“Yo me quiero casar por Iglesia, pero mi novia prefiere el perfil bajo”
Más íntimo que nunca, recibió a GENTE en su coqueto departamento del Palacio de los Patos junto a la VJ Mecha Iñigo, su pareja. Y habló de todo: de sus internaciones, su renacimiento, su próximo disco, su visita a Gustavo Ceratti, la relación con su madre, con su hijo y su familia y la posibilidad de cambiar su estado civil, que parece cada día más concreta.
Más íntimo que nunca, recibió a GENTE en su coqueto departamento del Palacio de los Patos junto a la VJ Mecha Iñigo, su pareja. Y habló de todo: de sus internaciones, su renacimiento, su próximo disco, su visita a Gustavo Ceratti, la relación con su madre, con su hijo y su familia y la posibilidad de cambiar su estado civil, que parece cada día más concreta.

Bromea todo el tiempo, y explica que ese estado de ánimo positivo se debe a que ya recuperó en gran forma y con velocidad asombrosa su motricidad fina. Explica que siente que al piano ya lo tiene totalmente dominado y que mejoradía a día el manejo de la guitarra. Está afectuoso, pide todo por favor y agradece con muy buena onda cada gesto de aprecio. En especial si viene de su chica...
- Empecemos hablando de amor. ¿Es cierto que con Mecha están pensando en
casamiento?
- Como todos los músicos soy romántico me quiero casar por iglesia y todo. Pero ella detesta el circo. Ya veremos. Mecha es fundamental para mi vida. Hace dos años y pico que no meto la mano en el bolsillo para sacar un peso. Ella maneja todo: habla con los
técnicos, con el contador, con los managers, que es algo que puede ser muy tedioso. ¿Ves esas carpetas? Están llenas de datos, buenos y malos. Es muy ordenada. Si llegué a recuperarme también fue por la mano de ella. Sé que no es lo mío discutir con un contador o un empresario; pierdo al toque. Todos hablan con Mecha y yo, por supuesto, me entero de todo. Pero no puedo poner un precio a mi laburo. La música no fue inventada para ganar dinero. Hoy veo que la música no progresa, imita…
- Fuiste a ver a Ceratti ¿Cómo lo viviste?
- Fue muy emotivo... Al recital vinieron sus familiares y les dediqué una canción. A él fuimos a verlo con Pedro (Aznar) que llevó una guitarra acústica… y le cantamos ahí mismo Rezo por vos. Aparentemente está bien. Yo creo en los milagros... o ponele la palabra que quieras, pero estoy seguro de que él está dormido y espero que despierte.
-¿Es la música lo que te mantiene vivo?
- Sí. Además de ser una terapia para el humor, para la inteligencia. Estoy más permeable a conocer cosas nuevas que en la etapa de Say no more, que como su título lo dice: “¡Callate!” Yo estaba así. Vivía en una burbuja. Muchos músicos viven en una burbuja. Y tal vez ahora también lo estoy, pero en otra burbuja, más amplia, más pacífica.
- Siempre fuiste un vanguardista ¿qué lugar tiene hoy para vos esa
búsqueda?
- Quiero crear algo poli rítmico.Estoy tratando de componer algo en una base de cuatro compases (rock), y superponerle una de tres (vals): A los 12 compases, eso explota. Se vuelve una cosa re-coherente. Un ritmo misterioso. En la música clásica hay algo de poliritmia. Me gusta elegir las notas. Por eso, el próximo disco lo sueño yendo a Alemania a grabar el chelo, la viola y el violín con todo el sonido ambiente del Deutsche Staatsope. Y después, ir a Nueva York y poner toda la maquinaria pesada: la banda. Serían tres líneas paralelas que van desde el cerebro atravesando toda la médula espinal. Siempre estoy tratando de hacer algo nuevo.
- Cuando mirás hacia atrás ¿qué te gusta?
- Algunas cosas que hice, como cuando escribí Alicia en el país… sobre “morsas y tortugas”, me estoy refiriendo a Onganía e Illia. Y eso de “un río de cabezas” y que nada es legal... Muy lindo disco. Originalmente había pensado una tapa como la de The Wall. Hay un mito que quiero aclarar: Rasguña las piedras, no se trata de un muerto que peleaba por salir ¡Nada que ver! ¡Es la pared! Decía: “Detrás de las paredes que ayer te han levantado”. Y como en la película, Rasguña las piedras le habla a alguien que está del otro lado de la pared.
-¿Cómo superaste la etapa de las internaciones?
-Mi primera internación fue la peor. Me metió mi familia ahí. La clínica era poco seria y el médico un chanta. No te curan de nada en ese lugar. Cuando me iba el tipo me dice: “prométeme que no vas a tomar nunca más nada” y yo le dije: “¿Esto es la curación?”.
-¿Sigue la angustia?
-No. La última vez que sentí mucha angustia, fue cuando fui al Muro de los lamentos, en Israel. Me duró varios meses. Un lugar donde me dieron un premio como embajador de la paz. Eso me involucró mucho. Y aunque no entendés el idioma, las costumbres son totalmente distintas, hay gente que dice que está todo bien y muy cerca se están matando.
- ¿Qué hiciste cuando tuviste enfrente ese muro?
- Apoyé las manos con todo el peso de mi cuerpo, y puse la cabeza contra el muro. Yo no creo en ciertas cosas, pero me acordé del monolito de la película 2001, odisea del espacio; y me dije: “Si esto hace algo, vamos a poner todo el empeño para que funcione”.
- Siempre dijiste que creías en Dios pero no la forma en que concebíamos su existencia ¿Cambió algo en vos?
-Cada vez estoy más convencido de que Dios es el universo en sí mismo, que se expande y parece no tener fin. No creo que estemos hechos a imagen y semejanza ni tampoco lo del castigo o la joda bárbara del cielo. Si existió Cristo, lo importante es el mensaje que dejó. Y se hubiera sido humano, mejor todavía. Dio su vida por sus creencias.
-Conociste el cielo y el infierno varias veces...
- Sí...El infierno lo conocés cuando sos adicto. En algún momento creés que la podés dominar, pero no. Ahora está lleno de drogas sintéticas, una porquería. Esas cosas que parecen no hacer nada y son muy dañinas. El que las hace sabe muy bien lo que hace. No las prueben. En algún momento, te estrellás contra la pared. Y cambiás o reventás... Mirá, otra vez la pared.
- Alguna vez dijiste que odiabas a tu vieja. Después hiciste un tema
que se llama Kill my mother (“Maten a mi madre”) ¿Cómo es hoy tu relación con ella?
- Yo querría animarme y verla. Y a toda la familia. Siempre sentí que ella tenía buenas intenciones pero que se mandaba macanas muy jodidas. Recuerdo cuando me internó que la vi llorando... con todo este circo y quedándose con todo mi patrimonio… qué se yo. Me llevaron al peor lugar. Hoy creo que no sabía lo que hacía. Y no descarto la posibilidad de que nos veamos. Con mi hermano Dany, ya nos vemos cada tanto y hay una relación auténtica.
-¿Y con tu hijo, Migue?
-Ahora, calmada. Pero cuando vea que toma el buen camino, volveremos a juntarnos... es que es como yo. Eso puede ser una bendición o una maldición. Dependerá de la inteligencia o del corazón. Un pibe que canta y toca así debe hacerlo profesionalmente. Tiene dos discos buenísimos. Pero como solista, lo primero que dijo es: “¡Quieto o te mato!”. Entiendo la rebeldía, yo también fui así. Pero cuando puedo canalizar mi locura
a través de la música, está todo bien. Tocar música es lo mío. Fluye. Eso es lo más!
- ¿De qué te sentís verdaderamente orgulloso?
- Me siento orgulloso de llevar intacto el espíritu de los 60s en una época de renacimiento. Estoy orgulloso de que a los 60 puedo seguir tocando canciones de los 60s. Te voy a dar una primicia: El próximo disco se llamará: 60x60. Va a ser una caja con los dos números: uno gigante con un diseño Flower Power y el otro, muy actual. También vamos a sacar un DVD y quiero hacer una película.
- En tu show aparecen Badía y Graciela Borges. Con ella te diste un piquito y él subió al escenario con el brazalete Say No more y te dijo: “Te amo, Charly”. ¿Cómo lo viviste?
- Fue súper emotivo. Son dos grandes de verdad. A Badía lo conozco desde que tengo uso de razón rockera. Siempre tuvimos muy buena química. Y él tiene mucho que ver con lo que se hizo en este país. Él vio el potencial de Sui Generis. Fue pionero de los programas donde se tocaba en vivo. Ellos son dos grandes… como Palito (Ortega). Y eso que yo tenía un concepto equivocado de él. Vio algo bueno en mí y se jugó ¡Me llevó a vivir a su casa, loco! La familia no podía venir y estábamos custodiados por la policía, pero adentro era el jardín del Edén… Le estoy muy agradecido. Supuestamente, él era mi enemigo musical. ¿Te acordás? Era el rock contra la música comercial. Y ahora hasta he podido oír su música de otra manera. En esa casa hasta tiene un estudio con luz natural...
- Ahí grabaste con la Negra Sosa ¿la extrañás?
- Mucho. Ella era muy compinche con todos nosotros. Arriesgó mucho y también los roqueros hicimos lo nuestro. Pero pasa esto: la vida junta a la gente que tiene instinto de evolución y que no le tiene miedo al fracaso.
-Fuiste concertista clásico, ahora incorporaste tres cuerdas… ¿Sentís que te falta un Teatro Colón?
-No lo pensé para el Colón. Siento que estoy en una etapa en la que no me falta nada. Si hasta tengo sorpresas de la vida que nunca imaginé… Pero el Colón es el hogar de la música clásica... bueno, y soy un músico clásico (piensa un poco)… Me gustaría llevar al Colón la música que hago con las cuerdas.
- ¿Te sentís el símbolo del rock nacional?
- Un día hablando con Morris me dijo: “El rock nació mal” (se ríe con ganas)... ¡Buenísimo!.. Estoy agradecido por poder vivir de la música. Pero no me animé a meterme en esto hasta que vi por televisión a Los gatos. Ése fue el primer shock. Y después: Almendra. Por eso cuando me dicen: “Sos lo más grande”; yo respondo: “Vemos”. Porque tal vez yo estoy más en boga, pero Lito (Nebbia) y Spinetta son lo mejor. Ellos le pusieron poesía al rock.
- Empecemos hablando de amor. ¿Es cierto que con Mecha están pensando en
casamiento?
- Como todos los músicos soy romántico me quiero casar por iglesia y todo. Pero ella detesta el circo. Ya veremos. Mecha es fundamental para mi vida. Hace dos años y pico que no meto la mano en el bolsillo para sacar un peso. Ella maneja todo: habla con los
técnicos, con el contador, con los managers, que es algo que puede ser muy tedioso. ¿Ves esas carpetas? Están llenas de datos, buenos y malos. Es muy ordenada. Si llegué a recuperarme también fue por la mano de ella. Sé que no es lo mío discutir con un contador o un empresario; pierdo al toque. Todos hablan con Mecha y yo, por supuesto, me entero de todo. Pero no puedo poner un precio a mi laburo. La música no fue inventada para ganar dinero. Hoy veo que la música no progresa, imita…
- Fuiste a ver a Ceratti ¿Cómo lo viviste?
- Fue muy emotivo... Al recital vinieron sus familiares y les dediqué una canción. A él fuimos a verlo con Pedro (Aznar) que llevó una guitarra acústica… y le cantamos ahí mismo Rezo por vos. Aparentemente está bien. Yo creo en los milagros... o ponele la palabra que quieras, pero estoy seguro de que él está dormido y espero que despierte.
-¿Es la música lo que te mantiene vivo?
- Sí. Además de ser una terapia para el humor, para la inteligencia. Estoy más permeable a conocer cosas nuevas que en la etapa de Say no more, que como su título lo dice: “¡Callate!” Yo estaba así. Vivía en una burbuja. Muchos músicos viven en una burbuja. Y tal vez ahora también lo estoy, pero en otra burbuja, más amplia, más pacífica.
- Siempre fuiste un vanguardista ¿qué lugar tiene hoy para vos esa
búsqueda?
- Quiero crear algo poli rítmico.Estoy tratando de componer algo en una base de cuatro compases (rock), y superponerle una de tres (vals): A los 12 compases, eso explota. Se vuelve una cosa re-coherente. Un ritmo misterioso. En la música clásica hay algo de poliritmia. Me gusta elegir las notas. Por eso, el próximo disco lo sueño yendo a Alemania a grabar el chelo, la viola y el violín con todo el sonido ambiente del Deutsche Staatsope. Y después, ir a Nueva York y poner toda la maquinaria pesada: la banda. Serían tres líneas paralelas que van desde el cerebro atravesando toda la médula espinal. Siempre estoy tratando de hacer algo nuevo.
- Cuando mirás hacia atrás ¿qué te gusta?
- Algunas cosas que hice, como cuando escribí Alicia en el país… sobre “morsas y tortugas”, me estoy refiriendo a Onganía e Illia. Y eso de “un río de cabezas” y que nada es legal... Muy lindo disco. Originalmente había pensado una tapa como la de The Wall. Hay un mito que quiero aclarar: Rasguña las piedras, no se trata de un muerto que peleaba por salir ¡Nada que ver! ¡Es la pared! Decía: “Detrás de las paredes que ayer te han levantado”. Y como en la película, Rasguña las piedras le habla a alguien que está del otro lado de la pared.
-¿Cómo superaste la etapa de las internaciones?
-Mi primera internación fue la peor. Me metió mi familia ahí. La clínica era poco seria y el médico un chanta. No te curan de nada en ese lugar. Cuando me iba el tipo me dice: “prométeme que no vas a tomar nunca más nada” y yo le dije: “¿Esto es la curación?”.
-¿Sigue la angustia?
-No. La última vez que sentí mucha angustia, fue cuando fui al Muro de los lamentos, en Israel. Me duró varios meses. Un lugar donde me dieron un premio como embajador de la paz. Eso me involucró mucho. Y aunque no entendés el idioma, las costumbres son totalmente distintas, hay gente que dice que está todo bien y muy cerca se están matando.
- ¿Qué hiciste cuando tuviste enfrente ese muro?
- Apoyé las manos con todo el peso de mi cuerpo, y puse la cabeza contra el muro. Yo no creo en ciertas cosas, pero me acordé del monolito de la película 2001, odisea del espacio; y me dije: “Si esto hace algo, vamos a poner todo el empeño para que funcione”.
- Siempre dijiste que creías en Dios pero no la forma en que concebíamos su existencia ¿Cambió algo en vos?
-Cada vez estoy más convencido de que Dios es el universo en sí mismo, que se expande y parece no tener fin. No creo que estemos hechos a imagen y semejanza ni tampoco lo del castigo o la joda bárbara del cielo. Si existió Cristo, lo importante es el mensaje que dejó. Y se hubiera sido humano, mejor todavía. Dio su vida por sus creencias.
-Conociste el cielo y el infierno varias veces...
- Sí...El infierno lo conocés cuando sos adicto. En algún momento creés que la podés dominar, pero no. Ahora está lleno de drogas sintéticas, una porquería. Esas cosas que parecen no hacer nada y son muy dañinas. El que las hace sabe muy bien lo que hace. No las prueben. En algún momento, te estrellás contra la pared. Y cambiás o reventás... Mirá, otra vez la pared.
- Alguna vez dijiste que odiabas a tu vieja. Después hiciste un tema
que se llama Kill my mother (“Maten a mi madre”) ¿Cómo es hoy tu relación con ella?
- Yo querría animarme y verla. Y a toda la familia. Siempre sentí que ella tenía buenas intenciones pero que se mandaba macanas muy jodidas. Recuerdo cuando me internó que la vi llorando... con todo este circo y quedándose con todo mi patrimonio… qué se yo. Me llevaron al peor lugar. Hoy creo que no sabía lo que hacía. Y no descarto la posibilidad de que nos veamos. Con mi hermano Dany, ya nos vemos cada tanto y hay una relación auténtica.
-¿Y con tu hijo, Migue?
-Ahora, calmada. Pero cuando vea que toma el buen camino, volveremos a juntarnos... es que es como yo. Eso puede ser una bendición o una maldición. Dependerá de la inteligencia o del corazón. Un pibe que canta y toca así debe hacerlo profesionalmente. Tiene dos discos buenísimos. Pero como solista, lo primero que dijo es: “¡Quieto o te mato!”. Entiendo la rebeldía, yo también fui así. Pero cuando puedo canalizar mi locura
a través de la música, está todo bien. Tocar música es lo mío. Fluye. Eso es lo más!
- ¿De qué te sentís verdaderamente orgulloso?
- Me siento orgulloso de llevar intacto el espíritu de los 60s en una época de renacimiento. Estoy orgulloso de que a los 60 puedo seguir tocando canciones de los 60s. Te voy a dar una primicia: El próximo disco se llamará: 60x60. Va a ser una caja con los dos números: uno gigante con un diseño Flower Power y el otro, muy actual. También vamos a sacar un DVD y quiero hacer una película.
- En tu show aparecen Badía y Graciela Borges. Con ella te diste un piquito y él subió al escenario con el brazalete Say No more y te dijo: “Te amo, Charly”. ¿Cómo lo viviste?
- Fue súper emotivo. Son dos grandes de verdad. A Badía lo conozco desde que tengo uso de razón rockera. Siempre tuvimos muy buena química. Y él tiene mucho que ver con lo que se hizo en este país. Él vio el potencial de Sui Generis. Fue pionero de los programas donde se tocaba en vivo. Ellos son dos grandes… como Palito (Ortega). Y eso que yo tenía un concepto equivocado de él. Vio algo bueno en mí y se jugó ¡Me llevó a vivir a su casa, loco! La familia no podía venir y estábamos custodiados por la policía, pero adentro era el jardín del Edén… Le estoy muy agradecido. Supuestamente, él era mi enemigo musical. ¿Te acordás? Era el rock contra la música comercial. Y ahora hasta he podido oír su música de otra manera. En esa casa hasta tiene un estudio con luz natural...
- Ahí grabaste con la Negra Sosa ¿la extrañás?
- Mucho. Ella era muy compinche con todos nosotros. Arriesgó mucho y también los roqueros hicimos lo nuestro. Pero pasa esto: la vida junta a la gente que tiene instinto de evolución y que no le tiene miedo al fracaso.
-Fuiste concertista clásico, ahora incorporaste tres cuerdas… ¿Sentís que te falta un Teatro Colón?
-No lo pensé para el Colón. Siento que estoy en una etapa en la que no me falta nada. Si hasta tengo sorpresas de la vida que nunca imaginé… Pero el Colón es el hogar de la música clásica... bueno, y soy un músico clásico (piensa un poco)… Me gustaría llevar al Colón la música que hago con las cuerdas.
- ¿Te sentís el símbolo del rock nacional?
- Un día hablando con Morris me dijo: “El rock nació mal” (se ríe con ganas)... ¡Buenísimo!.. Estoy agradecido por poder vivir de la música. Pero no me animé a meterme en esto hasta que vi por televisión a Los gatos. Ése fue el primer shock. Y después: Almendra. Por eso cuando me dicen: “Sos lo más grande”; yo respondo: “Vemos”. Porque tal vez yo estoy más en boga, pero Lito (Nebbia) y Spinetta son lo mejor. Ellos le pusieron poesía al rock.