Publicada en Miradas al Sur del 17/06/2012

Entrevista. Nila Heredia Miranda. Ex ministra de salud de boliviaDe visita en nuestro país, donde participará de la próxima Cumbre Social del Mercosur, la ex titular de la cartera sanitaria del gobierno de Evo Morales dice que el objetivo principal en la región es bajar la mortalidad infantil.
      
Organizada por la Comisión de Salud Internacional, la Agrupación Raúl Laguzzi y la Asociación de Profesionales Paraguayos en la Argentina, y siguiendo una modalidad de cursos y talleres, durante el viernes y el día de ayer, distintos especialistas locales e internacionales analizaron en seminarios las problemáticas que rondan al acceso a los servicios de salud y a la construcción de la ciudadanía, previo a la próxima Cumbre Social del Mercosur que se realizará en Mendoza a fin de mes.
Una de las principales invitadas fue Nila Heredia Miranda, coordinadora de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (Alames) y ex ministra de Salud de la república plurinacional de Bolivia, quien habló con Miradas al Sur.
“Se está dando un debate interesantísimo en el ámbito de la Salud en toda la región, sobre todo, en lo vinculado a lo económico y sanitarista. Hoy en Latinoamérica, si nos atenemos a los indicadores, en todos los países ha mejorado la salud. Pero eso no significa que se esté bien. Todavía hay muchas inequidades.”
Heredia habla pausado y bajito, pero cada palabra tiene una importante carga de energía. Escucha, sonríe y responde: “La salud es un tema social, no técnico; y por eso es político”. Aunque optimista por los avances, algunas problemáticas le quitan por momentos la sonrisa: “En Bolivia, hemos logrado bajar los índices de mortalidad infantil mucho, pero siguen siendo altísimos: pasó del 54% al 45% en seis años, y deberíamos estar en menos del 10; eso refleja que sigue habiendo desigualdades”. Aunque entiende que las estadísticas esconden precisiones al tomar promedios, “y aunque en muchas áreas el índice es mucho menor, en zonas cercanas a las minas de Potosí, la mortalidad infantil llega a picos del 90%”.
Sin embargo, entiende que ha habido mejoras importantes en toda la región impulsadas por el Alba y el Unasur “al generar espacios y relaciones diferentes a las impuestas por Estados Unidos”, y lamenta algunas limitaciones: “Hay países renuentes a sumarse por temor a represalias económicas”.
Señaló también que, en Bolivia, se está viviendo un momento de grandes conquistas populares en el área Salud “y algunos cambios se irán viendo de a poco por la resistencia cultural que implican”.
Nila nació en Uyuni, una ciudad de Potosí donde la economía está basada en la extracción de uno de los salares más grandes del país. A los siete años se trasladó con su familia a La Paz. Militó entre los cuadros juveniles Partido Revolucionario de los Trabajadores de Bolivia (PRT-B) y en el Ejército de Liberación Nacional (ELN) contra todas las dictaduras. Estaba militando cuando recibió el embate de saber sobre el asesinato del Che. “En Bolivia estaba toda la CIA. Los veías por todos lados”, dijo. Sufrió la tortura estando detenida por la dictadura de Hugo Banzer Suárez y debió exiliarse en Perú. Su compañero de vida era argentino y es hoy uno de los desaparecidos del Plan Cóndor. “Recuerdo que poco tiempo antes, cayó una patota entre los que había interrogadores argentinos. Él había sido militante del ERP.”
Finalizó sus estudios de Medicina en la Universidad Mayor de San Andrés donde se recibió de cirujano especialista en Salud Comunitaria. “Cuando yo estudiaba, éramos cuatro las mujeres en Medicina, hoy más de la mitad son mujeres”.
Años de postergación e injusticias hicieron que al recordar el día de la asunción del presidente Evo Morales, sus ojos se llenaran de lágrimas. “Evo estaba tan emocionado… Tanta lucha… Y eso recién empezaba. Recuerdo cuando me convocó; hasta el momento en que firmé como ministro de Salud estaba esperando que me dijeran que no iba a ser posible.”
Según Nila, uno de los mayores desafíos actuales para Bolivia es la integración. Pero que todavía queda mucho por hacer, sobre todo en Salud: “Se ha definido como prioridad y con una lógica transversal, una política de salud, familiar, comunitaria e intercultural; porque ocurre que tenemos 36 naciones, cada una con una forma distinta de entender su desarrollo (…) y aunque haya puntos de encuentro, la medicina debe incorporar esa concepción pluricultural. Los equipos médicos deben entender que cuando atienden a una persona están atendiendo a un sujeto con vivencias, con otras visiones, con pensamientos y con miedos; y romper con esa cultura es muy difícil en la teoría y mucho más en lo concreto”.
La ex ministra de Salud de Bolivia señala así que una de las mayores resistencias se esgrimen en las universidades, donde se enseña a trabajar en hospitales de alta complejidad, de una manera tan estructurada que, cuando deben atender en zonas rurales, se ven limitados. Es por eso que están tratando de ayudar a los médicos a entender que “en Salud, puede haber otros saberes además de los académicos tradicionales; obviamente, nadie está en contra de la tecnología, pero se trata de entender y aceptar que hay un los otros”.