Entrevista. Roberto Feletti.
“Las medidas responden a 10 años de políticas en favor de los trabajadores”
“Las medidas responden a 10 años de políticas en favor de los trabajadores”
El diputado por el Frente para la Victoria Roberto Feletti, al frente de
la Comisión de Presupuesto y Hacienda, analiza la suba del mínimo no
imponible para el Impuesto a las Ganancias, el gravamen a la renta
financiera y la reapertura de canje de deuda a los fondos buitre.
Además, reflexiona sobre los logros del Gobierno Nacional y sobre los
desafíos que deberá encarar hacia el futuro.
–¿En qué medida las decisiones tomadas esta semana por el Gobierno responden a la profundización del proyecto o a una reacción tras el resultados de las PASO?
–Acá hay varios temas: para empezar, tanto la política de desendeudamiento como la política de ingresos en favor de los trabajadores son políticas de Estado que este Gobierno ha llevado adelante a través de 10 años. No es que “de pronto el Gobierno decide algo”, sino que tiene que ver con una elección de políticas en favor de los trabajadores. Si se observan las dos ofertas de canje, la del 2005 y la del 2010 con la contención de quita y con la reestructuración del 93% de la deuda en default, se identifica claramente que se trata de una política de largo plazo. Si durante 10 años consecutivos hubo una negociación paritaria con salarios al alza, si hubo Asignación Universal por Hijo (AUH), una política de inclusión y de aumento de las jubilaciones, también se advertirá allí que hay una política a largo plazo. Además, fue antes de las elecciones que la Presidenta incrementó la AUH en un 35%, que viene funcionando el mecanismo de negociación paritaria con salarios al alza, que funciona la ley de movilidad previsional con aumentos donde, sumando ambos casos, se llegará al 32%; fue también antes de la elecciones que se lanzó la recuperación del mínimo no imponible de Ganancias para la que se destinaron 8.300 millones de pesos que fueron de las arcas fiscales al bolsillo de los trabajadores… Esto no es nuevo; no es repartir caramelos porque hay una elección; no. Este Gobierno no se maneja así. Hubo cambios, pero es curioso: parece que si se evalúa la elección y se escucha el reclamo de los trabajadores, es demagogia; y si no, es soberbia. ¿Siempre lo que se hace está mal? No es así.
–¿Y cómo impactó el resultado electoral?
–Después de una elección siempre hay una revisión y en base a eso se toman decisiones. Y es bueno decirlo, la Presidenta pidió dialogar con los sectores empresariales y sindicales, a fin de evaluar una modificación importante del mínimo no imponible de Ganancias que afectaba a un 20% del movimiento obrero, reclamos del propio movimiento obrero. No está mal que la Presidenta haya tomado el reclamo y haya decidido profundizar en la corrección del impacto de ese impuesto sobre los trabajadores. Y hay que remarcar: redujo a menos de la mitad la cantidad de trabajadores que debían pagarlo. Se bajó del 20% a menos del 10%. Nadie puede dudar que este gobierno ha tenido, a lo largo de 10 años, una política de mejora de los ingresos, consecuente y constante, sobre los sectores populares de este país. Así como ocurrió con en los sectores mayores, en el sistema provisional. Recordemos que cuando el kirchnerismo llegó al gobierno, había sólo 3,6 millones de beneficiarios previsionales y hoy hay casi 6 millones. Es este gobierno el que, además de una política de creación de puestos de trabajo, tuvo una política de salarios al alza; tanto en paritarias como en la elevación del salario mínimo, elevando el salario mínimo que por entonces era de $200, que ahora alcanza los $3.300, y que va a llegar a $3.600. Es este gobierno el que tuvo una política de protección de niñez y adolescencia, donde la AUH alcanzó a cubrir a aquellos que no eran alcanzados por el salario familiar. Así, hoy en un hogar, abuelos, padres e hijos están cubiertos por algún ingreso. Entonces, mal se puede decir que esto responde a una necesidad electoral. Se trata de una política de gobierno. Y la política de desendeudamiento, también ha sido una constante de este gobierno.
–Una de las objeciones que surgieron durante la campaña de las PASO es que el Gobierno remarcara lo que se hizo en lugar de lo que queda pendiente. En ese sentido, ¿qué desafíos pendientes cree que marcarán la agenda del Gobierno Nacional?
–El Gobierno tiene varios desafíos: por un lado, la necesidad de mejorar la inserción regional en Sudamérica. Debemos lograr, sobre todo con Brasil que es nuestro principal socio comercial, un intercambio más equilibrado para mejorar la solvencia de las cuentas internas. Hay que tener muy en cuenta que dos tercios de la industria argentina se exportan a Sudamérica. Otro desafío es la energía; y el Gobierno desde el desequilibrio que se inició en 2010, ha encarado políticas al respecto como la recuperación de YPF, la centralización de hidrocarburos, o el acuerdo con Chevron para explotar Vaca Muerta. La energía es un vector de competitividad para esta Argentina. La provisión de energía es fundamental para la industria, y nos enorgullece pertenecer a un gobierno que no eligió ser competitiva con los salarios. Para ser claro, nosotros exportamos autos con trabajadores de la industria automotriz mejores pagos de la región. Entonces, en la búsqueda de vectores de competitividad, aparece la necesidad de mejorar la ecuación de divisas de la energía. Proveer energía barata es el desafío por delante. Prestemos atención cuando algunos dicen: “Hay que buscar competitividad”, y esconden que una forma de lograrlo es devaluar y que se deprecien los salarios. Porque ése no es el rumbo que eligió este gobierno. El camino que eligió este gobierno es el de una Argentina competitiva, que exporta industria con trabajadores bien pagos. El tercer punto es una discusión sobre la inversión y la tasa de ganancia empresarial. Es decir, cuánto es lo que los empresarios quieren ganar y en cuánto tiempo pretenden recuperar la inversión. Pensemos que alguien que quiere, por ejemplo, importar una maquinaria y pretendiendo recuperarla en dólares en tres años, estamos hablando de un empresario que se imagina una tasa de ganancia del 33%... y eso no lo aguanta ninguna economía. Lo que tenemos que discutir es un proceso de inversión donde el Estado pueda ofertar energía barata; donde se ocupe de mantener el mercado interno, algo que hace con su política de ingreso, y donde los empresarios entiendan que cualquier proceso de recuperación de inversión debe estar pensado en plazos de ocho o diez años, y no de tres o cuatro. Es decir hablar de una tasa de ganancia, en moneda dura, compatible con el crecimiento económico. Para mí, son esos los tres desafíos principales: mejorar la relación comercial regional, lograr un mayor desarrollo en la producción de petróleo y gas, que es nuestra principal matriz energética, y negociar con el empresariado una tasa interna de retorno que sea compatible con el funcionamiento de una economía armónica.
–Respecto de los holdouts, ¿qué opina de la reapertura de las negociaciones con los fondos buitre y las apreciaciones de la Cámara de Estados Unidos para quienes “la Argentina es un deudor recalcitrante”?
–La frase denigrante está inscripta en la relación que Estados Unidos establece articulando sobre toda la región, para condicionar a los gobiernos con distintos mecanismos, en este caso financieros. Nosotros respondemos, como bien dijo la Presidenta, que somos un país que ha pagado siempre. Éste es un gobierno que ha reestructurado el 93% de la deuda, que viene cumpliendo sus acuerdos, que ha pagado significativamente deuda, pero además una deuda para nada comparable con las de los países desarrollados, que en algunos casos es superior a la que alcanzó la Argentina cuando llegó a los 132 puntos del PBI, cunado alcanzó el default. Creo que deberían ser más moderados… salvo que los Estados Unidos no consideren que su emisión monetaria descontrolada de dólares que se quintuplicó en los últimos diez años, no se adeuda contra el tesoro norteamericano… o no la piense pagar. Estados Unidas es una nación endeudada, como también lo son España, Inglaterra, Grecia…
–Sin embargo, no son perseguidos con embargos a sus aviones presidenciales ni barcos, embajadas o fondos como han hecho con la Argentina…
–No, porque así funciona el sistema financiero internacional. Y es muy importante la decisión del Gobierno de no endeudar al país en volúmenes relevantes y de tener un cuidado extremo en la relación con el sistema financiero internacional, sobre todo por su costado político. El endeudamiento es un mecanismo de condicionar políticas internas. Esto es lo que hay que tener en cuenta. Si no, sería bastante ilógico suponer que acuerdos de países que lograron una propuesta de pago, con un volumen de deuda de casi 80 mil millones de dólares, con la adhesión del 93% de sus acreedores que apostaron por el país, pudieran ser desbaratados por una maniobra especulativa de un fondo que tiene menos del 0,01%. Nadie puede poner en tela de juicio la reestructuración de una deuda soberana, y tampoco si fuera privada, que ha sido aceptada por el 93% de los acreedores y donde, además, la Argentina viene cumpliendo puntillosamente, desde el 2006 para acá. Ahí es donde se articula el sistema financiero con su condicionante político, y si no, ¿a quién están protegiendo? ¿Al 93% de los acreedores de la Argentina que aceptaron su propuesta y que además la viene cumpliendo o a esa maniobra especulativa del 0,01% que es lo que genera volatilidad? En el sector financiero, la volatilidad es buena porque amplía los márgenes de ganancia, pero también el condicionante político. Dicho además, si miramos el embargo sobre la Fragata Libertad, quedaron categóricamente demostradas las razones de la Argentina.
–La Presidenta mencionó un eventual cambio de lugar de pago de los bonistas, en lugar de Nueva York que sea en la Argentina. ¿Porqué se decidió oportunamente aquello y por qué aceptarían un cambio como el anunciado?
–Primero hay que recordar que este gobierno ni endeudó al país ni defaulteó. Entonces sí, el contexto inicial se enmarca en que los bonos fiscales estaban emitidos con leyes estadounidenses. Como Argentina quería salir del deafult, y estaba ofreciendo una propuesta de pago con una fuerte quita, como además incorporaba un hecho novedoso que era pagar con crecimiento, lo que se conoce como Cupón PBI, era razonable que el domicilio de pago fuera el del banco pagador, el banco agente, el de Nueva York. También como un mecanismo de inducir a aceptar el canje. Recordemos que la Argentina, en el momento que defaultea cargaba con el default más voluminoso de la historia económica. Y la Argentina sale de eso ofertando una quita importante donde el banco pagador, aunque no se encarga de garantizar, sí ayudaba que fuera el agente de canalizar esos pagos. Un eventual cambio de domicilio beneficiaría a los acreedores, a los bonistas que aceptaron el canje, a quienes apostaron por el país y a quienes les está yendo bien, para impedir justamente que estas maniobras especulativas pudieran desbaratar el pago de un servicio.
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