“Es tiempo de empezar a pasar las banderas”
Elogió la decisión del gobernador Daniel Scioli por el revalúo de las tierras rurales, habló de la coparticipación, del problema de la basura, de la vieja política y del lugar que ocupa hoy la juventud.
“No puede ser que un
vecino de Lanús, o de cualquier otro municipio urbano, pague más por una
pequeña propiedad que un campo que produce miles y miles de dólares. Es de una
caradurez extrema que pretendan vivir de una tierra como la bonaerense sin
pagar en consecuencia ¿Por qué un obrero de Lanús tiene que aportar
proporcionalmente más que un productor agropecuario? Esta es una cuestión en la
que no se puede ceder”, subraya Darío Díaz Pérez sobre el revalúo del impuesto
inmobiliario rural y la reforma fiscal encarada por el gobierno provincial. Con
una población de 480 mil habitantes en una superficie de 48 kilómetros
cuadrados, Lanús es uno de los municipios más densamente poblados del conurbano
bonaerense. Una multitud de pequeñas y medianas empresas lo ubican como el
cuarto distrito más industrializado de la provincia. ¿En qué medida lo
beneficia la reforma impositiva? “Más que el revalúo de las tierras rurales, lo
que nos ayuda es el incremento de la recaudación por las modificaciones que
alcanzan a las empresas de cable y a las telefónicas. Esto último es lo que
ayudará al conurbano, porque el revalúo rural va a los municipios del
interior”, explica Díaz Pérez.
-Sin embargo, hay
intendentes del interior provincial que no acompañaron… -Son los que no forman parte del partido de gobierno, los que reclaman una mayor coparticipación y más fondos para obras públicas, pero a la hora de acompañar una readecuación impositiva que busca una carga tributaria más equitativa se quedan miran desde afuera. Están para recibir, pero cuando hay que poner el pecho, no aparecen.
-¿Es justo el actual esquema de coparticipación municipal que se aplica en la provincia?
-Es un tema complejo. El actual esquema beneficia a las intendencias de mayor superficie, como son las del interior provincial, distritos que, en general, tienen tejidos urbanos chicos y medianos. El esquema de reparto debería ponderar la densidad poblacional. Lanús, por ejemplo, tiene la mayor concentración en la menor superficie. En un nivel más amplio, habría que preguntarse porqué no se coparticipan los ingresos por minería y petróleo... Los municipios recibimos a muchos compatriotas que han sido desplazados por la industrialización de los campos. ¿No deberíamos recibir mayores aportes por la soja…?
-¿Se pueden concretar obras estructurales con los recursos propios de los municipios?
-Hoy, es imposible. Del presupuesto anual de Lanús, que ronda los 500 millones de pesos, un 60 por ciento está destinado al pago de salarios, un 23 por ciento a la recolección de residuos y un 7 por ciento a iluminación y gastos básicos. Con el 10 por ciento restante debemos sostener nueve unidades sanitarias con guardias permanentes, especialidades y ambulancias; además de un centro polivalente, unos veinte jardines infantes con comedores donde concurren unos cuatro mil pibes y una amplia estructura cultural. Todo eso con apenas el 10 por ciento del presupuesto. Con recursos propios se puede acompañar las inversiones nacionales y provinciales; por ejemplo, con una unidad sanitaria, una escuela, una guardería, pero hasta ahí…. Cuando hablamos de obras estructurales, estamos hablando de inversiones muy grandes, que son una apuesta a la gobernabilidad local. Hay que poner mucha plata en los municipios, mucha inversión en la base. Si no tomamos ese camino, nos condenamos a conflictos gravísimos.
PLANIFICAR EL DESARROLLO. El tema de la basura que se produce en el área metropolitana es una cuestión que gana cada vez más espacio en la agenda pública y que, durante los últimos años, se convirtió en una fuente permanente de conflicto entre los municipios del Gran Buenos Aires y el gobierno porteño. “El primer problema que dispara la Ciudad de Buenos Aires es no tener lugar para la disposición final. La ley obligaba a Macri a minimizar el volumen que envía a la provincia. Como no lo hizo, se le aumentó el precio por tonelada. Macri debe tomar conciencia de la necesidad de hacerlo y sacarse de la cabeza que puede pagar por contaminar. La Ciudad de Buenos Aires genera seis mil toneladas por día. Es una locura. La dirigencia porteña debería tener la valentía de decirle a su gente que debe aprender a convivir con las plantas de tratamiento. ¿Si el gobierno porteño quiere pagar menos que recicle. Nosotros lo estamos haciendo con los municipios de Avellaneda, Lomas y Esteban Echeverría”, señala Díaz Pérez.
-Basura, transporte, seguridad son temas, en el contexto del área metropolitana, que exceden el ámbito de cada jurisdicción…
-Lo que se debe generar es un organismo suprajurisdiccional con respaldo legislativo propio para impulsar políticas globales. Si no lo hacemos, no tenemos destino. No puede ser que cada vez que nos ponemos a discutir estas cuestiones, la silla del gobierno porteño esté vacía. ¿Acaso el Riachuelo pueda recuperarse sin el compromiso de la Ciudad de Buenos Aires…? Seguro que no.
-Usted, alguna vez afirmó que el vecino define su voto por el barrido y el bacheo…
-Cuando recibí la intendencia, me encontré con que hacía más de veinte años que las reparaciones de la calle se cubrían con pintura de brea. Hoy, una cuadra de hormigón con cordón-cuneta cuesta 700 mil pesos. ¿Cómo hago con el presupuesto municipal? Para encarar este tipo de obras es imprescindible la ayuda del gobierno nacional y de la provincia.
-¿Cuál es el déficit habitacional en Lanús y cómo lo está resolviendo?
-En Lanús hay 35 villas, cuatro de ellas son muy grandes y el resto asentamientos. Los estamos reconvirtiendo. La vivienda es esencial. Si no trabajamos sobre eso no hay estabilidad productiva, no hay equidad, no hay proyección educativa, no hay integración y ni seguridad. Hay que trabajar por el ordenamiento urbano, planificado, con infraestructura sanitaria y educativa.
VALOR AGREGADO. “La incorporación de Gabriel Mariotto como vicegobernador le aportó un ingrediente positivo a la provincia; una mirada más nacional. Eso puede generar algunos roces y ciertas dudas en algunos dirigentes. De cualquier forma, quienes abrevamos en este proyecto nacional estamos contentos con la forma en que Daniel Scioli acompañó a Néstor y, ahora, a Cristina. Mariotto aporta elementos distintivos, tanto en los objetivos finales como en la posibilidad de revisar temas y objetivos ya instalados.
-¿En qué temas específicos aporta Mariotto un mirada distintiva?
-Por ejemplo, en seguridad. Allí hace falta incorporar otra visión. Con la que veníamos trabajando no alcanza. Los políticos tenemos que hacernos cargo del tema. No lo podemos dejar en manos de los técnicos y de la propia policía. La dirigencia no puede hacerse la distraída. Más allá de los esfuerzos que está realizando Scioli, debemos incorporar otra mirada…
-Algunos afirman que es necesario focalizar el diseño de la política en materia de seguridad en los municipios…
-La conducción de la policía debe estar en manos del poder civil; y la operatividad cerca de los gobiernos locales. Con el historial de crisis políticas y debilidades económicas que arrastran los municipios, cuesta imaginar una fuerza policial regionalizada controlada por los municipios. No se trata sólo de cuestiones económicas. Sería interesante tener policías regionales, como ocurre en España, donde se complementan dos fuerzas: una comunal, como la que tenemos nosotros para la atención de contravenciones menores, y una para delitos mayores. Creo fuertemente en la policía judicial. En síntesis, lo que estamos impulsando es el debate que propone Mariotto. Insisto en una fórmula esencial: que la conducción de la policía bonaerense debe estar en manos de un civil y su operatividad cerca de los gobierno locales.
-De cara a las elecciones de 2013, ¿cómo analiza el momento político del peronismo bonaerense?
-El peronismo tiene una gran capacidad para generar, regenerar y consolidar cuadros políticos que dan tranquilidad a las estructuras organizadas. El proyecto nacional se consolidó como una cultura y no creo haya argentino que acepte dar un paso atrás en todo lo que se avanzó. En estos años hemos aprendido a valorar al trabajo como eje vertebrador. Esto viene a cuento porque la desocupación generó un fenómeno muy fuerte de marginalidad, que también afectó a los cuadros políticos. Esa marginalidad se expresa en una rémora que apuesta a la rosca política para trabar el crecimiento de otros con políticas clientelistas. Esos viejos rosqueros están en vías de extinción.
-Esto nos lleva a la cuestión de la formación de cuadros políticos…
-La diferencia, entre aquellos jóvenes que militábamos en la JP en el ‘73 y los sectores juveniles de hoy, reside en que los viejos nos miraban con desconfianza. El Estado no nos acompañó. Es más: nos persiguió, y de la peor manera después de la muerte de Perón. Hoy, el Estado está comprometido con la militancia de los jóvenes. En nuestra estructura hay concejales de la Juventud Peronista y de La Cámpora. En Lanús, esa juventud ocupa cargos en la estructura de gobierno. Son funcionarios que ponen los recursos municipales a disposición de emprendimientos destinados a la juventud. Todos los fines de semana hay trabajos voluntarios y solidarios. Para el Estado de hoy, la juventud no es el enemigo, sino el impulsor. Como dijo la presidenta, es tiempo de empezar a pasar las banderas.