"Muchas veces los hijos son víctimas del odio que se tienen las parejas"
La licenciada Ana Rozenbaum, especialista en psicoanálisis de niños, analiza la violencia familiar que toma como botín de guerra a los niños. Primero fue el caso Candela, donde se habló de venganza hacia la madre o el padre. Y ahora, del caso del chico asesinado en Lincoln. ¿Cómo afecta a la sociedad un hecho así?
Parecería que se trata de una vendetta; un caso donde se toma como objeto de castigo al niño; como en una maldición bíblica, donde se mata a los primogénitos. Lo terrible es que haya ocurrido en 2011, cunado ya han pasado siglos y la civilización ha cambiado mucho”, define la licenciada Ana Rozenbaum, especialista en psicoanálisis de niños y adolescentes (integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina), cuando analiza el caso de Tomás Santillán (9), asesinado con dos goles fortísimos en la cabeza el último
15 de noviembre. El fiscal de la causa, Javier Ochoaizpuro, imputó a Adalberto Raúl Cuello (38), ex pareja de Leonora, la mamá de Tomás, de quien estaba separada. El fiscal tiene indiciosa través de testigos que dan fe de la hipotética mala relación de Cuello con su ex y con Tomás, pero espera completar las priebas testimoniales con pruebas científicas para seguir avanzando. “Aquí, murió un niño… y murió en manos de un adulto. Un niño que no se puede defender. Un ser indefenso, totalmente dependiente ¿Qué se puede suponer de aquel que está para cuidarlo, protegerlo, educarlo, quererlo?… y por otro lado, una madre se ha quedado sin hijo. Ése es uno de los peores duelos que pueda existir. Y tanto es así que no existe nombre para este duelo. Porque cuando se muere el marido o la esposa, se es viudo; cuando se pierde a los padres, se es
huérfano; pero el que pierde un hijo ¿qué es?”
-¿Qué pasa con los niños en situaciones de violencia?
-Tomás tiene un hermanito, con la misma madre. ¿Qué creen que le pasará a este niño si llega acomprobarse que su padre mató a su hermano?¿En quién va a confiar? Aquí la hipótesis y aquí una realidad indiscutible: ése chiquito está muerto y no fue un accidente.
-¿Es común que un padre esté celoso de un niño, su hijo, por la relación con su mujer?
-Si es cierto lo que se presume hasta ahora, que pudo haber sido el padrastro, remarquemos que entonces se trata de una persona muy perturbada... En toda pareja, en algún momento, aparecen los celos por los hijos. El padre se siente desatendido, se siente incómodo, nota que su pareja está abocada al bebé… y se convierte en otro bebé. A medida que el niño crece, todo se va armonizando. Cuando ocurre que el niño no es hijo de uno de los dos integrantes de la pareja, los celos aumentan. Es como que empiezan las rivalidades sobre a quién le dedica más tiempo, a quien quiere más… pero son conflictos inherentes a la condición humana. Y depende el cómo se vayan
tratando las relaciones.
-¿Y en este caso qué fue lo que ocurrió?
- Parece haber llegado al extremo. Ya habían sufrido experiencias de violencia previa. Y a veces ocurre que no se llegan a denunciar, por miedo, por vergüenza… a veces por parte de la madre, pero a veces por parte del niño. Y es descubierto por el pediatra cuando se lleva al niño por una consulta, sea en un hospital o en consultorio privado. Muchas veces los adultos amenazan a los niños con que si cuentan va a ser peor. Y se inicia un círculo vicioso siniestro.
- ¿Qué hay en la cabeza de quien daña a un niño?
-Esto es obra de alguien que está muy perturbado. Es obra de un psicótico que acude a una lógica distinta, a una no lógica. Alguien que pasa directamente al acto... Porque sentimientos hostiles, broncas, tenemos todos los seres humanos. Y en una pareja, puede haber desavenencias o peleas. Ypueden decirse cosas muy feas… pero una cosa es pensar, fantasear, decirse y otra cosa pasar a la acción. Freud dijo hace muchos años que el primer hombre que lanzó un insulto en vez de una piedra, inventó la civilización.
-¿Es común que un adulto tome como objeto a un niño?
-Antiguamente, el niño era considerado un objeto. Era ‘una cosa’ que pertenecía a los padres, quienes podían hacer lo que quisieran con ese objeto, que era un ‘no ser’ y que recién iba a ser persona cuando creciera. Este es un caso extremo, pero los hay en menor grado, más sutiles, donde el hijo es utilizado para proyectar determinadas situaciones, que están dirigidas, en verdad, al ex cónyuge y donde no se diferencia entre el niño y el adulto destinatario. Algo que además, es vil, porque es mucho más fácil de hacer; se actúa sobre alguien totalmente indefenso. Por ejemplo cuando tratan de ensuciar a la otra parte para lograr cierta preferencia. Eso es algo que los niños padecen muchísimo.
-¿Se puede evitar que afecte a los niños la separación?
- Teniendo en cuenta que cada pareja es diferente y que no hay dos situaciones iguales, diría que en general, cuando la pareja se separa, o está en eso, deberían consultar a un profesional para ver cómo manejar esta situación delante de los chicos.
-¿Los chicos notan que los padres se van a separar?
- Claro, lo perciben. Aparecen temores, se sienten amenazados, se preguntan con quién se van a quedar viviendo y empiezan a fantasear una serie de cuestiones vinculadas con la pérdida. Si la pareja consulta, si son aconsejados por un psicoanalista, un médico o hasta un asistente social, es muy probable que encuentren el camino. Y es importante
remarcar que siempre es mejor hablar los temas que llevarlos a la acción. Para eso está la terapia.
-Mucha gente tiene miedo de lo que pudiera surgir si se dice todo, cara a cara.
-Al principio puede que se generen turbulencias, pero luego se calman. En el peor de los casos se maneja en tribunales donde se puede discutir hasta la tenencia. Una pareja cuando se separa tiene dos temas por resolver: uno son los bienes materiales, y otra bien distintas son los hijos…Pero el caso de Tomás, excede todo. No sé qué hubo antes, pero esto es odio. Y muchas veces los hijos son víctimas del odio que se tienen su parejas.
-¿Cómo repercuten estos temas particularmente en su consultorio?
-En estos casos hay algo más, muy importante y es la repercusión social que tienen. Cuando ocurrió el caso Candela, todos los pacientes niños que tengo llegaron aterrorizados. Se planteaban si eso les podía pasar a ellos. La sociedad entera se tiene que conmover y cuidarlos.
15 de noviembre. El fiscal de la causa, Javier Ochoaizpuro, imputó a Adalberto Raúl Cuello (38), ex pareja de Leonora, la mamá de Tomás, de quien estaba separada. El fiscal tiene indiciosa través de testigos que dan fe de la hipotética mala relación de Cuello con su ex y con Tomás, pero espera completar las priebas testimoniales con pruebas científicas para seguir avanzando. “Aquí, murió un niño… y murió en manos de un adulto. Un niño que no se puede defender. Un ser indefenso, totalmente dependiente ¿Qué se puede suponer de aquel que está para cuidarlo, protegerlo, educarlo, quererlo?… y por otro lado, una madre se ha quedado sin hijo. Ése es uno de los peores duelos que pueda existir. Y tanto es así que no existe nombre para este duelo. Porque cuando se muere el marido o la esposa, se es viudo; cuando se pierde a los padres, se es
huérfano; pero el que pierde un hijo ¿qué es?”
-¿Qué pasa con los niños en situaciones de violencia?
-Tomás tiene un hermanito, con la misma madre. ¿Qué creen que le pasará a este niño si llega acomprobarse que su padre mató a su hermano?¿En quién va a confiar? Aquí la hipótesis y aquí una realidad indiscutible: ése chiquito está muerto y no fue un accidente.
-¿Es común que un padre esté celoso de un niño, su hijo, por la relación con su mujer?
-Si es cierto lo que se presume hasta ahora, que pudo haber sido el padrastro, remarquemos que entonces se trata de una persona muy perturbada... En toda pareja, en algún momento, aparecen los celos por los hijos. El padre se siente desatendido, se siente incómodo, nota que su pareja está abocada al bebé… y se convierte en otro bebé. A medida que el niño crece, todo se va armonizando. Cuando ocurre que el niño no es hijo de uno de los dos integrantes de la pareja, los celos aumentan. Es como que empiezan las rivalidades sobre a quién le dedica más tiempo, a quien quiere más… pero son conflictos inherentes a la condición humana. Y depende el cómo se vayan
tratando las relaciones.
-¿Y en este caso qué fue lo que ocurrió?
- Parece haber llegado al extremo. Ya habían sufrido experiencias de violencia previa. Y a veces ocurre que no se llegan a denunciar, por miedo, por vergüenza… a veces por parte de la madre, pero a veces por parte del niño. Y es descubierto por el pediatra cuando se lleva al niño por una consulta, sea en un hospital o en consultorio privado. Muchas veces los adultos amenazan a los niños con que si cuentan va a ser peor. Y se inicia un círculo vicioso siniestro.
- ¿Qué hay en la cabeza de quien daña a un niño?
-Esto es obra de alguien que está muy perturbado. Es obra de un psicótico que acude a una lógica distinta, a una no lógica. Alguien que pasa directamente al acto... Porque sentimientos hostiles, broncas, tenemos todos los seres humanos. Y en una pareja, puede haber desavenencias o peleas. Ypueden decirse cosas muy feas… pero una cosa es pensar, fantasear, decirse y otra cosa pasar a la acción. Freud dijo hace muchos años que el primer hombre que lanzó un insulto en vez de una piedra, inventó la civilización.
-¿Es común que un adulto tome como objeto a un niño?
-Antiguamente, el niño era considerado un objeto. Era ‘una cosa’ que pertenecía a los padres, quienes podían hacer lo que quisieran con ese objeto, que era un ‘no ser’ y que recién iba a ser persona cuando creciera. Este es un caso extremo, pero los hay en menor grado, más sutiles, donde el hijo es utilizado para proyectar determinadas situaciones, que están dirigidas, en verdad, al ex cónyuge y donde no se diferencia entre el niño y el adulto destinatario. Algo que además, es vil, porque es mucho más fácil de hacer; se actúa sobre alguien totalmente indefenso. Por ejemplo cuando tratan de ensuciar a la otra parte para lograr cierta preferencia. Eso es algo que los niños padecen muchísimo.
-¿Se puede evitar que afecte a los niños la separación?
- Teniendo en cuenta que cada pareja es diferente y que no hay dos situaciones iguales, diría que en general, cuando la pareja se separa, o está en eso, deberían consultar a un profesional para ver cómo manejar esta situación delante de los chicos.
-¿Los chicos notan que los padres se van a separar?
- Claro, lo perciben. Aparecen temores, se sienten amenazados, se preguntan con quién se van a quedar viviendo y empiezan a fantasear una serie de cuestiones vinculadas con la pérdida. Si la pareja consulta, si son aconsejados por un psicoanalista, un médico o hasta un asistente social, es muy probable que encuentren el camino. Y es importante
remarcar que siempre es mejor hablar los temas que llevarlos a la acción. Para eso está la terapia.
-Mucha gente tiene miedo de lo que pudiera surgir si se dice todo, cara a cara.
-Al principio puede que se generen turbulencias, pero luego se calman. En el peor de los casos se maneja en tribunales donde se puede discutir hasta la tenencia. Una pareja cuando se separa tiene dos temas por resolver: uno son los bienes materiales, y otra bien distintas son los hijos…Pero el caso de Tomás, excede todo. No sé qué hubo antes, pero esto es odio. Y muchas veces los hijos son víctimas del odio que se tienen su parejas.
-¿Cómo repercuten estos temas particularmente en su consultorio?
-En estos casos hay algo más, muy importante y es la repercusión social que tienen. Cuando ocurrió el caso Candela, todos los pacientes niños que tengo llegaron aterrorizados. Se planteaban si eso les podía pasar a ellos. La sociedad entera se tiene que conmover y cuidarlos.