Publicada en Miradas al Sur del 07/07/2013

Curas palotinos, aún sin paz

El jueves se cumplió el 37º aniversario de la masacre de San Patricio en la que asesinaron a dos curas palotinos y a dos seminaristas en la parroquia ubicada en Estomba 1942, del porteño barrio de Belgrano.
Junto a los cuerpos baleados de Alfredo Leaden, Pedro Duffau y Alfredo Kelly y de los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti sus asesinos dejaron en tiza los mensajes: “Por los camaradas dinamitados en Seguridad Federal, Venceremos, Viva la Patria” y “Estos zurdos murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes y son M.S.T.M”, siglas del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.
El diario La Nación del día siguiente publicaba como una crónica un texto de un comunicado del Comando de la Zona I del Ejército que identificaba a los asesinos como “elementos subversivos” y explicitaba que la brutalidad de estos hechos “demuestra que sus autores, además de no tener Patria, tampoco tienen Dios”.
Las investigaciones estuvieron a cargo del juez Guillermo Rivarola, pero poco pudo saberse hasta que, 13 años después, el periodista Eduardo Kimel investigó el tema. Con la información obtenida, Kimel publicó el libro La masacre de San Patricio (Ed. Lumen, 1989). Allí, revela el accionar de marinos comandados por Antonio Pernías donde también participaron el teniente de Fragata Aristegui y el suboficial Cubalo, entre otros. Una sobreviviente de la ESMA, Graciela Daleo, dijo que “Pernías se jactaba de haberlos asesinado”. Kimel denunciaba también la inacción de Rivarola. Por un párrafo, este juez de la dictadura le inició un juicio por calumnias e injurias. En primera instancia se lo absolvió; en una segunda instancia se lo halló culpable, algo que confirmaría la Corte Suprema. Hasta el 2009, el único sentenciado por el asesinato de los palotinos era el periodista que había investigado el caso. Pero en la última instancia, frente a la Corte Interamericana de Justicia, se lo absolvió y se ordenaría al Estado Argentino suspender la sentencia e indemnizar a Kimel. Por este caso, se reformó el artículo sobre calumnias e injurias para casos de interés público. La normativa para despenalizar esos delitos es conocida de modo informal como “Ley Kimel”. A Kimel lo absolvieron en el 2009, murió en el 2010. Todavía no hay un juicio que haya esclarecido los hechos y encontrado a los culpables.
Al cumplirse 30 años de la masacre, dirigió la misa Bergoglio, quien prometió gestionar la canonización de los curas. Este fue el primer 4 de julio con Papa argentino, pero la misa esquivó recordarlos. Algunos representantes de la comunidad cuestionan la diferencia que se ha hecho entre seminaristas y curas. “Fueron cristianos que murieron siguiendo el camino de Jesús. El hecho de que ni siquiera estén enterrados juntos no es una buena señal”, señaló Juan Pablo Young, codirector del documental 4 de julio, basado en las investigaciones de Kimel.
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