Contra la violencia y por la tierra
El movimiento latinoamericano de agrupaciones campesinas e indígenas se reunió en Buenos Aires para compartir experiencias, plantear desafíos y realizar propuestas. Su consigna: “Contra el capital y el imperio, por la soberanía de nuestros Pueblos, América lucha”.
En la biblioteca nacional. Allí Se reunió la mayor organización de campesinos, indígenas, afrodescendientes, pescadores y mujeres./ A sala llena. Unos doscientos delegados de la CLOC-VC asistieron al acto.
Ante más de doscientos delegados de organizaciones campesinas, estudiantiles y políticas del país y de América latina que llenaron el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional en Buenos Aires, se concretó el acto de la Secretaría Operativa de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo-Vía Campesina (CLOC-VC), la mayor organización de campesinos indígenas y criollos, latinoamericanos y caribeños.
La Coordinadora es un movimiento continental integrado por organizaciones campesinas e indígenas, de afrodescendientes, de pescadores y de mujeres, fundado en 1994 en Lima, Perú, que nació en el marco de la Campaña Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular. Realiza su Congreso Continental (la instancia máxima donde se formulan sus definiciones políticas) cada cuatro años. Allí se solidarizan y comparten experiencias.
En el Congreso que se realizó en el año 2010, en Quito, Ecuador –que consagraba el lema Contra el saqueo del capital y del imperio, por la tierra y la soberanía de nuestros pueblos, América Lucha–, se resolvió, entre otras medidas ratificadas por más de 1500 delegadas y delegados campesinos indígenas de todo el continente, el traspaso de la Secretaría Operativa de la CLOC-VC a cargo de la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas e Indígenas (Fenocin), de Ecuador, al argentino Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI).
Aquí se respira lucha. En los seis días previos al encuentro, fueron llegando a Buenos Aires los delegados de Paraguay, Brasil, Uruguay, Nicaragua, México, República Dominicana, Ecuador, Venezuela, Cuba, Colombia, Perú y Honduras. Sus reuniones los ocupaban de 8 a 20 en las instalaciones del Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos (Isedet), en el barrio porteño de Flores.
Los primeros llegaron antes de las 10 e instalaron en el hall mesas con libros, revistas y productos de producción propia. De a poco se sumaron otros de sus compañeros con banderas, remeras y gorras rojas y verdes con los símbolos de las agrupaciones, mezcladas con las celestes de la argentina Los Pibes.
A las 11, cuando habían llegado casi todos y mientras circulaba el mate, seguían compartiendo sus experiencias en la charla. Pero ya los invitaban a ingresar a la sala. Con la consigna de Contra el capital y el imperio, por la soberanía de nuestros Pueblos, América Lucha, el acto empezó media hora después. Una mezcla de emoción y determinación marcó el clima del encuentro. Se escuchaba el tema “Latinoamérica”, del grupo puertorriqueño Calle 13.
El desarrollo en carne viva. Luego de la presentación y la mención de adhesiones, tomó la palabra Nuri Martínez, delegada de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria (Fensuagro), de Colombia. Martínez comenzó por describir el complejo escenario de la coyuntura latinoamericana en un contexto de crisis del capitalismo. Al hablar de su país, observó que se encuentra en medio de un proceso de diálogo por la paz, pero a la vez que advertía que sin ese elemento no puede existir una democracia verdadera, afirmó: “Ni el gobierno nacional ni los sectores de ultraderecha quieren la paz”.
Agregó que, desde su punto de vista, “Colombia está arrodillada ante el imperialismo norteamericano, que tiene una estrategia de invasión y de impedir el avance de los gobiernos progresistas en América latina, sobre todo en Sudamérica”. Y remarcó casos de otros países de la región, como Paraguay, donde “el imperialismo ha cambiado los métodos de intervención; esta vez, dio allí un golpe institucional”. Alertó también sobre las acciones desestabilizadoras en Ecuador y Bolivia. Lamentó la muerte de Chávez y saludó e invitó a apoyar a Nicolás Maduro para dar continuidad al proceso venezolano. También advirtió sobre las violaciones a los derechos humanos que se padecen en Centroamérica, sobre todo en Guatemala y en Honduras, “donde frecuentemente aparecen asesinados decenas de líderes campesinos”.
Martínez remarcó que el avance sobre Latinoamérica ha sido diferente al que logró el imperialismo en otros continentes, por la resistencia de este pueblo, y convocó a la unión en acciones conjuntas para logra un fuerte impacto a nivel latinoamericano. Para terminar, señaló: “Nuestro enemigo es muy grande y cada vez más poderoso; pero tiene contradicciones y está en nosotros que las profundicemos”.
Aquí estamos de pie. Luego tomó la palabra Luis Andrango, presidente de la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas e Indígenas (Fenocin), de Ecuador, quien revisó la historia de la Secretaría Operativa de la CLOC desde su fundación en 1994. Hizo referencia a la importancia de la fecha de este traspaso, ya que según el calendario andino, basado en los ciclos agrícolas, el 21 de marzo –el mismo día de la reunión– comienza el Pauca Raymi, la época de florecimiento. “Estamos justamente en la época en que los hombres y mujeres del campo plantaron ya sus cultivos, sus esperanzas y sus sueños.”
Andrango remarcó la importancia de la lucha que plantearon los campesinos y recordó que en 1992, “cuando el neoliberalismo parecía que triunfaba sobre las mentes y la conciencia del pueblo latinoamericano, organizaciones como la CLOC ya veníamos reivindicando la posibilidad de construir otro modelo que no se basara en la acumulación, la explotación y el capitalismo”. Subrayó que desde entonces alertaban que las tesis del neoliberalismo sólo profundizarían la pobreza y la exclusión.
“Hemos logrado desterrar, a través de la CLOC y de la vía campesina, toda la ofensiva de promover en Latinoamérica un área de Libre Comercio, un intento de mirarnos como compradores y no como seres humanos”, agregó. Y recalcó que varios países todavía batallan contra el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).
Un pedazo de tierra que vale la pena. Cerraron el acto los representantes del MNCI, los argentinos Deolinda Carrizo y Diego Montón. “Están queriendo desaparecernos desde hace 500 años”, dijo ella, emocionada, en alusión a las denuncias de asesinatos de campesinos en América latina, a mano de fuerzas policiales, de empresarios o de particulares. Remarcó que el desafío consiste en generar nuevos valores: “Hemos impulsado la campaña permanente contra la violencia de género. Necesitamos ser libres e independientes de imperios y sexos. Necesitamos nuevos actores, nuevas místicas”.
Por su parte, Diego Montón recuperó la figura de Artigas, promotor de la primera reforma agraria de Sudamérica, y mencionó una de sus consignas: “La tierra pa’ los naides”. Describió entre las estrategias del imperio la de ligar las transnacionales con las oligarquías locales. Cuestionó la mirada que desde allí se propone mercantilizar la naturaleza. Habló de solidaridad y soberanía; sobre la necesidad de dar respuestas concretas; sobre abastecimiento de alimentos y rescató el reciente informe del INTI según el cual se habían detectado agrotóxicos en la leche materna “y ya no sólo de quienes viven en el campo expuestos a los químicos”: el informe, enfatizó, “hace un análisis en la ciudad de Buenos Aires y demuestra que los químicos están en lo que comemos, afectándonos”.
Un pueblo sin piernas pero que camina. El movimiento tiene previsto realizar en junio la VI Conferencia Internacional de La Vía Campesina en Jakarta, Indonesia, para sellar lazos con países de otros continentes que también integran el Tercer Mundo.
La reunión en la Biblioteca Nacional concluyó a las 13 para seguir en el Isedet dos días más. Mientras los asistentes dejaban la sala, volvía a escucharse el tema “Latinoamérica”, de Calle 13, y una estrofa quedaba repicando: “Esta tierra no se vende”.