“Hace falta un político, no un técnico”

Entrevista: Juan José Mussi, secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable. El ex intendente de Berazategui reconoce que Homero Bibiloni, su antecesor, hizo un buen trabajo pero que ahora es el momento de un “hacedor” con capacidad de diálogo. Muchos lo llaman “antipiquetero”
Siempre se dijo que había que limpiar el Riachuelo. Y hasta parece un mal chiste que alguien se lo proponga. La Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable volvió a cambiar, una vez más, de director. El que sale, un técnico: Homero Bibiloni; el que entra, un político: Juan José Mussi, que hoy cumple setenta años, es doctor y especialista en Medicina, ex director del Hospital Interzonal General de Agudos General San Martín de La Plata, ex ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires con Eduardo Duhalde y con Carlos Ruckauf, y varias veces intendente de Berazategui.
Hay quienes sostienen que su designación se vincula con manejar el juego político de las aspiraciones de Duhalde y de Scioli, dado que cuenta con la simpatía de varios intendentes. Otros plantean que el suyo es uno de los pocos municipios donde la recolección de basura no está privatizada, donde hay cloacas y agua potable en más de un 80 por ciento, que además son también municipales, y que su nivel de popularidad es uno de los más altos del Conurbano. Él mismo asegura que para resolver el problema de la contaminación del Riachuelo más que un técnico hace falta un político: “Vengo a relevar a un hombre de bien, sin ninguna duda, un técnico en la materia, pero a veces se necesitan políticos”.
Mussi reniega del mote de “antipiquetero” que le plantaron algunos medios y aclara: “El reclamo de la gente es siempre justo, soy antidirigente piquetero, también antihipermercadista y antiprivatista; y no comparto el tema de los asentamientos de la forma en que se hacen”.
–¿Por qué cree que se le ofreció este cargo?
–Según me reveló la Presidenta, en una reunión en la que dijo que quería cambiar la cabeza de esta secretaría, los ministros Julio De Vido y Alicia Kirchner me mencionaron a mí para ocuparla. Porque era un trabajador, un militante, un hacedor…
–Llegaron a hacerse hasta promesas delirantes sobre el Riachuelo. ¿Qué se puede hacer realmente?
–Hay que empezar por no ensuciarlo. Aunque parezca una verdad de Perogrullo. Si limpio el Riachuelo hoy, dentro de dos meses, está otra vez sucio. Esto es una cuenca, no es el Riachuelo en sí. Hay vuelcos de basura, vuelcos fecales de personas, vuelcos industriales, hay que tratar de que eso no se produzca.
–Pero los mayores contaminantes son las industrias…
–Algunas se pusieron en órbita y ya hicieron inversiones, pero hay otras que todavía no hicieron ninguna. Y no es tan fácil ni tan rápido, porque esas industrias dan trabajo. Es cierto que muchas ganaron mucho y no invirtieron nada. Y también hay algunas pequeñas que esperan ser subsidiadas; y está bien que se las pueda subsidiar una vez, pero no eternamente. Hay casos particulares que analizar, pero hay que ponerse en la cabeza que hay que mudarlas, hablando, charlando, dialogando, como los casos de La Saladita, donde tenemos las exigencias de un juez de la Corte para liberar esos espacios.
–Le quedan diez meses, y entre los desafíos están lograr un plan de tratamiento de residuos sólidos, retirar todos los asentamientos de las márgenes del Riachuelo, controlar a las industrias, definir qué empresas recibirán ayuda para su reconversión, modificar normas de urbanización, lograr el saneamiento cloacal...
–Hay cosas que ya están en marcha. No es que todo está por iniciarse, sería injusto si dijera: “No se hizo nada, y yo vengo a hacer todo”, no. El tema de un plan para viviendas, y el de un plan de cloacas, es central.
–Usted destacaba que la Presidenta le pidió “un hacedor”... ¿En qué considera que fallaron Romina Picolotti y Homero Bibiloni?
–Vengo a relevar a un hombre de bien, sin ninguna duda, un técnico en la materia, pero a veces se necesitan políticos. Yo tuve la Secretaría de Salud y Medio Ambiente ocho años en la orovincia de Buenos Aires. Soy uno de los que estuvieron perjudicados por la obra que ahora el Gobierno Nacional está haciendo (en referencia a la obra cloacal de Berazategui). Yo estuve del lado del reclamo. A Bibiloni, en realidad, le tocó transitar una época de crisis, pero a Picolotti le faltó diálogo. Aquí hay muchos actores: están los empresarios, los ciudadanos, los intendentes; hay muchos actores en juego y creyó poder resolverlo sola.
–¿El problema es de cintura política o económico?
–Acá hace falta sentarse a dialogar, que es a lo que estamos acostumbrados los intendentes. Porque hay recursos para resolver los problemas. No es una cuestión económica. Los temas más difíciles de resolver son los sociales, los de la gente que tiene que mudarse. En la cuenca alta creo que no va a haber mayores problemas. Pero Ciudad de Buenos Aires sí, tiene que rápidamente tratar de solucionar el problema de las viviendas.
–¿Qué tan lejos se va a ir con el tema?
–Sé que la Presidenta tiene un enorme interés por solucionar los problemas de esta naturaleza. Y pidió que no se interponga la lucha política por las próximas elecciones en la búsqueda de una solución conjunta.
–¿Cómo es su relación con Hugo Moyano, quien tiene intenciones de manejar el control de la basura bonaerense?
–Conmigo nunca se metió. En Berazategui la basura está municipalizada. Primero municipalicé el personal, después compré los camiones, compré las compactadores, y bueno, damos todo el servicio desde el Estado.
Mussi se arrellana en su sillón. Parece cavilar sobre sus problemas. Y es que no le faltan, además del Riachuelo en los próximos meses deberá ponerse al frente de conflictos tales como el de la pastera Botnia, y una nueva posible instalación de otra, en Colón, en Uruguay
Siempre se dijo que había que limpiar el Riachuelo. Y hasta parece un mal chiste que alguien se lo proponga. La Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable volvió a cambiar, una vez más, de director. El que sale, un técnico: Homero Bibiloni; el que entra, un político: Juan José Mussi, que hoy cumple setenta años, es doctor y especialista en Medicina, ex director del Hospital Interzonal General de Agudos General San Martín de La Plata, ex ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires con Eduardo Duhalde y con Carlos Ruckauf, y varias veces intendente de Berazategui.
Hay quienes sostienen que su designación se vincula con manejar el juego político de las aspiraciones de Duhalde y de Scioli, dado que cuenta con la simpatía de varios intendentes. Otros plantean que el suyo es uno de los pocos municipios donde la recolección de basura no está privatizada, donde hay cloacas y agua potable en más de un 80 por ciento, que además son también municipales, y que su nivel de popularidad es uno de los más altos del Conurbano. Él mismo asegura que para resolver el problema de la contaminación del Riachuelo más que un técnico hace falta un político: “Vengo a relevar a un hombre de bien, sin ninguna duda, un técnico en la materia, pero a veces se necesitan políticos”.
Mussi reniega del mote de “antipiquetero” que le plantaron algunos medios y aclara: “El reclamo de la gente es siempre justo, soy antidirigente piquetero, también antihipermercadista y antiprivatista; y no comparto el tema de los asentamientos de la forma en que se hacen”.
–¿Por qué cree que se le ofreció este cargo?
–Según me reveló la Presidenta, en una reunión en la que dijo que quería cambiar la cabeza de esta secretaría, los ministros Julio De Vido y Alicia Kirchner me mencionaron a mí para ocuparla. Porque era un trabajador, un militante, un hacedor…
–Llegaron a hacerse hasta promesas delirantes sobre el Riachuelo. ¿Qué se puede hacer realmente?
–Hay que empezar por no ensuciarlo. Aunque parezca una verdad de Perogrullo. Si limpio el Riachuelo hoy, dentro de dos meses, está otra vez sucio. Esto es una cuenca, no es el Riachuelo en sí. Hay vuelcos de basura, vuelcos fecales de personas, vuelcos industriales, hay que tratar de que eso no se produzca.
–Pero los mayores contaminantes son las industrias…
–Algunas se pusieron en órbita y ya hicieron inversiones, pero hay otras que todavía no hicieron ninguna. Y no es tan fácil ni tan rápido, porque esas industrias dan trabajo. Es cierto que muchas ganaron mucho y no invirtieron nada. Y también hay algunas pequeñas que esperan ser subsidiadas; y está bien que se las pueda subsidiar una vez, pero no eternamente. Hay casos particulares que analizar, pero hay que ponerse en la cabeza que hay que mudarlas, hablando, charlando, dialogando, como los casos de La Saladita, donde tenemos las exigencias de un juez de la Corte para liberar esos espacios.
–Le quedan diez meses, y entre los desafíos están lograr un plan de tratamiento de residuos sólidos, retirar todos los asentamientos de las márgenes del Riachuelo, controlar a las industrias, definir qué empresas recibirán ayuda para su reconversión, modificar normas de urbanización, lograr el saneamiento cloacal...
–Hay cosas que ya están en marcha. No es que todo está por iniciarse, sería injusto si dijera: “No se hizo nada, y yo vengo a hacer todo”, no. El tema de un plan para viviendas, y el de un plan de cloacas, es central.
–Usted destacaba que la Presidenta le pidió “un hacedor”... ¿En qué considera que fallaron Romina Picolotti y Homero Bibiloni?
–Vengo a relevar a un hombre de bien, sin ninguna duda, un técnico en la materia, pero a veces se necesitan políticos. Yo tuve la Secretaría de Salud y Medio Ambiente ocho años en la orovincia de Buenos Aires. Soy uno de los que estuvieron perjudicados por la obra que ahora el Gobierno Nacional está haciendo (en referencia a la obra cloacal de Berazategui). Yo estuve del lado del reclamo. A Bibiloni, en realidad, le tocó transitar una época de crisis, pero a Picolotti le faltó diálogo. Aquí hay muchos actores: están los empresarios, los ciudadanos, los intendentes; hay muchos actores en juego y creyó poder resolverlo sola.
–¿El problema es de cintura política o económico?
–Acá hace falta sentarse a dialogar, que es a lo que estamos acostumbrados los intendentes. Porque hay recursos para resolver los problemas. No es una cuestión económica. Los temas más difíciles de resolver son los sociales, los de la gente que tiene que mudarse. En la cuenca alta creo que no va a haber mayores problemas. Pero Ciudad de Buenos Aires sí, tiene que rápidamente tratar de solucionar el problema de las viviendas.
–¿Qué tan lejos se va a ir con el tema?
–Sé que la Presidenta tiene un enorme interés por solucionar los problemas de esta naturaleza. Y pidió que no se interponga la lucha política por las próximas elecciones en la búsqueda de una solución conjunta.
–¿Cómo es su relación con Hugo Moyano, quien tiene intenciones de manejar el control de la basura bonaerense?
–Conmigo nunca se metió. En Berazategui la basura está municipalizada. Primero municipalicé el personal, después compré los camiones, compré las compactadores, y bueno, damos todo el servicio desde el Estado.
Mussi se arrellana en su sillón. Parece cavilar sobre sus problemas. Y es que no le faltan, además del Riachuelo en los próximos meses deberá ponerse al frente de conflictos tales como el de la pastera Botnia, y una nueva posible instalación de otra, en Colón, en Uruguay