Publicada en GENTE N° 2478 del 15/01/2013

SEBASTIAN VIGNOLO
"Nuestros mellizos llegaron cuando ya nos parecía imposible"

Después de cuatro años de búsqueda –con tests negativos y tres fertilizaciones asistidas que fracasaron-, Sebas y Paula recurrieron, casi sin esperanza, al método in vitro… ¿y vinieron mellizos!. El embarazo no fue fácil: ella soportó seis meses de reposo, y ya nacidos, los bebés pasaron tres semanas en Neonatología. Hoy ya tienen más de dos meses. ¡Grande, papás!
Por Felipe Deslarmes   Fotos: Nicolás Mellino

Pocas imágenes generan más ternura que un padre acunando en sus brazos a su bebé. Así encontramos en el balcón de su casa, a la vuelta de la Basílica San Antonio de Padua, en Devoto, a Sebastián “Pollo” Vignolo (37), uno de los periodistas más queridos del ambiente, con Benjamín, uno de los mellizos de poco más de dos meses que tuvo con su esposa, Paula Planas (34).
Su casa es moderna y en la tele ya reinan los dibujitos animados. En una pared, la foto de la pareja en el día del casamiento carga con una nota escrita a mano por el pollo: “Nunca abandones un sueño sin antes poder convertirlo en realidad”. 
Se conocieron en el club All Boys, cuando ella tenía 15 años y él 18. Paula jugaba al vóley y él, fútbol con uno de los hermanos de ella. Él estaba perdidamente enamorado, pero se distanciaron “porque era muy chiquita y no supo abrirme el corazón”, desliza el Pollo mientras ella se sonroja y se muerde los labios.
Pasaron los años y un 28 de mayo de 2007 ella le envió un mensajito de texto. Él respondió. Se reencontraron. Empezaron a salir. Se enamoraron y nueve meses después se casaron. Pero buscaron tener hijos durante más de cuatro años, incluidos tres intentos de fertilización asistida que no funcionaron. Decididos a jugarse enteros, dieron un paso más: la fecundación in vitro.
Su médico les había explicado cómo sería cada paso, incluyendo las tres inyecciones por día durante un mes y que luego le aplicaría su mamá cuando cerraban el negocio de ropa de bebés que tienen juntas. “El hombre acá sólo puede acompañar y contener, pero la que pone el cuerpo es la mujer”, reconoce el pollo.  Pero al principio los embriones no prendieron y tuvieron que llevarlos al laboratorio nuevamente. “Cuando volvieron, me pasaron por la cabeza: mi vieja, las inyecciones, los evatest negativos, y pensé: ¿todo al divino botón?”, recuerda Paula. Pero esta vez sí se dio.
- ¿Mucha presión?
Sebastián:- Sí. Pero la presión se la pone uno… el entorno suma, pero sin querer, y con buena onda… Fue un embarazo muy deseado, muy buscado pero del que no podría decir que fue “una dulce espera”. No lo pudimos disfrutar.
Paula:- Fue un embarazo complicado: empezamos con pérdidas, cólicos renales en la semana 20 y a los cuatro meses, fuertes contracciones. Estuve en reposo los primeros tres meses y los últimos tres. 
-¿Tensionó a la pareja esa dificultad?
Paula:- Al contrario, no unió mucho más. Lloramos mil veces, pero juntos.
Sebastián:- Hubo mucha comprensión y nos poníamos distracciones para darnos tiempo. Tratábamos de convencernos de que en ese momento era lo mejor… pero en el fondo sabíamos que algo nos faltaba. En enero del año pasado estábamos veraneando en Punta del Este y fantaseábamos con que fueran las últimas vacaciones solos… Y gracias a Dios que hoy es así. Estamos con 35° de calor en Buenos Aires, pero felices con los nenes.
-¿Era muy difícil ver el resultado negativo de los evatests?
Sebastián:- Esperar el resultado era como un penal de la final del mundo… Y cuando veíamos que era negativo, era tremendo. Pero gracias a Dios, la pareja se fortaleció. No sé qué hubiera pasado en el tiempo, de sostenerse eso, pero no fue así… tal vez hubiéramos pensado en la adopción, que era una posibilidad.   
-¿Y cómo recibieron el “sí”?
Sebastián:- teníamos que llamar a las 16 del 29 de marzo… yo volvía de trabajar a las 14.30. Ya habíamos almorzado. Estábamos en la cama esperando desde una hora antes. Cada minuto era una eternidad. Y cuando se hizo la hora, decíamos: “mejor esperemos dos minutitos más…”. Llamó ella y puso el teléfono en altavoz.  
Paula:- Cuando la doctora me dijo: “¿estás sola?”, pensé lo peor, que preguntaba para saber si alguien iba a poder contenerme… Pero cuando me dijo: “¡Estás embarazadísima!”, altábamos de alegría.
Sebastián:- Y ahí empezamos: ”Pará! No saltemos, ahora hay que cuidarlo…”. Empezaba otro tramo. Que vivimos con mucho miedo, aunque también con momentos de disfrute.
-¿Qué creen que los sostuvo?
Sebastián:- Somos muy creyentes. Yo todas las tardes y ella todos los 15, pasábamos por la parroquia de la Inmaculada Concepción, la iglesia de la Dulce Espera. También íbamos del Padre Mario, en González Catán… ¿Sabés qué? Siempre sentí presente, como un ángel, a mi abuela, la que prácticamente me crio.
..........................................................................................

Pero el parto se adelantó, porque Paulina ya quería salir. Paula sólo recuerda cuando le pusieron a su hijos a su lado. “Ése momento no me lo olvido más”, dice. Pero su fe tendría que sortear algunas pruebas más. Y luego de la cesárea, debieron pasar tres semanas en neonatología. Benja tenía dificultades respiratorias y lo conectaron a un respirador. Por eso, a último momento cambiaron su segundo nombre de Sebastián a Mario, en honor al Padre Mario. Se pasaban juntos el día entero allí desde temprano, salvo las horas que él iba a sus programas y a las 22 cuando se iban dormir a su casa. “Era difícil, regresar y encontrarnos solos… después de todo lo vivido”, recuerda el pollo y agrega: “Pero queremos destacar el laburo de la neo de La Trinidad y particularmente el del Doctor Coco Bain y el de Cecilia García”.  
Finalmente, el martes 13 de noviembre, cumplieron el sueño de ingresar a su hogar como una familia. “Salimos dos y entramos cuatro”, recuerda Paula mientras Sebastián revela: “Ahí sentí que empezaba a ser padre. Ya sin neo, ahora dependían de mí. Recién ahí sentí TODA la responsabilidad”.
El pollo es amigo de Nicolás Cambiasso, el arquero de All Boys, que tuvo mellizos hace seis meses, en una situación similar. “Lo llamaba y me iba contando alguna de las cosas que me podían pasar, y me permitía estar adelantado. Me decía: ‘¿Sabés quién va a ser tu mejor amigo en esta etapa? ¡Farmacity!’. Y es verdad… Que algodón, que la leche… y a cualquier hora… es así”.
……………………………………………
Todavía estando en neonatología, el primero con quien habló el pollo públicamente, fue con Jorge Rial. Después de esa nota, la gente los paraba por la calle o les mandaban mensajes agradeciéndoles que por su ejemplo retomarían la búsqueda de su hijo. “Pienso en todos los que chocan con la cuestión económica… Yo agradezco a mi profesión que me permitió afrontar el costo, pero me parece muy injusto que otra persona no pueda acudir a este método. Para mí, es un valiente el que intenta, choca y sigue intentando; y no se da por vencido nunca. Así como también el que adopta, que es uno de los actos de amor más grandes. Pero es necesario que salga la ley que permita el acceso de todo el mundo a este tratamiento”.
Hoy, los miedos han pasado, también los difíciles primeros días de adaptación. Por la mañana Sebastián ayuda a cuidarlos y, cuando se va al programa, lo reemplaza su suegra, Leticia. “Ella es clave. Sobre todo, por la relación madre-hija”, dice el pollo.
-Ser padre ¿cambió tu trabajo?
-Un montón… Estoy desesperado por venir a verlos en cuanto termina el programa. Antes, tal vez tenía una charla de producción: “Che, ¿qué hacemos mañana?” y yo: “Mañana vemos, dejáme volver…” Me agarra desesperación.
Paula:- En los cortes, me manda mensajes de texto: “¿Cómo estás? ¿Y los nenes?”
Sebastián:- Ahora entiendo al compañero que me decía que tuvo que llevar al pibe al pediatra… y yo pensaba si realmente hacía falta que él estuviera ahí… Claro que sí! Lo más importante pasan a ser tus hijos… Ahora nos queda la otra parte de la historia, la de aprender a ser papás.  
**********************************************************

EPÍGRAFES FOTOS:
ESTAMPITAS
Las estampitas que el pollo guardaba en una bolsita transparente y arrugada. “Esto lo tuve en el pantalón todo el tiempo, desde el primer día de la inseminación. Algunas son mías y otras que me daba la gente. Al salir de casa, agarraba: documentos, cédula, tarjeta, llaves… y esta bolsita. Y las pusimos a ellos en la cunita cuando nacieron. Cuando sepa que alguno las necesite, se las voy a dar”.

---------------------------------------
LAS PIEZAS DE LOS NIÑOS
Un amigo les pintó a mano unos dibujos: para Paulina, princesas; para Benjamín, motivos futboleros que acompañan un cuadro con una camiseta del Barcelona que le regaló Messi. “Los dos ya son socios de All Boys, obviamente”, aclara el pollo.

---------------------------------------
BRAZOS
Cada uno se tatuó el nombre del otro. Pero él además, la fecha en que ella le envió un mensaje de texto, puntapié inicial de la relación. En su otro brazo se tatuará los nombres de sus hijos: Paulina y Benjamín.