay un delito continuo que se va generando porque hay una masa que existe y ataca ese orden, se la tenés que sacar. Entonces, hay que identificar que lava quien lo administra, o autolava si lo hizo él mismo; y corresponde el decomiso. Cuando nosotros lo explicamos, algunos jueces se dieron cuenta de que podía seguirse la línea: Papel Prensa, delitos de Lesa Humanidad, pero nadie dijo nada. Nosotros trabajamos esa ley de financiación del terrorismo. Hay varios casos de gran magnitud como puede ser el de los Iaccarino, pero también están los de compañeros, como Víctor Basterra, que fueron secuestrados, le robaron la titularidad de su propia casa y todavía no se la devolvieron.
–La ley también se aplicó en casos de represores prófugos…
–Claro. Estábamos preparando estudios patrimoniales y entramos en la causa de Jorge Raúl Vildoza, un represor prófugo acusado de delitos de lesa humanidad. Lo enganchamos por financiación al terrorismo, algo que fue toda una sorpresa para las organizaciones de Derechos Humanos. Comprobamos que había por lo menos 70 prófugos, que había familiares que los sustentaban y dijimos que cabía aplicar la ley, porque eran terroristas prófugos. Nosotros tenemos la atribución de congelar bienes sin pasar por un juez. En menos de 48 horas congelamos los bienes de todos esos prófugos. Automáticamente, diez cayeron presos porque fueron a buscar la plata y no se la quisieron dar. Eran prófugos, con nombre y apellido, estaban buscados, pero iban a buscar la plata y nadie les decía nada. Es una negligencia culposa, o inocente, habrá que ver; pero como sea, algún boludo olvidó congelarle los bienes. Y hay bienes que sostienen una vida social muy cara. Como Vildoza, que tiene bienes en Londres o Sudáfrica, lugares adonde estuvieron con nombres cambiados.
–Allí puede dudarse incluso de la muerte, porque podría haber vuelto a cambiar de nombre…
– Le dijimos a la jueza Servini de Cubría que hasta que no aparezca el cuerpo con reconocimiento del ADN, no se le puede dar nada a la familia. Hoy tienen embargados sus bienes. Respecto de Papel Prensa estábamos esperando el momento óptimo, porque había estado trabajando en eso Guillermo Moreno y no había logrado mover el amperímetro. Nosotros esperábamos el momento de ir con la denuncia de apropiación y lavado; porque el administrador de los fondos es lavador. En este caso, presentamos en diciembre el informe por autolavado al Grupo Clarín y a Bartolomé Mitre. Pedimos el embargo y decomiso de los bienes de Mitre. Ése es el quilombo.
–Suficiente razón para que Clarín y La Nación lo ataquen…
–Es que ellos saben con qué tipos pueden negociar y con quiénes no.
–En ese sentido, fue muy importante que Cristina lo haya reconfirmado en su puesto…
–Exactamente. Ellos saben que es por convencimiento. En el voto por la falta de competencia, pusieron cuatro veedores, pero ya se dieron cuenta. Para ellos es un problema estratégico. Yo voy a los Mitre desde la génesis. Es importante tener en claro cómo los Mitre hicieron mierda a los indios, a Perón, cómo participaron del golpe y cómo están operando hoy. El producto ideológico de los Mitre tiene una coherencia. Pero si funciona el sistema, aunque yo no quede, los tipos van a tener que caer porque los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles. Esto les genera un horizonte inestable que no se imaginaron nunca.
–¿Podrían quedar presos Magnetto y Mitre?
–Con el caso Hernán Arbizu no porque es un delito concreto. El juez tendría que dejarnos entrar como querellantes. Estamos pidiendo la indagatoria, la elevación a juicio y el embargo de todos los bienes por el valor equivalente a Papel Prensa en su momento; porque ofrecieron pagarle 8 o 9 millones, cuando en realidad deberían ser 250 millones. Si se hace el valor actual de los bienes, podrían perder toda la expansión.
–Con cuatro años de gestión, ¿qué cosas logró dentro de la UIF y cuáles son sus próximos objetivos?
–Logramos un cambio cultural en la administración de los bienes, en la búsqueda de la transparencia en el origen del dinero. Hoy no es tan fácil ir con un millón de dólares sin explicar cómo se obtuvo. De 2000 a 2009, hubo 6.000 reportes de operaciones inusuales. Y en cuatro años contabilizamos 88.000. Ahora necesitamos mejorar las evaluaciones del reporte, no la cantidad. La UIF se transformó en un botín apetecible, como la AFIP, porque no quieren organismos de control. Pero para eso está la voluntad política. Lo que falta es la implementación legal de todo esto, porque en la Justicia se multa pero van a tardar años porque apelan a la Corte.
–¿Cuál considera que es el mayor problema vinculado a lo económico en el país?
–Tenemos una herencia muy fuerte respecto a la convertibilidad y a la crisis de 2001 que dejó más de 50 mil millones de dólares circulando en negro. Ese número se puede sacar por los datos del Departamento del Tesoro norteamericano que cambió los billetes por el nuevo diseño, y en la Argentina cambió 50 mil millones que no estaban en el sistema.
–¿Por eso el blanqueo?
– Desde el punto de vista estratégico es eliminar un factor de riesgo a futuro. Pero el blanqueo debió enfrentar el ataque político y la desestabilización. El único delito que perdonaba el blanqueo era la evasión. Dijeron desde la oposición que quien entrara iba a ser considerado ladrón. Burdo ataque de la oposición hablando de ilegalidad, desconociendo que no se puede hacer retroactiva la ley.
–Hace poco, usted dijo que hay grupos que presiona por una devaluación. ¿A quiénes les beneficiaría?
–La Argentina tiene un esquema de tipo de cambio razonable y múltiple. El campo aguanta un cambio más bajo pero no la industria. El sector industrial necesita de un esquema de consumo interno. El beneficio de una devaluación se lo lleva el sector exportador. Y la articulación histórica se generó con un proceso de devaluación donde los tenedores argentinos con participación en la industria vieron que la convertibilidad no se sostenía, vendieron sus participaciones, clavaron a los socios extranjeros, se llevaron la guita afuera y devaluaron la convertibilidad desde afuera.
–¿Eso no establece un delito?
–Sí, en casos de corridas de mercado para desestabilizar, como le hicieron a Alfonsín. El Fondo Monetario pidió en su momento derogar la ley porque les parecía una exageración, pero nosotros les dijimos que nos interesaba que entraran todos los delitos, inclusive los informáticos. Si cortás caminos para desabastecer a la población e impedís que pasen camiones o tirás leche en los caminos, hacés terrorismo. Si hacés una corrida del dólar para desestabilizar al Gobierno, también sos terrorista. Y los medios que dan difusión para promocionar las corridas son cómplices.
–¿Puede considerarse terroristas a las 20 empresas formadoras de precios que impulsan la suba del valor de los alimentos?
–Es una discusión que hay que dar. Cuando asumí en la DGI en el ´89, descubrí archivos que dejaron los radicales e identifiqué que, cuando empezó la hiperinflación, muchas empresas dejaron de pagar sus impuestos, buscando desfinanciar al Estado. Y no volvieron a pagar hasta que arreglaron con Menem. Eso es un golpe de mercado. A De la Rúa, después, lo echaron los banqueros que se llevaron toda la guita. La gente en la calle, todo el mundo cagándose a tiros, desesperados, si eso no es terrorismo, dónde está.
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