Enrique Martínez: “Nunca hay que apelar a la importación como política antiinflacionaria”
Entrevista al ex director del INTI
Consultado por el funcionamiento de las redes de comercialización organizadas para la comercialización de productos frescos, el ex director del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) observó, en diálogo con Miradas al Sur, que desde hace años, estos productos se manejan con un mecanismo que establece una intermediación muy fuerte entre el productor primario y el consumidor. Tan fuerte que permite al intermediario remarcar los precios a su antojo. “Es el caso del tomate, que tanto ha repercutido en estos días por el acuerdo de precios cuidados, y donde cualquier verdulería tiene precios mucho más baratos”, subraya Martínez al tiempo que asegura que la verdura de los grandes supermercados generalmente suele estar más cara que en un verdulero organizado. “Y eso, a pesar de que les sirve como producto lateral y de que compran grandes volúmenes; sin embargo, tienen un sistema de venta que hace que el productor necesite cubrirse con márgenes importantes”, puntualiza.
–¿Es por eso que la calidad de las verduras es peor en los hipermercados?
–Los mecanismos de intervención de la agricultura familiar garantizan mejor calidad y mejor ingreso para el productor primario. Y hay dos temas centrales adicionales: por un lado, los supermercados evitan categóricamente los controles sanitarios del Estado. Al comprar en términos industriales y no pasar por el Mercado Central, evitan los controles bromatológicos. Y por otro lado, algo que ocurre con todos los productos, no solamente con los productos frescos, es que impone una intermediación muy fuerte que puede llevarlo a bloquear totalmente el acceso al consumidor para los pequeños productores.
–¿Tan fuertes que podrían acopiar suficiente mercadería como para desabastecer el mercado y habilitar una suba de precios?
–Efectivamente, el supermercado tiene en sus manos la posibilidad de realizar movimientos especulativos, probablemente más en productos envasados que en frescos, pero también en eso. Pero repasemos: la versión –que yo considero un error– respecto de la potencial falta de tomates en medio de una producción alta fue centro de atención porque Coto lo dijo. Fue una actitud absolutamente especulativa, porque Coto no controla la producción y no tiene ningún argumento que lo lleve a esa conclusión más que la vocación de hacer correr el precio para arriba. Sin embargo, quisiera remarcar que cualquier intento de utilizar la importación como política de control de precios internos, sea de un producto perecedero o de un bien final, es equivocada porque pone en riesgo la supervivencia del productor primario y deja en pie todos los intereses de los intermediarios y de los especuladores. Cuando hay acuerdos de precios y se quiere actuar sobre los precios hay que actuar sobre toda la cadena de valor nacional reduciendo el margen de intermediación ociosa. Como principio general, nunca hay que apelar a la importación como política antiinflacionaria. En el programa de Cavallo durante el menemismo, la importación como control inflacionario fue un eje central y con eso se consiguió que desaparecieran miles de industrias y miles de productores agropecuarios. Yo creo que ni siquiera como amenaza funciona.
http://sur.infonews.com/notas/enrique-martinez-nunca-hay-que-apelar-la-importacion-como-politica-antiinflacionaria
http://issuu.com/miradasalsur/docs/miradas_al_sur_edicion_295/10