Entrevista. Julio Pereyra. Intendente de Florencio Varela
Intendente desde principios de los años ’90, Pereyra pone el acento en los beneficios que trajo el modelo que arrancó en 2003. La interna bonaerense, el paro con movilización de Moyano y los temas pendientes en la opinión de un jefe comunal que, además, preside la influyente Federación Argentina de Municipios.
La entrevista empezó antes de encender el grabador. Tuvo lugar el martes pasados, minutos después de que la presidenta Cristina Kirchner definiera la posición del Gobierno frente al paro y la concentración convocados por Hugo Moyano. En su oficina porteña, en el subsuelo de la Casa Néstor Kirchner, a pocas cuadras de la Plaza de Mayo, Julio Pereyra arrancó con una ironía: “Aquí estamos, dudando… No sé si acompañar a Cristina o a Moyano”. Luego, le pedirá al fotógrafo que lo retrate con un cuadro de fondo donde se ven a Néstor y a Cristina. Próximo a cumplir 61 años, Pereyra es uno de los intendentes que más reelecciones consecutivas acumula: desde 1992 gobierna Florencio Varela, un municipio de 430 mil habitantes repartidos en 200 kilómetros cuadrados. Además, preside la Federación Argentina de Municipios (FAM) desde 2003 y, desde 2005, la Federación Latinoamericana de Ciudades, Municipios y Asociaciones Municipalistas (Flacma). “No son tiempos de estar discutiendo temas propios. Necesitamos toda la capacidad de nuestros dirigentes al servicio de lo que nos falta construir”, dirá antes del arranque formal de la entrevista.
–¿Qué análisis hace del paro de Hugo Moyano?
–Moyano no está representando los intereses de los trabajadores como lo ha hecho en otras oportunidades. Al principio era un tema salarial, mezclado con la cuestión del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias y el reclamo por las asignaciones familiares. El tema salarial de los camioneros se resolvió. Lo que queda pendiente se está discutiendo con los sindicatos en una mesa de diálogo. La postura de Moyano es una expresión política ajena a las necesidades del movimiento obrero. Nadie ha hecho tanto por los trabajadores como Néstor y Cristina. Parece que Moyano olvidó lo que antes reivindicaba. ¿Cómo puede ser que se asocie con quienes fueron enemigos del proyecto? ¿Creerá que esto puede ayudarle a ser reelecto en la CGT…? Lo que está claro es que en un contexto mundial complejo, en la Argentina estamos discutiendo paritarias. Creo que debemos seguir en ese camino. Los dirigentes deberían anteponer los intereses nacionales a sus intereses personales.
–Como intendente y como presidente de la Federación Argentina de Municipios, ¿qué opinión le merece el revalúo inmobiliario rural bonaerense?
–Es una buena medida, que debió ser mucho más profunda, porque las ganancias que tienen los productores agropecuarios de la Pampa Húmeda son siderales. Los campos aumentaron sus precios unas setecientas veces. No podía ser que un vecino de Florencio Varela pagara el doble de lo que pagaban productores que tienen cientos de hectáreas. Eso era injusto. Hay que rescatar la voluntad política porque la realidad es que hasta ahora ningún gobernador se había animado a avanzar hacia un esquema impositivo más equitativo.
–¿Qué lectura hacen desde la Federación de la cuestión de la basura?
–El mayor problema es la Ciudad de Buenos Aires. El distrito, por ejemplo, arroja sus residuos cloacales frente a las costas de Berazategui. Eso es injusto, aunque paguen el doble. No hay precio que compense la contaminación. La Ciudad de Buenos Aires ni siquiera ha puesto en marcha el Plan Basura Cero, con en el que se habían comprometido a mejorar la situación. Nosotros estamos por inaugurar una planta que nos va a ayudar a reducir un cuarenta por ciento la producción de residuos. Es la primera parte de un plan al que se agregarán varios módulos. Pero también estamos discutiendo cómo involucrar al vecino para conseguir mejores prácticas. Creo que esto marca un contraste entre los que estamos haciendo en la provincia y lo que está haciendo la administración de Macri.
–La seguridad es uno de los principales reclamos de la gente, en especial en el área del conurbano bonaerense…
–Sí, y es el tema que más tiempo de gestión insume… Hay dos visiones contrapuestas. Una tiene como eje tres elementos: policía, patrullero y rejas. La otra es una visión que piensa la seguridad desde la inclusión. Nuestra opción es clara: estamos con el segundo enfoque. Obviamente, el que las hace las paga y debe ir preso; y la policía debe estar capacitada y tener los elementos para trabajar. En este contexto, un tema importante es el cumplimiento de las condenas. De cualquier forma, creemos que es esencial darle oportunidades a la población en situación de riesgo. En esencia, profundizar el proceso de inclusión social. Con ese objetivo, desde el municipio hemos creado en forma conjunta con el Gobierno nacional un observatorio que nos permite actuar sobre cuestiones relacionadas en forma directa e indirecta con la exclusión. Hay pibes que precisan una atención diferenciada. Todo eso tiene que ver con la seguridad, aunque sea lo que menos prende en los medios de comunicación.
–¿La municipalización de la policía podría ser parte de la solución?
–Municipalizar puede ser una de las herramientas, pero no la única. Si no se hace bien, puede que encontremos fuerzas policiales ricas y otras pobres. Lo que hay que pensar es qué hacemos con la delincuencia; pero hay que pensarlo a nivel provincial. Si se refuerza un distrito y no todos, sólo se logrará el desplazamiento de los delincuentes. Pero insisto con que hay que darle al tema un enfoque amplio. No justifico ni apaño el delito, pero sí creo que quien ya pagó sus penas también debe tener una oportunidad. Le cuento una experiencia. En Florencio Varela compramos una bloquera, que es una máquina para hacer ladrillos, y pusimos a trabajar ahí a treinta chicos que habían salido de prisión hacia poco tiempo. Sólo uno reincidió.
Presupuesto. Florencio Varela tiene un presupuesto anual de 293,5 millones de pesos. La masa salarial insume el 56%, la administración central un 22% y la recolección de residuos, que se realiza a través de una cooperativa, insume el 12%. El resto se distribuye en obras y servicios (5%), salud (3%) y cultura y deportes (2%). Aunque el Gobierno Nacional ha realizado un gran aporte en materia de viviendas sociales, la zona de Florencia Varela, al igual que la mayor parte del conurbano, registra un fuerte déficit habitacional. La situación ha disparado la aparición de asentamientos. “Algunos grupos ocuparon zonas inundables a las que no se podría llevar los servicios. Estamos viendo cómo los sumamos a los planes de viviendas y, al mismo tiempo, evitamos que esos lugares puedan ser nuevamente ocupados”, dice Pereyra.
–Usted es intendente desde el ’92. ¿Qué cambió en todos estos años?
–En la década del ’90, el común denominador fue el cierre de establecimientos industriales. Los muchachos recibían la indemnización y compraban un auto para trabajar de remiseros o ponían un almacencito en la pieza que daba a la calle. El distrito era eso. Mi tarea como intendente era ver cómo llegábamos con más comedores. Nos habían convertido en gendarmes sociales. En vez de tirarles con balas, les tirábamos con polenta. Me pedían que tapara los baches y se ofrecían a conseguir los escombros, pero yo no tenía ni para el gasoil del camión. Nos la pasábamos desdoblando el pago de los sueldos. La situación llegó a tal extremo que estuvimos a punto de cerrar el hospital municipal… La gente se nos moría arriba de las ambulancias... Algo terrorífico. La desocupación significó mamás desnutridas y chicos con problemas graves de salud. Los chicos iban a la escuela sólo para comer… Se desmayaban en clase. El camino que empezamos en el 2003, a los varelenses nos cambió la vida. Hoy, el hospital regional de alta complejidad de El Cruce es un orgullo provincial. Vienen de todo el país. En la actualidad, la discusión está en cómo damos más internet, cómo atraemos más inversiones o en cómo ayudamos a que nuestras empresas exporten. La grúa más grande de América latina, que compró Venezuela, su fabricó en Florencio Varela. Dejamos de ser los municipios del alumbrado, el barrido y la limpieza. Ahora, estamos metidos en todos los temas.
–Pero hay servicios básicos en los cuales el municipio sigue teniendo un rol central. En materia de salud, por ejemplo... ¿Cómo enfocan el tema?
–Nuestra visión va más allá de que haya medicamentos, o un centro de salud para que la gente se atienda. Cuando tomé el distrito, teníamos una mortalidad infantil del 30 por 1.000. En la actualidad, estamos en el 8 por 1.000… Y todavía es alto. No queremos un Estado para curar enfermos, sino para mantener sana a la población. Por eso, estamos difundiendo información nutricional y educando para generarse hábitos culturales sanos. El otro aspecto importante de la prevención tiene que ver con las condiciones sanitarias de la población. En dos o tres meses más, en las zonas urbanas, vamos a llegar al ciento por ciento de los hogares con la red cloacal, de agua y de gas. Ése es el modelo. Eso es salud.
Educación. Inaugurada en noviembre de 2010, la Universidad Nacional Arturo Jauretche se propuso funcionar como un agente de desarrollo de políticas públicas, además de la clásica función académica de formar técnicos y profesionales. “Es la oportunidad que nunca tuvieron nuestros pibes, la que nadie les dio”, dice Pereyra. La universidad ya tiene más de ocho mil matriculados. “El tema de la inseguridad está íntimamente vinculado a la falta de inclusión y a la falta de oportunidades”, agrega Pereyra.
–¿Y con los más chicos?
–También a ellos este gobierno les ha dado una oportunidad. Cuando ando por los barrios humildes y veo que en una casa precaria, en el fondo, un chiquitín estudia con una de las tres millones de netbooks que entregó la Presidenta, me emociono. Eso es revolucionario y me agrega otros compromisos, como llevar internet a todo el distrito… Pero, enhorabuena. Cuando uno defiende este modelo, no es por alcahuete que lo hace, sino porque este modelo nos devolvió la esperanza.
–¿Y desde lo personal, qué le devolvió el modelo?
–Las ganas de seguir militando.