Nota publicada en GENTE el 3 de enero de 2012

LA SALUD DE CRISTINA
“Existe una enfermedad del poder”, Nelson Castro.
El periodista y médico neurólogo escribió un libro sobre las patologías que aquejan a los gobernantes, y reflexiona sobre el caso de la Presidenta. “ha decidido actuar una buena paciente”, se alegra. Y cree que “ el fenómeno de tensión al que están expuestos los mandatarios termina generando afecciones ”.
En su libro Enfermos de poder presentó los casos de varios presidentes con padecimientos. ¿Se da de la misma manera hablando de poder político o empresarial?
-Si. La diferencia es que en el contexto del poder político las consecuencias son mayores. Cuando digo que el poder enferma es por el fenómeno de tensión al que están expuestos los presidentes, que en muchos casos terminan generando afecciones y en otros, agrava enfermedades prexistentes.
-El hecho de que sean tanto los casos, ¿resulta casualidad o causalidad?
- Éstas cosas son causales. Hay todo un fenómeno subsistente, aunque podría uno preguntarse por qué los presidentes europeos no las tienen. Primero que no es tan así: es evidente que allá se mantiene mucho más oculto. El ejemplo más claro es el de ( François ) Mitterrand, que gobernó con cáncer de próstata.
- ¿Incide la personalidad?
- Obviamente. No todos reaccionan igual frente a situaciones similares, pero hay un elemento interesante: si uno de las fotos de los presidentes antes de asumir y al dejar el cargo, luego de cuatro o cinco años-período al cabo del cual normalmente no deberían verse grandes cambios-, la diferencia son impactantes.
- ¿Las enfermedades son una advertencia del cuerpo que reclama parar?
-Sí, claro. Kirchner no lo tomó en cuenta. Su situación fue anormal y eso tiene que ver con conductas de él más que de sus médicos, estoy seguro de que deben haberle advertido.
-¿Considera que pasara algo similar con Cristina?
- No lo creo. Han ocurrido algunas cosas novedosas, como que el Gobierno nacional haya comunicado tan claramente el diagnóstico. En general, los Kirchner eran reacios a dar información mediática clara. En este caso, hubo un cambio y creo que ha tenido más influencia el caso Lula que el caso de Chávez. Y, aunque este último haya tenido una actitud de comunicación positiva, no ha sido tan completa como la de Lula. Creo que la presidenta ha decidido actuar una buena paciente y seguir todas las indicaciones médicas que le den.
- De todos los casos que investigó, ¿cuáles le llamaron más la atención?
- Todos llaman la atención la salud de un presidente es un dato político importante. Perón nunca debió haber accedido a su tercera presidencia, porque era un hombre moribundo. Los médicos dieron sus partes al Congreso Justicialista de agosto de 1973. Allí explicaban que Perón no estaba en condiciones de asumir ese mandato. Otro es Kirchner: de no ser por su salud, hoy sería Presidente.
- Recién hablaba de omnipotencia ¿no será que estos políticos pusieron el foco en su objetivo más que en su cuidado físico?
-Es interesante eso, por que hoy está como latiguillo el “doy mi vida por la causa”. Pero cuando los ves, notás y lo que les importa es el poder. Por ejemplo, si Perón no se hubiera presentado a la presidencia, en el ‘74 no habría estado Isabelita. Podría haber dicho que gobernará otro con el apoyo del peronismo, y la historia habría sido otra. ¿Qué necesitaba Perón en una tercera presidencia? Ya sus médicos le habían dicho que si asumía debería no ejercer por más de cinco horas diarias… Pero quería ser presidente. Más allá de la actitud del político de querer hacer cosas, lo que quiere es estar en el poder. Por eso yo hablo de una enfermedad del poder, porque puede más que la propia vida.
- En nuevas ediciones tuvo que agregar los casos de Fidel Castro y Néstor Kirchner ¿va a incorporar también los de Lula, Lugo, Dilma, Chávez y ahora Cristina?
-No. Seguramente tendré que preparar una segunda parte.