Sinfónico descalabro
Los trabajadores del Teatro Colón decidieron no acatar la conciliación obligatoria dictada por el Gobierno porteño ante la decisión de mantener intacta su actitud de no escuchar los reclamos de los empleados. “Pretendieron hacernos firmar la paz social sin darnos ningún tipo de respuesta, a lo que nos negamos. Y cuando se dignaron a respondernos, nos dijeron que no había nada”, señaló a Miradas al Sur el delegado general del Teatro Colón, Máximo Parpagnoli.
El director, Pedro Pablo García Caffi habría reconocido, hace dos meses en una reunión, que el reclamo era genuino por encontrarse desfasados respecto de misma tarea y misma antigüedad (en algunos casos en un ciento por ciento), comparados con otros teatros.
Sin embargo, el malestar llega al hartazgo porque a los reclamos salariales se suman otros como: el mal estado de los pisos del ballet que lesionaron a 10 bailarines profesionales y que llevaron a suspender las presentaciones de la bailarina Paloma Herrera; que los talleres están funcionando extramuros y en lugares insalubres; la destrucción de las oficinas gremiales dentro del teatro; la pérdida de material histórico arrumbado en containers y denunciada judicialmente; el robo de objetos históricos; el intento de reasignación de artistas en tareas administrativas de otras instituciones de la Ciudad y a la instalación de cámaras de seguridad apuntando a los trabajadores. “La profusión de cámaras -detalló Parpagnoli- controlando espacios inaccesibles para el público como son subsuelos o pasillos de camarines, nos parece primero una exageración, segundo una intimidación y finalmente no entendemos que haya costado 9,3 millones de pesos.”
García Caffi habría pedido un incremento de un 30,2 por ciento en el presupuesto del Colón para 2011 que llegaría a 180 millones de pesos (el 40 por ciento de lo asignado a Cultura), de los cuales 39 millones de pesos serían para la contratación de producciones y artistas extranjeros. Para los trabajadores, el teatro está yendo aceleradamente a un modelo de autogestión, o de pseudo-privatización, o de tercerización masiva y tanto desde lo estructural, desde lo institucional como desde lo edilicio apunta a ese objetivo.