Nota publicada en Miradas al Sur el 25/10/09

Un cacho de cultura…
Lograr la entrevista tomó un tiempo bastante inusual y es que el humorista gráfico y Ciudadano Ilustre Carlos Loiseau, Caloi, tiene un alto nivel de exigencias que se reparte entre las tiras diarias de Clemente, una página de humor semanal y en las grabaciones de Caloi en su Tinta próximas a venderse en quioscos de revistas. Pero lo que le insume más horas es una película de animación tanguera que realiza junto a su segunda esposa, la artista plástica María Verónica Ramírez.
Vive frente al parque Lezama en un edificio de tres pisos subdividido en monoambientes donde la planta baja funciona de garaje y donde cohabitan la tribuna y la hinchada de los muñecos Clemente. El tercer piso es su atelier. Abre la puerta él mismo. Alto, canoso, sonriente, presenta a su mujer y se sienta en un sector central del taller que está cercado por dos inmensas bibliotecas con casettes de video. La mayoría formaron parte de Caloi en su tinta, un ciclo de cortos de animación con 20 años de trayectoria. En las paredes, hay dibujos suyos de Clemente y de sus más grandes amigos: Fontanarrosa y Crist.
Siendo su personaje más famoso fanático de Boca, curiosamente, él es el autor del leoncito de River. “Es que yo soy de River -explica- y cuando empezó la tira con Bartolo y Clemente, eran uno de cada cuadro, pero el de River se extinguió”. No dio lugar al chiste fácil.
Mientras duraba la entrevista, un tablero enorme rodeado de elementos plásticos multicolores para distintas técnicas de dibujo esperaba a un costado para la sesión de fotos con Miradas al Sur.

¿Desde cuándo lo llaman CALOI?
Desde que empecé a firmar profesionalmente, en el ’66, en Tía Vicenta. Tenía 17 años. Recuerdo que, con mi viejo, nos pusimos a buscar seudónimos. No sé por qué, pero en esa época había una tendencia a buscar seudónimos vinculados con personajes históricos. Ninguno me convenció, así que tomamos el CA-, de Carlos, y el -LOI de Loiseau.
¿Qué es el humor para usted?
Esa es una pregunta que han contestado muy bien filósofos, poetas, otros humoristas... pero para ser una definición un poco más terrenal y cercana, para mí, es un medio de vida. Pero yo siempre me defino como un humorista gráfico, porque el origen de toda mi forma de expresión está en el dibujo, la base es netamente gráfica. Sin esos dibujos no hay humor.
¿Intentó o piensa escribir?
Tengo ahí algunas cosas, pero la autocrítica no me permite sacarlas a la luz, o bien, les agrego un remate gracioso y las convierto enseguida en páginas humorísticas.
¿Cómo surge el humor en su obra?
Acá siempre hay una vieja discusión por saber qué porcentaje corresponde a la idea y cual al dibujo, como si se pudiera separar en un laboratorio. En mi caso, es un fifty-fifty (50-50). Son ideas humorísticas muy precisas pero que nacen dibujadas.
¿Le sucede que se le ocurran ideas de situaciones cotidianas y tiene que dejar todo y anotarlas?
Eso me pasa siempre, aún durmiendo. Tengo en mi mesa de luz un block y lápiz para hacer anotaciones. Y cuando no anoto creyendo que me voy a acordar, me despierto y no tengo la menor idea. Pero también me ha pasado que anoté algo que me parecía fenomenal y, ya lúcido a la mañana, me pareció una boludez. En ese sentido, está trabajando las 24 horas, más allá, del tiempo sobre el tablero. Y ahí aparece una suerte de química extraña y surgen las ideas, pero hay que trabajarlas.
¿Suele estar pendiente de las noticias para la tira diaria?
Sí, pero te imaginarás que con una tira de 36 años, hay cosas que se dan naturalmente. Hace un tiempo, cuando viajábamos con el “Negro” Crist y con el “Negro” Fontanarrosa, me hacía gracia notar que teníamos una lectura muy distinta del diario. A cada uno le hacían gracia cosas diferentes. Era como un hábito de leer de cierta manera. No es que uno diga “voy a leer del diario para ver qué se me ocurre”, no. Uno es naturalmente un lector de diarios y revistas.
¿Cómo surgió la idea de la película que está preparando con su mujer?
Es un largometraje sobre Buenos Aires que se llamará Ánima Buenos Aires. Por “animación” pero también en el sentido de “alma de Buenos Aires”. Yo hago una cuarta parte que se completa con otras tres historias de dibujantes rosarinos. Son cuatro historias independientes ligadas entre sí por: la técnica, que es el dibujo animado, por la temática de Buenos Aires, por un color muy tanguero y porque habrá unos intermedios que los van uniendo. El largometraje lo dirige María. La idea es estrenarla en el Festival de Annecy, Francia, que es el festival de animación más importante del mundo y en el que la Argentina será invitada por la celebración del Bicenterario.
¿Cómo vivió el hecho de que lo nombraran Ciudadano Ilustre?
Cuando en la ceremonia me dejaron hablar, recordé que antes ese nombramiento implicaba que uno quedaba exento de pagar impuestos, pero ahora sólo quedó la posibilidad de ser velado en el salón blanco del Palacio Municipal. También aclaré que más que “ilustre” me sentía “ilustrador” o, como me dijo Franco Fontanarrosa, hijo del “Negro”: “puede que sea una orden de trabajo: ‘Caloi, ¡Ilustre!’ ”. Todas estas cosas son caricias para el Ego. No son imprescindibles, en absoluto. Tampoco digo que sea nada fulero, al contrario, son gestos lindos… no sé si justos.
¿Cómo vive la admiración de la gente?
Ahhh sí, me arañan y todo (se ríe). No, yo creo que con Clemente lo que hay es una identificación, más que nada, por haber sido fiel a un pensamiento, a un sentimiento, a ciertos valores populares que son los que tiene uno. Porque yo me formé en la calle, con esas cosas. Yo pertenezco una generación en la que los únicos privilegiados éramos los niños. Y esto, no era solamente un precepto ideológico, era una sensación que se vivía en la cotidianeidad. Y no digo feliz solamente porque hablo del pasado y porque éramos chicos, sino porque se vivía una efervescencia nacional muy particular.
¿Qué cambió?
Yo, que pertenecía a la clase media y que iba a la escuela perfectamente desayunado, recuerdo que muchos de mis compañeros en Lomas de Zamora, esa leche que se servía con un pancito de Viena, era una de las pocas cosas que morfaban en el día. Y en el 55 todo eso desapareció. Y así se fueron perdiendo y debilitando todo lo que eran las instituciones populares, entraron en decadencia y extinción los clubes de barrio… se fueron perdiendo los lazos solidarios. Y esto ha ido en picada hasta ahora.
Su abuelo era anarquista, su padre socialista ¿cuándo se hizo peronista?
Bueno, yo pertenecí a la juventud setentista, y en esa época, todos los jóvenes, sino militábamos al menos teníamos una posición política definida. Había un combate ideológico muy concreto por la lucha por el poder, en un país muy movilizado, con la vuelta del General Perón. Así que, no se trató de un acto de lucidez, sino un poco por haber sido arrastrado por toda esa corriente de pensamiento y de acción de esos años.
Claro, ya en el ‘69 con el Cordobazo y el Rosariazo…
Tal cual, mi generación es un poco hija del peronismo proscripto y de la revolución cubana. Eran las dos grandes influencias ideológicas de los jóvenes.
¿Cómo ve a la juventud actual?
No veo a la juventud de hoy muy interesada en las cuestiones de la política, en cuestiones de su país. Pero también nosotros somos los padres, o los abuelos, de esta juventud. Nos cabe una responsabilidad grande. La reacción que hubo ante la ebullición de los años 70 fue muy cruel, y entonces, hemos educado a nuestros hijos con ciertos temores a la participación política y activa de los jóvenes.
Volvamos un poquito atrás ¿Cómo fue su niñez?
Tuve una niñez creo que feliz, (y recordando sonríe) en una Argentina que era más feliz que esta. Fue una infancia normal, con mucho juego, como corresponde a esa etapa, con mucha calle, barrilete, bolitas, figuritas, fútbol, vereda y con instituciones muy consolidadas. Donde el dibujo estuvo presente siempre, siempre… todavía tengo algunos dibujos que mis viejos guardaban en una valija porque yo dibujaba compulsiva y naturalmente. Al principio dibujaba a mi familia. Y hasta tengo algún dibujo de mi hermano menor todavía en el corralito… muy toscamente dibujados los barrotes y su cara redonda. Después fui incorporando lo que veía por la ventana. Las ventanas suburbanas eran muy interesantes para la mirada de un pibe de ese momento, porque por ejemplo, había muchos caballos porque el lechero, el pollero, el pan, venían en carros a caballo; pero también estaba el tren que no era eléctrico sino a vapor con toda la ponencia que tenía eso plásticamente. Dibujaba mucho en la calle que para mí era un juego y arrastraba a la barra de pibes. Me acuerdo que por ejemplo, yo dibujaba la carroza fúnebre con las flores, donde justamente la pompa fúnebre era muy pomposa, y lo demás pibes dibujaban la caravana con cosas absurdas. Y dibujamos en la calle, con la tiza de las demoliciones, o con carbón, porque autos prácticamente no había y si venía alguno lo oíamos a tres cuadras.
¿Leía historietas?
Sí, claro. Era muy importante la historieta seria y yo era gran lector de Misterix, Hora Cero, Rayo Rojo, las revistas de Oesterlheld, estaba Pratt viviendo en la Argentina y estaban Breccia, Salinas y Solano López… la televisión era incipiente de manera que era mayor el contacto que teníamos con esas revistas que con la televisión. Y los humoristas estaban principalmente en dos revistas: Rico Tipo y Patoruzú, allí estaba Ferro, Calé, Quino que recién empezaba, Bataglia, Divito, todos.
¿Cómo se mezclaban la escuela y el dibujo?
En la escuela, (imposta la voz como si hablara una señora grande) “como tenía mano para dibujar el nene”, me mandaban hacer los pizarrones que se ponían adelante en las efemérides. Mi primer trabajo fue a los 12 ó 13 años, en el club de barrio, donde se pintaban los carteles de entrada que decían “8 grandes bailes 8”. Los hacía yo. Les ponía unas mascaritas… y no me pagaban, hacía un canje: me dejaban entrar a la milonga gratis. Ya al salir del colegio secundario participé de los periódicos murales, y algunos impresos. Y estando todavía en el secundario, todas esas cosas las profesionalicé cuando entré en Tía Vicenta.
¿Ahí fue que hizo afiches políticos contra el golpe?
No, hacíamos chistes con eso. Es decir, a poco de empezar en Tía Vicenta, aunque no por eso, ocurrió el golpe de Onganía. Y bromeábamos. Mi generación estuvo signada por los golpes militares. Hubo una primavera con el retorno de Perón, y después la feroz dictadura que terminó en el 83. Eso marcó también a toda la generación de humoristas de ese momento. Eran tiempos de presión bajo censura. Así que, chistes de militares, curas, y todo eso no.
¿Era explícita o funcionaba como autocensura?
Un poco era para no trabajar al pedo, porque uno sabía que no se iba a publicar. Pero igualmente, siempre estaba pendiente de cómo y por dónde colar alguna ironía respecto de la realidad que se escapara a la censura.
¿Quiénes fueron sus maestros?
Todos estos que te nombraba más Raúl Steimberg (lo deletrea), un rumano radicado en Estados Unidos. No sé por qué rara casualidad, cayó en mis manos un libro suyo que se llamaba Todo en líneas. Ese libro, como dicen los chicos ahora, me abrió la cabeza. Yo tenía 12 años, todavía no publicaba, por supuesto. Fue poco el padre de la síntesis y de la moderna concepción de los monos (personajes), un verdadero filósofo de la línea, que tuvo una influencia importante sobre todos los dibujantes, de mi generación y de la anterior. Fue el tipo que logró la síntesis perfecta que nos permitió hoy ahorrar muchos pasos en el diseño.
Entró a Clarín en el ‘68, y en el ‘73 le encargaron incorporar dibujantes locales a la contratapa…
Creo que fue una decisión interesante e inteligente, tomada por los desarrollistas del MID que estaban en ese momento en los puestos de conducción de la redacción. Me llamó el jefe, y me propuso que hiciera una tira diaria y que acercara a otros dibujantes argentinos porque querían reemplazar el espacio ocupado por tiras extranjeras. Así que llamé a mis amigos: Brócoli, que hacía El Mago Fafa; al Negro Fontanarrosa, a Crist para que hicieran un cuadro único cada uno; más tarde a Altuna y Trillo, que hicieron El loco Chávez; a Tabaré y a otros.
¿Cómo fue compartir la secundaria con Firmenich, Ramus, Abal Medina?
Con ellos estábamos en el mismo año, pero no en la misma división, incluso algunos estaban a la mañana y otros a la tarde. Los recuerdo como unos muchachos muy de derecha. Muy ligados a la Iglesia. Que fueron militantes de Tacuara, de la Guardia Restauradora Nacionalista. Creo que por eso, (sonríe) por esos antecedentes; no adherí a sus posturas políticas ulteriores. Había allí una profunda división marcada por posturas ideológicas que se expresaba, a nivel universitario, en la segunda pelea de “laica y libre”, que fue más tenue que la primera… Y a veces, se armaban unas podridas bárbaras en la salida. Pero me gustaba más la postura de los tipos de izquierda que la de estos muchachos.
¿Cómo ve el peronismo actual?
Yo creo que ha habido una diáspora que se podría haber evitado, también. Y esa es la parte más crítica que tengo sobre el oficialismo peronista. El General Perón, cuando volvió, hablaba de que “para un argentino no había nada mejor que otro argentino”. Ya no era “que para un peronista”. Creo que la consigna de la unidad nacional, y sobre todo después de haber atravesado etapas tan difíciles como la dictadura militar, sigue estando vigente y tiene que ser una necesidad. Y no veo que se estén haciendo esfuerzos ni en el peronismo oficial, ni en el peronismo disidente, y mucho menos en la oposición, en ese sentido.
Y en esa línea ¿cómo ve al gobierno actual y al conflicto con el campo?
Yo no soy Kirchnerista, pero mucho menos soy antikirchnerista. De manera que tengo una visión de apoyo en muchas acciones, y de crítica en otras. Respecto del tema del campo, yo no soy un especialista, me parece que se ha llegado a un enfrentamiento que se podría haber evitado, que se podría haber conducido de otra manera. Igualmente, te podrás imaginar estoy muy lejos de los postulados que pudiera tener la Sociedad Rural Argentina, ahora e históricamente. Reconozco aciertos muy grandes de este gobierno: como el manejo que se hizo de la economía; con la deuda; y luego con la recuperación de las AFJP.
¿Cómo ve la generalidad de políticos argentinos?
Veo políticos hábiles, muy hábiles para la rosca; interesantes en sus manejos, muy habilidosos; pero lo que no veo son estadistas, alguien que pueda recuperar las banderas históricas del peronismo, sintetizarlas, llevarlas adelante, y recuperar, sobre todo, la memoria de Perón. Cuando sintetizamos en la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo consignas principales, vemos que todos están bastante lejos. Justamente, en este orden de prioridades que ha definido tan bien Perón, con tanta síntesis, con tanta lucidez: primero está la patria, después el movimiento, después los hombres. Y esto está totalmente invertido ahora. Se han olvidado los derechos de la ancianidad, los de la infancia, los derechos del trabajador…
Tampoco es lo que pide “el campo” …
Noooo, el campo lo único que pide es no pagar… y no digamos “el campo”, sino los dirigentes ruralistas estos. ¿Qué tienen que ver los campesinos? A los pobres chacareros no los representan estos ruralistas, ni el gobierno tampoco. Cuando volvieron a aparecer me dije “Huy, volvió el Cuarteto Imperial”… pero prefiero a los músicos.


((RECUADRO)) SEÑAS PARTICULARES
¿El rasgo principal de su carácter?
Lo tendría que definir algún otro
¿Un defecto que no puede dominar?
Llegar tarde
¿Se considera buena persona?

Si pudiera ser otra persona ¿quién sería?
Me llevo bastante bien conmigo mismo
¿Cual es su ideal de felicidad?
Mnsmsnrs, mmmaassnrsa… (balbucea algo incomprensible y sonríe dando a entender que respondió)
¿Con qué error humano se muestra más indulgente?
Con los que llegan tarde
¿Ante qué es intolerante?
(Determinante) Ante el gorilismo
¿Qué despierta su ira?
El gorilismo (se ríe fuerte)
¿Por qué sería capaz de matar?
No… yo no mato ni una mosca. No paso de una rabieta... Para! Sí… por las alcachofas (alcauciles)
¿Cuál es su puteada favorita?
La puta que los parió!
¿Y su máxima en el trabajo?
“Me gustaría tener más tiempo”… pero mi principal fuente de inspiración es el cierre.
¿Qué obra le ha impresionado más?
Huy… muchas, pero por ejemplo, “El Último Payador” y “Las Alas del Deseo”
¿Adónde le gustaría vivir?
Acá.
¿Su música favorita?
Escucho de todo, pero especialmente tango, folklore y música clásica.
¿Qué es lo que más le gusta oír?
Hace un tiempo, el ruido familiar de mis hijos, y ahora, el de mis nietas (y para demostrarlo prende el contestador telefónico que ya no tiene capacidad porque no puede borrar los mensajes de sus nietas).
¿Cual es su asignatura pendiente?
Ahora, en lo inmediato, esta película que estamos terminando... tengo unas ganas bárbaras de verla en la pantalla.
Si existiera el paraíso celestial ¿qué le gustaría que le dijera Dios al llegar?
Me gusta mucho una frase de Mark Twain: “elijo el cielo por el clima y el infierno por la compañía” (explota en una risa larga). Maravillosa!!! Pero sería al revés, yo le diría “¿Vos Aquí?”.