Nota Publicada en Miradas al Sur el 19/09/2010

Un paso más para avanzar con la democracia sindical
El jueves 23, los afiliados de la CTA eligen su secretario general. A sólo cuatro días de las elecciones internas en la Central de Trabajadores Argentinos, Miradas al Sur entrevistó a los candidatos que encabezan las cinco listas nacionales que se disputan la Secretaría General.

Pablo Micheli (Lista1); Néstor Correa (Lista 3); Hugo Yasky (Lista 10); José Montes (Lista 4) y Jorge Ayala (Lista 5)

Alineados ideológicamente con la vieja CGT de los Argentinos, la CTA tuvo sus orígenes a fines de 1991 cuando, frente al vaciamiento menemista, un grupo de dirigentes se comprometió a “construir un sindicalismo autónomo de los partidos políticos, los gobiernos y los empresarios”. La primera conducción fue votada en 1995 por 150 mil trabajadores. A casi 14 años de aquel encuentro de Burzaco, son más de 1,4 millones de afiliados los que estarán habilitados para elegir entre cinco listas, en las internas del próximo jueves 23 de septiembre.
Estos comicios –los primeros con listas enfrentadas– abren un debate sobre el modelo de organización obrera y plantean dilemas sobre la democratización sindical, en una Central que promueve la afiliación directa de trabajadores y desocupados, elecciones periódicas y autonomía política.
En una etapa donde la disputa salarial se ha vuelto a ubicar como eje de la dinámica social con paritarias, algo impensable en la década del ’90, los conductores de las diferentes listas sintetizan sus visiones y propuestas.

• Pablo Micheli (Lista 1)
El actual secretario adjunto de la CTA y titular de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Pablo Micheli, reivindica el modelo político del peronismo del ’45 al ’55. Asegura que “las huelgas y las movilizaciones no van en contra del gobierno popular, sino a favor de fortalecer las transformaciones” y cuestiona que solamente en el 13 por ciento de todos los establecimientos de la Argentina, haya delegados electos. “Hoy hay tres millones de afiliados a la CGT, uno y medio a la CTA, y más de 10 millones sin afiliación alguna. Proponemos un modelo en el que se vea a los trabajadores resolviendo en asamblea. Que haya un sólo sindicato por rama de actividad no indica unidad. La unidad pasa por otro lado; pasa por construir reivindicaciones conjuntas. La demostración se da en Francia, donde hay más de tres centrales y movilizaron dos millones y medio de personas en París en contra de los ajustes, la rebaja de sueldos y la suba de la edad jubilatoria”, sostiene. Y si bien subraya que ya no quieren escuchar más que “ya llegará la personería o el 82 por ciento móvil, y que lo van a hacer otros” por ellos, afirma que romper sería un error gravísimo y que ninguno tiene destino fuera de la CTA. “Somos capaces de confrontar y al otro día festejar todos, más allá del resultado”, asegura.
• Néstor Correa (Lista 3)
Néstor Correa, secretario de Relaciones Internacionales de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu) Histórica y militante del Partido Obrero (PO), considera que “el problema actual de la clase trabajadora es que muchos de los avances estructurales del capital, se mantienen”. Propone, entonces, como alternativa un esquema organizativo de delegados que mandaten a sus representantes alrededor de los problemas sindicales que haya que enfrentar. “La elección para nosotros, sin duda, es un momento de agrupamiento. Va a quedar expresado cómo se quieren conducir los trabajadores. Estemos en la conducción como mayoría o como minoría, vamos a plantear la necesidad de generar en cada espacio un congreso de trabajadores. El método de la democracia sindical asegura la unidad en la diversidad.” Correa alerta que “cuando los empresarios no pueden aplicar un ajuste en un país, llevan la fábrica a otro; generan flexibilización de un lado y desempleo del otro. La acción común nos permite resistir acá y allá”. Respecto de la necesidad de lograr una central de trabajadores de la Unasur, Correa revela ya estar trabajando con la federación brasileña Andes, con sindicatos de Arequipa y de la universidad de San Carlos de Perú, así como con algunos de Bolivia y Venezuela. El objetivo es generar un congreso de sindicatos de docentes universitarios para oponerse a las reformas que ven en toda América latina contra la educación pública.
• José Montes (Lista 4)
Delegado de base desde 1984, paritario del Astillero Río Santiago desde el 2004, y militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), José Montes reivindica las banderas históricas de los sindicatos clasistas de la época del Cordobazo y de las coordinadoras de 1975. En su modelo, propone formar un “sindicalismo de base” donde la organización sea por sección, en función de la cantidad de trabajadores. “Los delegados trabajan, no tienen licencia gremial salvo que haya reuniones, asambleas o algún reclamo de los compañeros. Yo mismo trabajo junto a mis compañeros. A los delegados los tenemos todos los días al lado nuestro y cuando tenemos que hacer un reclamo, lo agarramos del brazo y lo ponemos al frente, pero a los dirigentes del sindicato hay que ir a buscarlos y no los encontrás nunca”, critica Montes. “Aspiramos a ser una alternativa independiente y a romper con la educación impuesta por más de 60 años por el peronismo, que es una política de conciliación de clase. Tenemos el ejemplo del Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén, donde los compañeros que terminaron el mandato, volvieron a trabajar como cualquier otro de base. Queremos rotación de los dirigentes, que no puedan ser reelectos por dos mandatos seguidos y que puedan ser revocados por una asamblea en cualquier momento”, sostiene.
• Jorge Ayala (Lista 5)
Delegado en la fábrica de neumáticos Fate, el militante del Movimiento al Socialismo (MAS) Jorge Ayala recuerda los años ’90 como aquellos del surgimiento de la lucha: “Épocas del neoliberalismo y flexibilización brutal. En Fate nos metieron el cuarto turno, un sistema de trabajo americano donde se trabaja de lunes a lunes, sin francos de los fines de semana y un solo fin de semana al mes para el trabajador. El que protestaba, se quedaba afuera. Después de 2001, eso se fue revirtiendo muy de a poco. Pero en 2007, Fate explotó y empezó un proceso distinto”. En línea con lo logrado en esa empresa, propone un modelo sindicalista donde se recupere la asamblea como método de decisión. “Ya logramos que los trabajadores decidan por la base a través de sus asambleas y los representantes o dirigentes acatemos esas decisiones. No un modelo vertical, sino horizontal.” Ayala reconoce que esta elección se va a dirimir entre la Lista 1 y la 10. “Pero además de plantar nuestra bandera, buscamos seguir creciendo. Buscamos ser una alternativa diferente a estos dos sectores.”
• Hugo Yasky (Lista 10)
Para el actual secretario general de la CTA y líder de Suteba, en estos años esta central “ha superado el estado de testimonialidad” y se ha instalado como “referente de una clase obrera dispuesta a profundizar la lucha por la transformación social; aquella que busca impulsar reformas estructurales de fondo que permitan redefinir las reglas del juego en relación con la distribución de la riqueza”. En este sentido, Yasky –quien destaca las figuras de Amado Olmos, Atilio López y Agustín Tosco– señala: “Tanto nuestra pelea planteada desde hace años por la Asignación Universal por Hijo, como la reforma tributaria, la política de retenciones para el sector agrario, los subsidios, la propuesta de una tarifa social y la participación en las ganancias, son distintas maneras de posicionar el debate que hemos presentado, ya no solamente en el plano corporativo, sino apuntando a una transformación política de fondo”. Y respecto de los desafíos a futuro, señala: “Hay que impulsar una ley de reforma tributaria de carácter progresivo que haga que paguen más los que más tienen, y avanzar con una nueva ley de entidades financieras para ponerle límites al juego especulativo del capital financiero, que todavía se rige con una ley de la época de José Alfredo Martínez de Hoz”. El dirigente del gremio educativo insta también a profundizar proyectos que establezcan claras reglas de premio y castigo a las empresas en relación con la formación de precio y con el trabajo en negro, y a reformular toda la política de subsidios.

El gran desafío de la CTA estará en que, pasados los festejos, puedan demostrar con hechos concretos que “hay un piso para defender y un techo para alcanzar” y que no “es simplemente una continuidad enmascarada de las viejas políticas con algún hurto de bandera a los sectores populares”. Tal vez así sí, luego del resultado, pueda volver a oírse el cantito: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode”.