Publicada en Miradas al Sur el 06/09/2015





Marcelo Saín : “Massa dice cualquier estupidez por especulación electoral”



Marcelo Saín : “Massa dice cualquier estupidez por especulación electoral”
La militarización es una respuesta inadecuada a la problemática del narcotráfico”, es su primera definición enérgica en diálogo con Miradas al Sur. Y explica que la lucha contra y por el control del narcotráfico implica, en primer lugar, una labor muy eficiente y sofisticada respecto de la producción de inteligencia criminal sobre organizaciones y formas de vida del narcotráfico. Y, en segundo lugar, identifica que requiere de una estructura de investigación sobre esos núcleos criminales. “Ninguna de esas dos cosas las garantizan las fuerzas armadas; sea porque no tienen una estructura investigativa, sea porque no están preparadas para la producción de inteligencia criminal”. Subraya que las Fuerzas Armadas (FFAA) saben producir inteligencia para la guerra (algo completamente distinto y orientado al conflicto bélico contra otras FFAA) que cuenta con una estructura de intervención en la guerra pero no para tareas policiales. “No cuenta con las estructura ni con personal capacitado ni con los medios operacionales adecuados para este tipo de labor policial ni con las armas adecuadas”. Una de las diferencias importantes que identifica Saín es que las FFAA no están instruidas para producir pruebas que puedan llevar a delincuentes frente a la Justicia ni a colaborar para que ésta levante cargos. “Lo que dijo Massa sobre militarización es un exabrupto de ignorancia de su parte y de otros dirigentes irresponsables.” Y sostiene que si fuera así, habría que discutir el lugar del Ejército. “Financiar y estructurar un ejército para la defensa nacional en operaciones de guerra y utilizarlo en tareas de control del narcotráfico como su principal actividad es como comprar un camión con acoplado para llevar a los chicos a la escuela”.
–¿Qué hace falta realmente?
–La Argentina debería hacer un esfuerzo por construir una Agencia Federal de control de criminalidad compleja para atender temas como el narcotráfico, que tuviera dos dispositivos: uno de inteligencia criminal complejo y una estructura unificada que investigue. Hoy, el sistema federal policial está fragmentado y cada Policía hace su propia política de control de drogas, no hay prioridades ni estrategias políticas al respecto y, además, algunas de las fuerzas federales tienen una enorme influencia de la DEA (del inglés Drug Enforcement Administration) que incide en un sentido distinto de lo que serían las prioridades y problemas de la Argentina.
–¿En qué sentido?
–A la DEA, lo que le importa es conocer la problemática del narcotráfico y particularmente lo referente al tráfico internacional de drogas y cómo se ubica el corredor argentino. No le importa la estructuración del mercado minorista en las grandes ciudades, punto prioritario en una política de control de narcotráfico. Pero además, digita y manipula estos servicios policiales, incluso federales, a piaccere, conforme a sus intereses. Si mañana necesitaran dejar pasar un embarque de cocaína para saber adónde se la lleva, la DEA solicita a nuestra policía que incumpla la ley y cometa la ilegalidad de dejar pasar ese embarque o de dar impunidad a ciertos narcotraficantes u organizaciones narcos porque la DEA tiene infiltrada gente o porque trabaja para ellos, como informantes. Es ése el vacío institucional, favorece el discurso altisonante de militarización del control del narcotráfico.
–¿Quién cree que impulsa ese discurso?
–No me cabe ninguna duda de que es la agenda de la DEA y del grupo militar de la embajada norteamericana que siempre ha tenido un respaldo en la vocería política de la derecha. Lo fue en el menemismo aunque tuvo rechazos de buena parte del partido justicialista y del radicalismo, que no son partidarios de la militarización de la seguridad interna. Y aunque lo impulsan hacia afuera, dentro de EE.UU., las FFAA tienen estrictamente prohibido la intervención en tareas de seguridad interna. EE.UU. cuenta con al DEA y cuenta con un sistema policial federal y una estructura de inteligencia sofisticada para el control de la criminalidad organizada dentro de su territorio al que entran cerca de 200 toneladas de cocaína pura en mulas, que se convierten en 600 toneladas en la distribución minorista. Eso implica una amplísima y sofisticada red de almacenamiento, preparación, stockeo y distribución minorista; y sin embargo, el Ejército no participa del control de eso. Tampoco ocurre en Europa occidental, segundo mercado internacional del mundo, y ninguno de sus países involucra a las FFAA en tareas de control del narcotráfico.
–¿Y por qué Massa y Macri coinciden en ese punto?
–Obviamente, porque tanto Massa como Macri son voceros de la Embajada norteamericana. De todas maneras, ya ha habido intervención de militares en la lucha contra el narcotráfico, por una disposición de (César) Milani, a mi modo de ver, contraviniendo la ley, violando la Ley de Defensa Nacional y la Ley de Defensa Interior, que prohíben la intervención de militares en acciones policiales de Seguridad Interior; ha colocado a cuatro mil miembros de las FFAA a hacer patrullajes en zonas fronterizas o zonas secundarias respecto de las zonas de frontera en materias de control de drogas. Milani ha sido una alfombra roja para los designios de la derecha en esta materia.
–¿Cómo entiende la propuesta de derribar aviones presuponiendo que fueran narcos?
–Massa sale a decir eso porque tiene el 15% de los votos. Derribar aviones avala la pena de muerte. Aprobarlo atentaría contra el derecho a la vida. Es tan ridículo que no resiste ningún planteo: ¿cómo sabés si el avión irregular o con un vuelo no autorizado es efectivamente un vuelo narcotraficante? Y aunque llevara drogas, no podés derribarlo. Habría que obligarlo a descender, detenerlos con la Policial federal o provincial y luego derivarlo al abordaje judicial competente. Dice cualquier estupidez para magnificar posiciones en función de una especulación electoral, pero en realidad, no pierde de vista que ésos son temas que vienen siendo planteados, soterradamente, por la DEA y el grupo militar de la Embajada norteamerica.


OPINIÓN |  Pasiones punitivas y restauración del orden neoliberal
Por Esteban Rodríguez Alzueta*
Docente e investigador de la UNQ.

Cuando a la oposición no se le cae una idea o las ideas que tiene no pueden compartirse públicamente, porque implicaría reconocer abiertamente la propuesta de volver a retirar al Estado de la sociedad para darle otra vez más injerencia al mercado, uno de los pocos temas que les quedan a los candidatos para presentarse como merecedor de votos es la seguridad, la lucha contra “el flagelo del delito”. En ese terreno se mueven como pez en el agua. A cambio de votos prometen más policías, más penas y más cárceles. Hacen política manipulando el dolor del otro, jugando con la desgracia ajena.
Es el caso del candidato a la presidencia Sergio Massa cuando dice que “la inseguridad es el principal problema que tenemos como país”, y propone involucrar a los militares para “combatir el narcotráfico”, sea el tráfico internacional como el mercado interno, es decir, el consumo local. El proyecto se llama “la seguridad ampliada” y consiste en implicar a las fuerzas armadas en las tareas de seguridad interior, no solo en las fronteras sino en todo el territorio:”Tenemos que usar las herramientas con las que ya contamos. Argentina tiene 75.000 hombres preparados y en desuso en el Ejército, Fuerza Aérea y Armada. En algún caso, como en la Fuerza Aérea, les redujeron las horas porque no tenían tareas. Nosotros queremos que esos hombres preparados cuiden la frontera, y que además nos ayuden a tomar el control territorial de aquellos barrios de Rosario, Gran Buenos Aires, Capital Federal que hoy tienen control de las organizaciones criminales”. La propuesta se completa con esta otra: prisión perpetua para los narcotraficantes y los que usan a los menores como soldaditos.
Massa hizo del castigo y el merecimiento su eje central de campaña electoral. “El que las hace las paga” dice el candidato. La derecha en Argentina considera que la sanción correccional impugna la responsabilidad individual y postula una vuelta a la incapacitación social. Su preocupación no es la rehabilitación o la integración sino el castigo y la exclusión. La sanción penal no es pensada en términos correccionales con vías de resocialización, sino lisa y llanamente como castigo, como un merecimiento justo. Para la derecha los índices delictivos suben porque bajan las posibilidades de que los “delincuentes” sean detenidos y juzgados, y tienen muchas chances de ser excarcelados o liberados. Por eso la propuesta consiste en saturar las calles de policías, multiplicar las condenas, prohibir las excarcelaciones y aumentar las penas. Los delincuentes deben ser sujetos a penalidades más severas, principalmente incapacitadoras o neutralizadoras.
En esa dirección se orienta la propuesta de bajar la edad de imputabilidad a los 14 años y establecer un régimen penal juvenil: “Si los chicos que tiene 15 años puede perfectamente distinguir si matar está bien o está mal, es absurda la discusión sobre la edad de punibilidad. Hay que bajarla”. Y propone también de paso “un nuevo Sistema Penitenciario con trabajo, educación obligatoria y rehabilitación para los adictos”.
Esta propuesta se sostiene en una fantasía social hecha a la medida de nuestros fantasmas que abreva en una larga cadena de errores donde se acota el crimen al delito predatorio o callejero, y este a determinados colectivos de personas que tienen determinados estilos de vida y pautas de consumo, grupos que son considerados los productores del miedo nuestro de cada día. Para decirlo con un clisé que sigue reclutando adhesiones entre los ciudadanos indignados: “Si usa ropa deportiva cara y anda con gorrita, seguro es un pibe chorro”. Los jóvenes morochos que viven en barrios pobres se han convertido en el mejor chivo expiatorio de la sociedad y el blanco preferido de la pirotecnia electoral. El truco no es nuevo y consiste en desplazar la cuestión social por la cuestión policial. Detrás del policiamiento de la seguridad y la securitización de la campaña electoral, que evocan las pasiones sociales punitivas, se esconde otroproyecto: la restauración del orden neoliberal.

*Autor de Temor y control. La gestión de la inseguridad como forma de gobierno. Miembro de la Campaña Nacional Contra la Violencia Institucional.

http://www.miradasalsur.com.ar/2015/09/06/revista/marcelo-sain-massa-dice-cualquier-estupidez-por-especulacion-electoral/

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