25 de Octubre de 2014
Política, gestión y poder
De barones del conurbano a gobiernos municipales
Tres intendentes de distintas corrientes analizan los cambios políticos y socioculturales que se produjeron en la última década. Viejas y nuevas prácticas en el ejercicio del poder y la gestión. Desafíos actuales y futuros para un territorio que junto a la CABA concentra el 52% del PBI nacional.

Nosotros tenemos que pelearle el poder al poder. Sacárselo en la medida en que podamos. Pero no va a ser fácil”, era una de las respuestas que Néstor Kirchner daba a José Pablo Feinmann, según revela en su libro El Flaco. Aquel diálogo revelaba también el eje central de la política que es cómo se construye poder en una situación real, con gente real, con presiones reales, en territorios reales, y con escenarios ya armados. La pregunta que sobrevolará todo el tiempo es ¿hasta dónde debe meterse/embarrarse alguien detrás de un ideal con objetivos superadores? “¿Vos conocés la pobreza? ¿Le viste la cara a la pobreza?”, preguntaba luego Néstor y la conversación seguía así:
–No mucho en los últimos tiempos. Les vi la cara a los obreros cuando tenía una fábrica con mi hermano. Entre 1965 y 1982. Vino Martínez de Hoz, mi hermano se puso un negocio de Puerto Libre, hizo guita a patadas y yo tuve que negociar la quiebra. Me quedé en pelotas.
–La cara de los obreros no es la cara de la pobreza. Los obreros de la época que mencionás tenían laburo, salario, casa, familia, dignidad. La pobreza es indigna. Menem humilló a los obreros. Los transformó en mendigos. Pero, ¿recorriste el conurbano?
–Lo siento, no. Casi no salgo de mi casa. Escribo como un poseído.
–Le ves la cara a la pobreza y no te olvidás más. ¿Vos peleás por los pobres?
–Peleo para que todo sea menos brutal. No creo que pueda cambiar este sistema de mierda. Además, no tengo ninguna receta. No sé por qué lo cambiaría. Aumentaría la participación de los marginados en la renta nacional. Haría un plan de viviendas. Crearía industrias para que tengan trabajo. Pero ya no creo en el socialismo de Marx ni de Lenin. Hay que hacer otra cosa.
–¿Cuál?
–No sé. O sólo algo sé, apenas algo: nada de dictadura del proletariado.
–Insisto: vos peleás por los pobres. ¿Cuando decís que peleás para que todo sea menos brutal pensás en ellos?
–Sí.
–¿Y cómo no les vas a ver la cara?
–Se la veo en Buenos Aires, Néstor. Los veo revolviendo los tachos de basura. Estoy comiendo en “Lalo” y desde la ventana veo a los pibes revolviendo la basura. Después, como con una culpa que me perfora el estómago.
–Es el precio que pagás para tener la conciencia tranquila.
–No mucho en los últimos tiempos. Les vi la cara a los obreros cuando tenía una fábrica con mi hermano. Entre 1965 y 1982. Vino Martínez de Hoz, mi hermano se puso un negocio de Puerto Libre, hizo guita a patadas y yo tuve que negociar la quiebra. Me quedé en pelotas.
–La cara de los obreros no es la cara de la pobreza. Los obreros de la época que mencionás tenían laburo, salario, casa, familia, dignidad. La pobreza es indigna. Menem humilló a los obreros. Los transformó en mendigos. Pero, ¿recorriste el conurbano?
–Lo siento, no. Casi no salgo de mi casa. Escribo como un poseído.
–Le ves la cara a la pobreza y no te olvidás más. ¿Vos peleás por los pobres?
–Peleo para que todo sea menos brutal. No creo que pueda cambiar este sistema de mierda. Además, no tengo ninguna receta. No sé por qué lo cambiaría. Aumentaría la participación de los marginados en la renta nacional. Haría un plan de viviendas. Crearía industrias para que tengan trabajo. Pero ya no creo en el socialismo de Marx ni de Lenin. Hay que hacer otra cosa.
–¿Cuál?
–No sé. O sólo algo sé, apenas algo: nada de dictadura del proletariado.
–Insisto: vos peleás por los pobres. ¿Cuando decís que peleás para que todo sea menos brutal pensás en ellos?
–Sí.
–¿Y cómo no les vas a ver la cara?
–Se la veo en Buenos Aires, Néstor. Los veo revolviendo los tachos de basura. Estoy comiendo en “Lalo” y desde la ventana veo a los pibes revolviendo la basura. Después, como con una culpa que me perfora el estómago.
–Es el precio que pagás para tener la conciencia tranquila.
El conurbano es el cordón que rodea la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Fue en 1947 cuando la Dirección de Estadísticas incorporó en sus publicaciones el término “Gran Buenos Aires” para referirse a una nueva unidad censal integrada por la Capital Federal y los municipios que la provincia de Buenos Aires que la rodean.
Términos como Conurbano, Gran Buenos Aires (GBA), cinturón industrial de Buenos Aires, Aglomerado Gran Buenos Aires (AGBA), el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la Zona Metropolitana de Buenos Aires (ZMBA) y la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), responden a formas que se han utilizado para identificar un territorio que a partir de mediados del siglo XX se convirtió en uno de los polos industriales y económicos más dinámicos y competitivos de la Argentina, incluso de Sudamérica. Y para comprender la importancia que tiene vale señalar que registra casi el 34,3% del PBI nacional (en parte porque mucha de la riqueza que se genera en otras provincias tributa en AGBA).
Según indica el Ministerio de Infraestructura del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en un Plan estratégico territorial, el RMBA (que incluye a CABA y 40 municipios) se produce el 52% del PBI nacional.
En términos poblacionales, más del 60% de la población de la provincia de Buenos Aires vive concentrada en el 2% del territorio y, unida a la CABA, es la segunda aglomeración más poblada de Sudamérica, y la tercera de América latina.
Subdividido en 24 municipios, en sus 3.680 km2 contaba en 1991 una población de 7.952.624; en 2001, 8.684.437; y en 2010, 9.916.715, una cuarta parte de la población del país.
La denominación “cinturón industrial” distingue tres cordones que rodean la CABA, definidos por la cercanía respecto de la ciudad, características, la fecha en que fueron incorporándose como municipios. E integran el primer cordón: Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, La Matanza (parte este), Morón, Tres de Febrero, San Martín, Vicente López, San Isidro. El segundo: Quilmes, Berazategui, Florencio Varela, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Ezeiza, Moreno, Merlo, Hurlingham, Ituzaingó, La Matanza (parte oeste), Tigre, San Fernando, José C. Paz, San Miguel, Malvinas Argentinas. Y el tercer cordón: San Vicente, Presidente Perón, Marcos Paz, Gral. Rodríguez, Escobar y Pilar.
A mediados de los años ’90, en una nota publicada del investigador social y cura jesuita Rodrigo Zarazaga en el diario La Nación, aparece por primera vez el término “Barones del conurbano” para referirse peyorativamente a quienes pretenden la perpetuación en el poder basados en el clientelismo político que otorga favores a punteros y que no tienen pruritos en corromper concejales, gremialistas, dirigentes sociales, jueces y policías. El robo de boletas, la habilitación de negocios para amigos, la persecución a opositores y la participación en negocios non santos son lugares comunes en la crítica. Sin embargo, esta (des)calificación es tendenciosa y apunta a solamente a ciertos espacios a los que generalmente se tilda de “populistas”, excluyendo las prácticas clientelares que también se ejercen en distritos compuesto por sectores medios y altos.
El caudillaje y baronazgo no es exclusividad de ningún partido político y, tal vez, debería comenzar identificarse en la forma de hacer política institucionalizada con el conservadurismo. Algunas prácticas pudieron mejorarse, otras siguen pendientes. Según la mirada de Zarazaga, la pobreza facilita la instalación de estas prácticas.
El récord individual de permanencia al frente de las intendencias lo sigue ostentando Manuel Quindimil (PJ-Lanús desde 1983 hasta 2007); pero la dupla padre-hijo del clan Posse ya lleva 32 años (UCR y ahora FR). Se encuentran en camino de igualarlo o superar a Quindimil en sus 24 años consecutivos: Raúl Othacehé (FR); Hugo Curto (FpV); Julio Pereyra (FpV). Ya con 20 años, siguen: la dupla padre-hijo Mussi (FpV), Alberto Descalzo (FR), Jesús Cariglino (FR), y Alejandro Granados (FpV, ahora en licencia para ejercer como ministro de seguridad bonaerense). Y los hay con 14 años, como Luis Acuña (FR) y Mario Ishii; con 12 como Humberto Zúccaro (FR) y Mariano West (FR); y menos de 10 años el resto.
En 2014, Gustavo Posse, intendente de San Isidro, propuso trasladar a los pobres a “otros municipios o provincias”, ignorando que el desplazamiento forzado es un atentado a los derechos humanos. El mismo intendente pretendió emplazar un muro dividiendo el municipio argumentando que “el 80% de los delincuentes que actúan en nuestro lugar no son de San Isidro”.
En marzo de 2013, Hugo Curto, que lleva más de dos décadas como intendente de 3 de Febrero, que es jefe del primer cordón, que fue tesorero de la UOM y que además estuvo imputado por la justicia federal por la cesión irregular de terrenos donde, según el fiscal de la causa, se desviaron cuatro millones del dólares del Estado; jocosamente respondió a un periodista que prefiere que lo llamen “barón” antes que “gay del Conurbano”. Y luego de intentar limpiar sus dichos, se refirió al mote de Barón del conurbano observando: “No sé qué tiene de malo. Es un mote. Siempre fui peronista, pero cuando ganó Menem te decían menemista, con Duhalde, duhaldista, y con Kirchner, kirchnerista. Son apodos que ponen los medios, y yo no fui nada de eso, siempre peronista”.
Fue en 1947 cuando la Dirección de Estadísticas incorporó en sus publicaciones el término “Gran Buenos Aires” para referirse a una nueva unidad censal integrada por la Capital Federal y los municipios que la provincia de Buenos Aires que la rodean.
Términos como Conurbano, Gran Buenos Aires (GBA), cinturón industrial de Buenos Aires, Aglomerado Gran Buenos Aires (AGBA), el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la Zona Metropolitana de Buenos Aires (ZMBA) y la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), responden a formas que se han utilizado para identificar un territorio que a partir de mediados del siglo XX se convirtió en uno de los polos industriales y económicos más dinámicos y competitivos de la Argentina, incluso de Sudamérica. Y para comprender la importancia que tiene vale señalar que registra casi el 34,3% del PBI nacional (en parte porque mucha de la riqueza que se genera en otras provincias tributa en AGBA).
Según indica el Ministerio de Infraestructura del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en un Plan estratégico territorial, el RMBA (que incluye a CABA y 40 municipios) se produce el 52% del PBI nacional.
En términos poblacionales, más del 60% de la población de la provincia de Buenos Aires vive concentrada en el 2% del territorio y, unida a la CABA, es la segunda aglomeración más poblada de Sudamérica, y la tercera de América latina.
Subdividido en 24 municipios, en sus 3.680 km2 contaba en 1991 una población de 7.952.624; en 2001, 8.684.437; y en 2010, 9.916.715, una cuarta parte de la población del país.
La denominación “cinturón industrial” distingue tres cordones que rodean la CABA, definidos por la cercanía respecto de la ciudad, características, la fecha en que fueron incorporándose como municipios. E integran el primer cordón: Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, La Matanza (parte este), Morón, Tres de Febrero, San Martín, Vicente López, San Isidro. El segundo: Quilmes, Berazategui, Florencio Varela, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Ezeiza, Moreno, Merlo, Hurlingham, Ituzaingó, La Matanza (parte oeste), Tigre, San Fernando, José C. Paz, San Miguel, Malvinas Argentinas. Y el tercer cordón: San Vicente, Presidente Perón, Marcos Paz, Gral. Rodríguez, Escobar y Pilar.
A mediados de los años ’90, en una nota publicada del investigador social y cura jesuita Rodrigo Zarazaga en el diario La Nación, aparece por primera vez el término “Barones del conurbano” para referirse peyorativamente a quienes pretenden la perpetuación en el poder basados en el clientelismo político que otorga favores a punteros y que no tienen pruritos en corromper concejales, gremialistas, dirigentes sociales, jueces y policías. El robo de boletas, la habilitación de negocios para amigos, la persecución a opositores y la participación en negocios non santos son lugares comunes en la crítica. Sin embargo, esta (des)calificación es tendenciosa y apunta a solamente a ciertos espacios a los que generalmente se tilda de “populistas”, excluyendo las prácticas clientelares que también se ejercen en distritos compuesto por sectores medios y altos.
El caudillaje y baronazgo no es exclusividad de ningún partido político y, tal vez, debería comenzar identificarse en la forma de hacer política institucionalizada con el conservadurismo. Algunas prácticas pudieron mejorarse, otras siguen pendientes. Según la mirada de Zarazaga, la pobreza facilita la instalación de estas prácticas.
El récord individual de permanencia al frente de las intendencias lo sigue ostentando Manuel Quindimil (PJ-Lanús desde 1983 hasta 2007); pero la dupla padre-hijo del clan Posse ya lleva 32 años (UCR y ahora FR). Se encuentran en camino de igualarlo o superar a Quindimil en sus 24 años consecutivos: Raúl Othacehé (FR); Hugo Curto (FpV); Julio Pereyra (FpV). Ya con 20 años, siguen: la dupla padre-hijo Mussi (FpV), Alberto Descalzo (FR), Jesús Cariglino (FR), y Alejandro Granados (FpV, ahora en licencia para ejercer como ministro de seguridad bonaerense). Y los hay con 14 años, como Luis Acuña (FR) y Mario Ishii; con 12 como Humberto Zúccaro (FR) y Mariano West (FR); y menos de 10 años el resto.
En 2014, Gustavo Posse, intendente de San Isidro, propuso trasladar a los pobres a “otros municipios o provincias”, ignorando que el desplazamiento forzado es un atentado a los derechos humanos. El mismo intendente pretendió emplazar un muro dividiendo el municipio argumentando que “el 80% de los delincuentes que actúan en nuestro lugar no son de San Isidro”.
En marzo de 2013, Hugo Curto, que lleva más de dos décadas como intendente de 3 de Febrero, que es jefe del primer cordón, que fue tesorero de la UOM y que además estuvo imputado por la justicia federal por la cesión irregular de terrenos donde, según el fiscal de la causa, se desviaron cuatro millones del dólares del Estado; jocosamente respondió a un periodista que prefiere que lo llamen “barón” antes que “gay del Conurbano”. Y luego de intentar limpiar sus dichos, se refirió al mote de Barón del conurbano observando: “No sé qué tiene de malo. Es un mote. Siempre fui peronista, pero cuando ganó Menem te decían menemista, con Duhalde, duhaldista, y con Kirchner, kirchnerista. Son apodos que ponen los medios, y yo no fui nada de eso, siempre peronista”.
25 de Octubre de 2014
Las voces de los municipios
Tres jefes comunales de distritos con diferentes pertenencias políticas, de
Nuevo Encuentro, del Frente Renovador y del Frente para la Victoria, responden sobre gestión y prácticas políticas, cambios generacionales, relación con el poder central, empleo e inseguridad. Los desafíos del cambio de paradigma en el conurbano bonaerense, clave con vistas al proceso electoral de 2015.
Nuevo Encuentro, del Frente Renovador y del Frente para la Victoria, responden sobre gestión y prácticas políticas, cambios generacionales, relación con el poder central, empleo e inseguridad. Los desafíos del cambio de paradigma en el conurbano bonaerense, clave con vistas al proceso electoral de 2015.

Izq.: Lucas Ghi/Medio: Gabriel Katopodis/ Der. J. Patricio Mussi.
1- ¿Cuánto de las prácticas políticas que realizaban los viejos “barones del conurbano” están presentes en las actuales?
2- ¿Cómo es la relación del municipio con el poder central?
3- ¿Cuánto del presupuesto es propio del municipio y a qué áreas se destina?
4- ¿Cuál es el nivel actual de empleo en el municipio?
5- ¿Cómo están trabajando la problemática de la seguridad?
Entrevista. Lucas Ghi. Intendente de Morón
“Hay que sostener el modelo de crecimiento con inclusión”
Por Felipe Deslarmes
1- Creo que ha habido una transformación en la dimensión que han adquirido últimamente los municipios en relación con nuevas responsabilidades y alcances de los gobiernos locales. Dejaron de ser meros administradores de servicios muy básicos para constituirse en verdaderos gobiernos locales, con una agenda de intervención heterogénea, diversa y mucho más amplia que la que había hace 20 años. Cada municipio lo vive o ha vivido con las singularidades propias de cada territorio. También se está dando una transformación en el perfil de los cuadros de gestión que tienen que lograr una síntesis de capacidad de gestión, de trabajo, de capacidad en liderar equipos en función de nuevas responsabilidades que van desde la seguridad o la sustentabilidad ambiental, al desarrollo productivo y las competencias en materia de infraestructura básica. Hay una mayor exposición del intendente que tiene que ir acompañado también de una mayor apertura, de una mayor promoción de la participación ciudadana, del mayor protagonismo social, que se traduce en políticas públicas bien concretas como el presupuesto participativo o el acceso a la información pública. Ha quedado atrás aquella imagen del caudillo local que gobernaba como si su distrito fuese un feudo con prácticas violentas, donde no rendía cuentas. Hoy la comunidad está demandando una ciudadanía más activa, más atenta, más comprometida; no necesariamente más movilizada, pero el acceso a las redes de información y las nuevas tecnologías también permiten una auditoria popular y un canal de comunicación mucho más directo. En algunos distritos este proceso se dio con distintos grados de conflictividad. En Morón, después de la experiencia de los ’90, de ser caracterizados como “la capital nacional de la corrupción”, con todo tipo de escándalos a la orden del día, logramos –de la mano de Martín Sabbatella– una fuerte transformación en línea con una agenda de calidad institucional, con participación de las instituciones locales, del Concejo Deliberante, del consejo local, con rendición de cuentas, con participación ciudadana, con las audiencias públicas como instancia de discusión para la definiciones centrales de la vida política local, para que todo el mundo pudiera expresarse. Un proceso que en mayor o menor medida se han ido dando en todos los distritos de la provincia de Buenos Aires. Me parece que aquel estereotipo del “Barón del conurbano”, afortunadamente, ha ido quedando atrás. Obviamente, esto comenzó a darse desde mayo del 2003, en un contexto político, social y cultural que vuelve a legitimar a la política como la herramienta que tienen los pueblos para construirse su propio destino. Lo que hizo Néstor (Kirchner) fue reconstituir la autoridad presidencial, relegitimando la política como herramienta de transformación de los pueblos para mejorar su calidad de vida, con movilización, con participación. Contrario a la forma de los gobiernos conservadores reaccionarios que no quieren a la sociedad movilizada, participando, protagonista, discutiendo; porque una sociedad movilizada es una sociedad que cuestiona, que propone, que resiste. Eso generó un clima de época de transformaciones sin el cual no hubiese sido posible una ley que garantizase el 6% del Producto Bruto Interno para Educación ni el año y medio previo de discusión, de foros de debate en las escuelas, con las cooperadoras, con la comunidad educativa, con los consejos deliberantes y con los consejos escolares debatiendo. O no hubiese sido posible la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, ni la ley de identidad de género, el matrimonio igualitario, o tantas otras conquistas. Y no se trata de una movilización casual, sino de la movilización como condición necesaria para transformaciones sociales, económicas, culturales promovida por quien conduce este proyecto. Porque no hay movilización sin el líder que despierta interés, entusiasmo, que convoca, que enamora, y llame con gestiones que sean posibles, realizables. Más allá de la resistencia de algunos poderes, que impidieron la reforma judicial, con intereses ligados al poder judicial, históricamente colonizado también por el sector económico concentrado. Eso sigue pendiente.
2-Ahí se da una relación también inédita. No hay gestión posible de lo local sino es a partir de una articulación con lo nacional y, probablemente, tampoco haya una gestión posible de lo nacional que no tenga en los municipios socios estratégicos en la implementación de las políticas públicas. A diferencia de lo que pasaba en los ’90 cuando se concebían las políticas públicas desde algún laboratorio vinculado a algún organismo internacional y que después se desplegaban como paquete enlatado en las provincias, en los municipios; hoy hay una matriz de la política pública que se piensa con los intendentes, a partir de las necesidades del municipio y que se implementan en forma articulada con los intendentes. Tanto en Procrear, Progresar, Vacunación masiva, etc., no hay programa que no tenga en los municipios aliados naturales de las gestiones del Estado.
3- Hoy la incidencia del Presupuesto Nacional es enorme. Probablemente tenga mayor ponderación inclusive en los distritos menos favorecidos. En los distritos que tenemos mayor capacidad contributiva, probablemente eso no se vea representado del mismo modo. Y eso es algo que tiene un criterio de equidad fundamental que naturalmente acompañamos. Es decir, que el Estado está más presente allí donde las comunidades más lo necesitan. Hoy tenemos un nivel de intervención en obras, de iniciativa, de políticas publicas, desde Nación, que constituye casi un presupuesto paralelo de recursos.
4- El parque industrial está a capacidad plena, al punto tal que estamos gestionando su ampliación. Algo que va a suceder a fin de este año o principios del próximo.
5- Hay una demanda legítima de la comunidad en relación con la seguridad que hoy recae en forma clara sobre los municipios. Y que no necesariamente se corresponde con los niveles de recursos institucionales para dar respuesta; más allá de las políticas de intervención en materia de prevención, de convivencia, que hemos aplicado espontáneamente como soluciones tecnológicas, de participación ciudadana, de equipamiento policial. Ahora con respecto a la policía comunal, decidimos adelantarnos y empezamos en octubre la formación. Pero lo que no podemos dejar de decir, y es algo que las democracias del mundo demuestran, es que las sociedades seguras no son las que tienen las mejores policías. Que seguramente será una condición necesaria pero no determinante. Las democracias seguras son las más integradas, cohesionadas, donde los niveles de desigualdad entre distintos sectores son casi inexistentes. Y hay que tender a eso. La Argentina ha dado pasos gigantes en esa dirección, de los que no podemos desandar ni uno solo de ellos. Y tenemos que sostener este modelo de crecimiento con la inclusión que seguramente en el corto o mediano plazo también va a dar resultados en esta materia. Cuando uno pone una alarma, un botón de pánico, una cámara, sabe que no es por eso que está construyendo una sociedad más segura. Eso refiere a una medida estrictamente coyuntural; necesaria pero coyuntural. El cambio viene de una transformación de la matriz de distribución de la renta y de la igualación de oportunidades que merece toda sociedad. Y estamos encaminados en esta dirección.
Entrevista. J. Patricio Mussi . Intendente de Berazategui
“La apuesta es a futuro”
Por Felipe Deslarmes
1-No veo las diferencias planteadas como una cuestión de edad, y sí como una cuestión de forma de entender la política. Yo tengo como modelo a uno de ellos, mi padre. La verdad es que casi todas las prácticas las aprendí de él. Pero también hay muchos que se han aggiornado y hay muchos jóvenes ortodoxos. Cambió la manera de hacer política porque cambió todo en general. Cuando mi papá era intendente, escribía en papel y no existían los celulares. Hoy la comunicación vuela y está en la casa de todos. Y la comunicación cambió todo, incluso la manera de comunicarse del intendente. Antes había una manera de comunicarse entre el líder y la gente. Mi papá hacía los lunes una especie de asamblea donde la gente iba y le planteaba el problema, hoy eso se hace con Facebook. Todas esas prácticas cambiaron, y hay que sumarle que se modificaron las necesidades de la gente. Eran unas hace 20 años, fueron otras hace diez, y hoy (por suerte) son de segunda o tercera generación. Mi papá, en su primera gestión, se ocupaba de retirar la basura, tapar los pozos, cambiar lamparitas de la calle, de hacer instalaciones de agua, de cloaca. Hoy todo eso se hizo, y por supuesto que faltan algunas, pero mi viejo ponía caños de agua y yo estoy tendiendo redes. La gente no tenía trabajo y hoy me pide cajeros automáticos cerca de la casa, o más medios de pago electrónicos; antes pedían empleo y hoy discuten salarios en paritarias, piden más líneas de colectivos. El vecino que antes no tenía coche, hoy le preocupa que aumente la nafta o el tránsito, porque hoy sí lo tiene. Esa es la gran diferencia. Las necesidades de hoy tienen que ver con otro tipo de convivencia. La Justicia, la seguridad, la salud, la educación, son temas que antes ni se tocaban en los distritos; y hoy todo eso va pasa por el intendente. Hoy la gente que tiene empleo comienza a tener otros gastos, otra actividad en su vida, y te pide un cine, un lugar para ir a comer, lugares de entretenimiento; pedidos que hacen diez años eran imposibles porque la gente no tenía empleo. Son cambios sociales. Las mismas prácticas que usaban nuestros padres en la vida cotidiana se repetían en la política. Era una sociedad más machista, más paternalista, donde el intendente era como el jefe de hogar. La gente le confiaba la administración de los recursos y ellos actuaban en consciencia, tomando todo tipo de decisiones, equivocándose y acertando como un padre en su casa que elige adónde ir de vacaciones y en qué se gasta. Se manda macanas y nadie se atreve a cuestionar nada. Hay que recordar que antes el padre hablaba y todos se callaban, la maestra entraba y todos se paraban, hablaba el adulto y nadie se atrevía a discutirle. La sociedad era de esa manera. Cambió la forma de relacionarse nuestros padres con nuestros abuelos, después con nuestros viejos y nuestros hijos se reirán de nosotros el día de mañana. Hoy hay muchos más derechos que hace 70 años, cuando no votaban las mujeres. Eso es algo que hoy parece increíble. Y ahora votan los chicos de 16 años. Hay más participación, mayor pluralidad de voces, un chico se atreve a discutir al padre, la ciudadanía complejizó sus relaciones y aparece la voz del obrero, del jubilado, del pobre. Todos aquellos que fueron negados, ahora se pueden expresar de otra manera. Hoy tenemos una sociedad de mayor integración y la gente está aprendiendo a vivir en democracia.
2-Néstor (Kirchner) fue quien puso el foco en la fluidez del contacto porque había sido intendente y sabía de la importancia de que te llame el presidente por teléfono, que te convocara y se pusiera a charlar de los problemas de tu distrito. Néstor dio a los intendentes un protagonismo de gobernadores; que de hecho somos. Berazategui tiene más habitantes que Catamarca y que San Luis. Pero fue él quien nos dio el protagonismo del primer eslabón en la resolución de los problemas e inició una relación directa con el poder central. Y antes no era así. Antes sólo entraban los empresarios, los ministros de Economía o de Obras Públicas; y hoy entran los intendentes que finalmente somos los representantes del voto de la gente.
3-De nuestros 500 millones de pesos para este año 2014, el 70% son recursos genuinos, el 30% es coparticipación. También hay una serie de recursos de ejecución nacional que ingresan o no directamente al municipio, dependiendo si se trata de cooperativas de Argentina Trabaja, de jubilaciones, pensiones, Progresar, Asignación Universal por Hijo; y todo ese dinero se inyecta en la economía social y obras publicas nacionales. De los 500 millones del presupuesto, en números muy gruesos, la mitad se gasta en sueldos y la otra mitad en obras y servicios públicos, que es lo que cobramos a la gente, agua, alumbrado, barrida y limpieza. En Berazategui, todos los servicios son municipales, desde la recolección de residuos al agua, las cloacas, etc. Por eso la inversión más grande es en obras y servicios públicos. Y este año, 53 millones de pesos se destinaron a una secretaría de seguridad, algo más del 10% del presupuesto, para un tema que antes los municipios no teníamos y no se cobra un solo centavo de tasa. El otro 20% es para salud, otra tasa que no se cobra y sin embargo se presta.
4-Berazategui está por debajo de la media nacional de desempleo donde no llegamos a 6 puntos. Tenemos 12 parques industriales. Somos el municipio con más cantidad de parques industriales, y se siguen instalando empresas. Hay momentos en los que un empresario puede evitar una inversión porque le hicieron pensar que mañana explota la República Argentina. El miedo infundido por algunos medios –porque la verdad es que nadie tiene miedo sino por lo que lee o escucha– hace que ese empresario retrase su inversión. Pero al pasar los meses y descubrir que la gente se sigue levantando temprano para ir a trabajar y los pibes para ir a la escuela, terminan instalándose. Nosotros inauguramos dos fábricas el mes pasado y de acá a fin de año tenemos otras cinco para inaugurar.
5-Nuestro municipio viene invirtiendo en la Policía Bonaerense, pagando la nafta a los 90 patrulleros que dan vueltas por Berazategui, y de los cuales 25 son municipales. Además, pagamos 2 millones de pesos mensuales en policía adicional para que manejen los patrulleros que compró el municipio. Además, tenemos casi 200 agentes como una especie de seguridad privada municipal no armada que son los chicos del tránsito capacitados para custodiar plazas y algunas avenidas. Pero además pusimos patrulleros blindados y una unidad de monitoreo con 200 cámaras municipales. Si le pregunta a la gente cuál es su principal problema, el que tiene empleo te va a decir “la inseguridad”. Pero la mayor preocupación siempre es mantener el empleo. Y eso se sostiene. Por lo tanto, sigue siendo la seguridad la principal preocupación. Pero también sucede que la década del ’90 nos marcó muy fuertemente, cuando no había trabajo y este país los excluyó, los echó del sistema. El tema de la seguridad es bien complejo y no se puede salir a matar, que además no soluciona nada. Tiene que estar preso el que roba pero hay que tratar de reinsertarlos en la sociedad. La solución está en la inclusión y es de esperar que sostenida en el tiempo, los hijos de la AUH, cuando sean grandes van a generar una sociedad con mucha menos preocupación por la inseguridad. La inclusión es el único lugar. Con la feria del libro donde estuvieron Felipe Pigna, Pacho O’Donnell, estamos combatiendo inseguridad; como cuando entregamos una notebook a un chico, cuando se prioriza la “deserción 0” (llevamos cuatro años seguidos de deserción cero en escuelas primarias). Ningún candidato va a solucionar de un día para el otro el tema de la inseguridad. La apuesta es a futuro y dentro de 10 o 15 años no va a haber inseguridad si se mantiene este modelo de país.