Puiblicada en Miradas al Sur el 22/09/2013

Entrevista. Jorge Taiana

“Hay que debatir qué ciudad queremos en 15 o 20 años”

El candidato a legislador por la Ciudad de Buenos Aires que encabeza la lista del Frente para la Victoria en las elecciones de octubre revela qué hizo desde que salió del Gobierno, por qué cree que es un apoyo al Movimiento Evita, qué cambios cree que deben hacerse en la Ciudad y por qué es necesario que el FpV gane.
Su oficina en el Centro Internacional de Estudios Políticos (CIEP), sobre la porteña avenida Santa Fe, fue el lugar programado para la entrevista. En su escritorio, papeles, apuntes, un vaso de agua medio lleno, el libro Cuentas Pendientes, de Horacio Verbitsky, y una agenda compleja en la semana en la que se presentó formalmente la lista de legisladores porteños del Frente para la Victoria.
–¿A qué se debió el silencio que mantuvo desde el 2010?
–¿Silencio? No. No hubo tal silencio. Yo no lo veo así. Dejé el ministerio en 2010 y me incorporé, casi inmediatamente, a la mesa de conducción del Movimiento Evita. Es más, todavía vivía Néstor cuando el 17 octubre lanzábamos la Corriente Nacional de la Militancia con Agustín Rossi, Daniel Filmus, con el Barba Gutiérrez. Con varios compañeros más organizamos la vigilia en la Plaza de Mayo. El lanzamiento de la Corriente Nacional respondía a la idea de Néstor de comenzar a organizarse. Pero volviendo a su pregunta, me he dedicado más a la militancia, donde el año pasado asumí como secretario general. Y a la actividad académica en el CIEP, que depende de la Universidad de San Martín (Unsam), donde hice una maestría en derechos humanos y democráticos y una maestría profesional para América latina. También he viajado bastante participando en reuniones o seminarios... sí ocurre que dejé la gestión pública y tal vez no he estado en la primera plana de los diarios, pero yo creo en que he estado activo.
–¿Quién le pidió que encabezara la lista? ¿Puede considerarse un apoyo al Movimiento Evita?
–Surgió de conversaciones con los otros dirigentes de la capital, con los candidatos a senadores y diputados nacionales y obviamente conversando también con la Presidenta, con quien nunca se interrumpió el diálogo. Así se eligen las candidaturas. Respecto de lo segundo; sí, creo que el Movimiento Evita tiene una gran importancia a nivel nacional y se decidió fortalecer la presencia en Capital. En la conducción decidimos que yo debía asumir esta responsabilidad, no para fortalecer al Evita sino para fortalecer al peronismo, desarrollando una política de diálogo con los distintos sectores, de consecuencia con los más humildes, y eso lo vamos a defender, pero al mismo tiempo, hay amplios sectores medios con los que nos tenemos que expresar, conversar y ver qué propuestas salen. Porque además ésos fueron también beneficiados con este proceso y coinciden con nuestra mirada.
–Hace poco dijo que “había que escuchar al vecino”. ¿A que se refería puntualmente?
–Creo que hablé de “escuchar al porteño”. Y me gusta más hablar de “porteños”, que es como nos identificamos nosotros y es una categoría que nos iguala a todos. Y remarco eso por muchas razones: ésta es una ciudad de tres millones de habitantes con una posición bastante definida en conceptos, opiniones, respecto del tipo de ciudad, de país y de vida que queremos. Por cuestiones históricas, los porteños siempre hemos tenido una singularidad con cierta diferencia respecto del pensamiento nacional. Por el sentimiento de identidad y por la idea de autonomía, tiene otra posición respecto del gobierno nacional; mucho más por su relación con el peronismo, mayoritario en el país. Sin embargo, la mayoría de porteños comparten muchos de los valores, de las visiones, que se expresan históricamente en el peronismo y que hoy están presentes en el Frente para la Victoria. Hay un sentimiento de solidaridad, una visión de que el Estado tiene que tener un rol activo en la organización de la economía y de la vida cotidiana, comparte la lucha contra la opresión, la valoración del trabajo y de la producción, de los derechos humanos, una evaluación positiva de la integración regional y de la condición latinoamericanista así como de las políticas de inclusión. Con mayoría de sectores en clase media o media-baja, el porteño tiene muchos puntos de contacto y cercanía con la recuperación de derechos que lleva adelante la Nación, y es por eso que me parece que un diálogo más profundo con los porteños es un buen punto de partida para una campaña. El primer paso para los políticos debe ser escuchar, sobre todo si buscamos representar, sumar voluntades. Conocer sus necesidades, visiones, dudas, perspectiva y dialogar sobre cómo construir una ciudad mejor, es central. Buenos Aires es una ciudad muy politizada, asiento de los poderes nacionales; indudablemente toda la elección está en cierta medida sobredeterminada por la política nacional. Creo que en distintos sectores de centro, pero también de izquierda, hay un electorado que tiene mucha cercanía a las visiones del FpV, aunque no lo han votado y cuya opinión se puede revertir.
–¿Coincide con que el FpV, desde un principio, ha tenido grandes dificultades para comunicar?
–Dado un proceso de transformación de la sociedad, todo debate es importante para la construcción. Pero si entendemos además que en ese proceso la oposición política cuenta con la mayoría de los medios más importantes y más tradicionales en oposición a la actuación del gobierno nacional, se presenta un marco muy lejano a la posición del Gobierno, y muy cercano a un poder concentrado donde el debate político se hace más complejo. Así y todo, no sé si demuestra sólo un problema de comunicación... a mí me parece que es un tema también de política... de cómo encararla, y me parece que tenemos que poner el acento en el futuro y no sólo contar lo que se hizo... aunque se haya hecho mucho en diez años. Por supuesto que lo que se hizo sirve como respaldo y creo que hay un balance claramente muy positivo, pero me parece que el electorado, en las legislativas, tiende a moverse más pensando a futuro y son elecciones con mayor dispersión del voto. Muchos piensan que, justamente como no están en juego cargos nacionales, es el momento de buscar “equilibrios”.
–Pero en esta vuelta, la Presidenta salió a dar un fuerte apoyo a sus candidatos...
–Es que yo creo que esa visión que promueve la dispersión del voto no es la mejor para un proceso de cambio y transformación. Las elecciones son importantes todas porque detrás del proceso electoral, que concretamente se limita a los representantes del Poder Legislativo en distintos niveles, también aparece un debate político fuerte acerca del fortalecimiento del proceso de cambio, que lleva ya diez años y que debe mantener la perspectiva de continuidad política. Y si hay materias pendientes, seguir transformando.
–Retomando aquello de los supuestos equilibrios, ¿coincide en que en la discusión por Ganancias se ha revelado una oposición que sólo busca obstaculizar?
–Sí, la mayoría de ellos, aunque no todos... Eso es un hecho interesante, muestra cómo un reclamo que era planteado por la oposición finalmente a la hora de tener una oportunidad de votarlo, no lo hacen. La verdad, que es una pena porque es una forma de limitar bajando el número de aprobación... y es una ley que tiene un amplio respaldo y que está muy bien que se haya podido llevar adelante.
–Teniendo en cuenta todo lo que ha hecho Cristina, ¿a qué atribuye que haya habido un descenso sin escala hacia Massa en la provincia?
–Quizás tenga que ver con el ejercicio de política... con cierta sorpresa en el oficialismo por la salida de Massa. Yo creo que es un error político de Massa y de los que lo siguen... Es una lástima perder a una serie de dirigentes que venían colaborando con este modelo y que decidieron apartarse. Yo creo en este proceso de cambio y hay que apostar a fortalecerlo.
–¿Cree que algunos como Cariglino estaban agazapados esperando la posibilidad de salirse?
–Puede ser, pero eso siempre pasa. Siempre hay un sector marginal, separado, que aprovecha distintos movimientos buscando beneficiarse. Pero eso es parte de la campaña de la provincia de Buenos Aires y yo no voy a disputar un espacio allí. Sin embargo, creo que la lógica a seguir es pensar qué voto fortalece más las posibilidades de continuar y de profundizar el proceso que está en la sociedad, para que beneficie a los trabajadores, la industria y que avancen las luchas contra la exclusión, que disminuya el trabajo en negro que es muy alto, que se defienda el empleo de los argentinos, que se defienda la vigencia de los derechos humanos y que se luche por la justicia social. Y esos valores, hoy están en el Frente para la Victoria, que tiene un mandato por dos años más y va a seguir cumpliendo la voluntad popular con la agenda para la que fue elegida. Acá se trata es de dar o no un respaldo más fuerte a esa tarea, desde la función legislativa.
–Hace poco habló de serios problemas de infraestructura y de gastos económicos excesivos en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cómo ve la Ciudad?
–El gobierno de Macri concibe a esta ciudad más como una isla en el medio de la nada que como una ciudad que es parte de la Argentina. Y no es una metáfora sino que es estrictamente así. Hay que ver a la Ciudad como parte de un área metropolitana integrada, que es lo que en la práctica no hizo el macrismo, dejando muchos conflictos irresueltos en los últimos años. Han quedado problemas importantes sin resolver, como es el tema de las inundaciones, el de la basura, el del transporte... y estoy hablando de problemas que afectan, en distinto nivel, prácticamente a todos. Temas que requieren de toda una visión que no han desarrollado ninguno de los dos Macri que gobiernan, ni el de la Ciudad ni el de la Zona Norte del Conurbano; incapaces incluso de articular entre ellos. Y aquí la segunda paradoja: una ciudad vista como una isla que, siendo rica –tiene un producto bruto interno per cápita propio de un país– no tiene ni la calidad de servicios ni la calidad de vida propia de una ciudad desarrollada. Entonces complican las cosas para los tres millones de personas que viven en ella y para los que entran a trabajar, que son unos dos millones más y que además contribuyen enormemente a la producción, al consumo y a la riqueza de la Ciudad...
–Contrario a lo que dice Macri, que propone que el que viene del Conurbano se lleve su basura en una bolsita...
–Por favor... Gran parte de la riqueza de la ciudad está basada en el trabajo y en el consumo que se genera en ella. Y es necesario concebirla integrada. Curiosamente, aunque la Ciudad de Buenos Aires acompaña el crecimiento nacional, la inversión directa es bastante más baja que la que ha hecho el gobierno nacional. Y eso que aquí está resuelta una base de infraestructura elemental donde, mayoritariamente, todos tienen electricidad, agua corriente, gas, cloacas, pavimento. ¿Faltará un 1%? Con la Presidenta hablábamos el otro día sobre la Villa 31, por ejemplo, donde el convenio con AYSA dará agua corriente y cloacas a 12 mil de los 60 mil habitantes. Y falta, claro; pero no es La Matanza o González Catán o Laferrere, donde la infraestructura está mucho menos desarrollada, y donde para avanzar se tienen que enfrentar necesidades que tienen efecto inmediato sobre temas como la salud pública. La Ciudad de Buenos Aires tiene esa base y lo que requiere es una planificación de largo plazo. Hay que debatir qué ciudad queremos tener en 15 o 20 años y no sólo en el corto plazo. Y esto es importante construirlo con los distintos sectores políticos y productivos.
–¿Qué posición tiene respecto del proceso de licitación de la basura, donde se habla de contratos hasta el 2024 y de aumentos de costos que llegan a los 30.000 millones de pesos?
–Es preocupante que en el proceso licitatorio para la prestación del servicio de recolección de basura en la Ciudad estén los mismos empresarios de los últimos diez años, en que el costo se multiplicó por diez, el servicio no muestra mejoras sustanciales y cada vez revela mayores deficiencias. El problema de la basura no se soluciona con esta licitación. Todavía hay una ley de “basura cero” que encuentra muchas dificultades para aplicarse. Sigue pendiente la separación de origen, que es la forma de avanzar radicalmente en esto; un tema que también habrá que encarar.
–En una ciudad con un Ejecutivo que abusa del poder de veto, ¿qué cosas se pueden hacer desde la Legislatura por temas como ése, o como vivienda y salud?
–La falta de actividad del Gobierno de la Ciudad en el tema viviendas sociales es preocupante. Por eso es importante que la Nación, con todo el debate que esto implica, avance con Pro.Cre.Ar. Es necesaria la construcción de viviendas en la ciudad donde hay un déficit enorme, sobre todo en los sectores más bajos. No hay posibilidad de acceso a la vivienda en la ciudad de Buenos Aires si no se tiene un ingreso medianamente alto. La oferta del Banco Ciudad para los créditos para la vivienda es enormemente limitada. No hay crédito suficiente y no hay una estrategia pensada para ése sector. Pero además, eso tiene que ver con otro problema como es la creciente fragmentación de la ciudad, que marca una fisura norte-sur que tiende a agravar la desigualdad. Las políticas nacionales de hoy han logrado disminuir la desigualdad y disminuir el índice GINI; mientras que en la CABA tiende a agravarse. Eso no debiera ser así. Y la Legislatura tiene que ser el ámbito donde se debatan estas cosas. Hay que jerarquizar el debate para que tenga más peso político y evitar el veto. Con algo más de 100 vetos estamos hablando de un poder político no muy fuerte en la Legislatura. Por la manera en que se ha usado el derecho del Ejecutivo pareciera que las decisiones de la Legislatura tienen poco peso. Y hay que recuperarlo. En el tema de salud, son muchos los factores a considerar. Estuvimos recorriendo hospitales y hablando con el personal municipal donde las políticas que se usaron no entienden la Salud como un derecho. Necesitamos buenos servicios que se atiendan en varios lugares y de fácil acceso. Hacen falta hospitales donde no haya esperas con tiempos bíblicos... pero hoy se mira la salud sólo desde la eficiencia económica y de recursos, sectorizando la oferta, especulando con poder registrar que alguien en algún lugar de la Ciudad podría tener acceso a ese servicio; algo que en la realidad no sucede. Y si uno habla con los porteños, no están satisfechos con la salud pública de la Ciudad. Y acá aparece otro tema: la mayoría utiliza el mantenimiento de la Salud pública, sea porque tiene obra social, porque tiene seguro privado o porque son de PAMI. Puede que algunos vayan al hospital público por los convenios, pero todos necesitan atención pública para las emergencias; entonces, todos tienen algún en interés. Pero además hay un punto importante a plantear que no depende estrictamente de la Ciudad, que es la necesidad de que la Superintendencia de Salud tenga delegaciones dentro de la Ciudad, como tienen las provincias. Si usted tiene que hacer un reclamo de una obra social o del PAMI o de un seguro privado de salud, acá tiene que ir a la Plaza de Mayo. Eso es un obstáculo para la calidad de la salud.
–¿No podría pensarse que nos ha obligado a todos los porteños a destinar fondos a la salud privada porque “dejaron secar” el hospital público?
–Hay un sector público, un sector de obra social sindical y un sector privado; y la articulación de esos tres sectores es fundamental para hacer un mejor uso de los recursos en salud. Obviamente que si usted deja que el sector publico decaiga, está afectando el conjunto del sistema y es más difícil para la articulación y probablemente esté directa o indirectamente beneficiando al sector privado. Pero además hay que resolver que el hospital público no sólo atiende a mucha de la gente que menos tiene y a personas cercanas a la Ciudad, sino que el hospital público es el gran medio en donde se forman los especialistas. Las cátedras, las especializaciones están en los hospitales públicos. Que sean buenos no refiere sólo a la buena atención general sino también a la excelencia en la formación de profesionales para atender todo el sistema de salud. Y lo digo porque a veces pareciera que hay quienes se desentienden de todo esto y sostienen que “si yo tengo prepaga y pago lo mío, no necesito del sistema público...” y no es así; es una visión equivocada.
–Hablemos de la Metropolitana. Desde el principio, ha demostrado una instrucción poco democrática –represión al Borda incluida– donde no se respetan ni los fueros parlamentarios. ¿Qué cree que se debe hacer con una Policía que no entiende la democracia y que es capaz de disparar sobre gente desarmada?
–Reprimir en un hospital psiquiátrico fue tremendo. No caben calificativos. Recibió naturalmente la repulsa de casi todos los sectores políticos. Es algo verdaderamente difícil de entender. Y es uno de los tantos procesamientos del jefe de Gobierno actual. El tema de la formación es central; y me da la impresión que de la Policía Metropolitana emana la manera más tradicional de la vieja policía. Y ahí los argentinos tenemos experiencia, por cierto negativa, que nos parece indicar que éste no es el mejor camino... Pero hay experiencias en la Argentina de buenas prácticas policiales que se podrían imitar.
–¿Y puede presionar un legislador?
–Claro que sí. Un legislador puede abordar el tema de la instrucción de la Policía Metropolitana. Y es un tema que merece debatirse porque está en juego la vida de todos.
–¿Cómo cree que debería integrarse la Ciudad al proyecto de nación y al contexto regional?
–En líneas generales, hay decir un par de cosas. Primero, que la diferencia que ha aislado a la Ciudad respecto de la Nación por la falta de incorporación de la Ciudad a varias decisiones del proyecto nacional ha producido una debilidad del crecimiento de la Ciudad. No creo que se haya “preservado” sino que desde el macrismo le han impedido ofrecer más y mejor, por ejemplo, en lo referente a la inclusión. Otro punto básico es que Buenos Aires siendo una de las capitales latinoamericanas más importantes, yo creo que la mejor, por el peso específico de su densidad cultural social, política, económica. Por lo tanto, es imprescindible que esté mejor orientada en su relación con otras ciudades de la Nación, del Mercosur, de América latina y del resto del mundo. Buenos Aires tiene convenios con ciudades importantes, pero le falta desarrollo en la integración regional. Y esto tiene que ver no sólo con cuestiones sociales o culturales, como hablar de llevar tango a San Pablo o traer samba... sino, por supuesto, con lo económico y con lo educativo. Buenos Aires es una ciudad que tiene un nivel de producción, de captación de recursos y de capacitación muy importantes; y es necesario que esos recursos se estén pensando, produciendo, generando ideas, innovación y propuestas. Hace falta que se tenga en perspectiva el fortalecimiento de la integración regional. La Ciudad tiene una fuerza, una energía, que podría poner al servicio de la integración y que no está aprovechado, en proceso productivo, en lo social, en lo cultural y también en lo político. El Gobierno de la Ciudad, en los últimos seis años, ha limitado a la Ciudad a una política que no prioriza el encuentro con la región. Un error consecuente con otro tipo de visión política.
–Finalmente, ¿cómo vio la construcción de la colectora que encabeza Pablo Ferreyra?
–Tenemos varios años de pelear por este proyecto y de llevarlo adelante. Sabemos qué es lo que estamos haciendo y sabemos qué es lo que vamos a hacer. Quienes se quieran sumar y apoyar a otros niveles, son bienvenidos. Trabajaremos juntos para lograr un mejor resultado con la lista de diputados y de senadores nacionales, y competiremos para la representación local donde nosotros creemos que tenemos 10 años de apoyo a este proyecto y varios años de construcción.
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