Publicado en Miradas al Sur el 29/01/11

Allende llega a la Justicia

"Sólo acribillándome a balazos podrán impedir mi voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo”, había advertido el entonces presidente de Chile, Salvador Allende, un 4 de diciembre de 1971, en el Estadio Nacional de Santiago. Las Fuerzas Armadas y la administración norteamericana de Nixon lo tendrían en cuenta.
Poco después, el 11 de septiembre de 1973, Allende llegaba al Palacio de la Moneda a las 7.35, de traje gris y casco de guerra en la cabeza, cargando un fusil AK-47, regalo de Fidel Castro.
El infierno se abriría a las 9.55: tanques, tiroteos, el último mensaje de Allende por la radio, el bombardeo a la casa de Gobierno, incendio, gases lacrimógenos, los soldados entrando y el general Palacios pasando su informe: “Misión cumplida. Moneda tomada, presidente muerto”, mientras un grupo de soldados y bomberos sacaban el cuerpo sin vida de Allende. Eran las 14.30. Según la versión oficial dada por Patricio Guijón, uno de sus médicos que regresaba para buscar su máscara antigás, Allende apoya su AK-47 en la barbilla y dispara, minutos antes de que entrara Palacios. Sólo cuatro horas más tarde, se conformaba la Junta de Gobierno que ya dominaba todo el país.
Respecto del momento del supuesto suicidio, versiones no oficiales señalarían que habrían estado cerca también: Enrique Huerta, Arturo Jirón, Arsenio Poupín, Hernán Ruiz Pulido y José Quiroga. De manera no oficial circuló siempre la versión del homicidio.
Poupin y Huerta fueron detenidos y hoy siguen desaparecidos.
A Allende lo enterraron en el Cementerio Santa Inés, en Viña del Mar, sin honores. Sólo acudieron su viuda y cuatro personas más. Recién en 1990, el presidente Patricio Aylwin ordenaría una ceremonia como correspondía a un ex presidente. Y sería masivo.
No fue hasta 1998 que Quiroga confirmó la versión de Quijón en el libro de Oscar Soto El último día de Salvador Allende.
Esta investigación que se abre casi 38 años después y recae en el juez Mario Carroza, tuvo lugar gracias a que la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos presentó más de 1.500 querellas de casos de víctimas de violaciones a los derechos humanos que no se habían presentado y por las que se abrieron estos más de 700 procesos.
Según el Código Penal chileno, el delito de homicidio puede tener tres grados de ejecución: consumado, frustrado o quedar en grado de tentativa. Y aunque el presidente Allende se hubiera suicidado, se lo consideraría también homicidio calificado, y la inducción al suicidio es delito grave en la legislación trasandina.