CERO EN CONTRUCCIÓN PARA MACRI
Mientras los alumnos cursan en escuelas repletas, las obras están paradas.
Lucas Pardo camina todas las mañanas el puñado de cuadras que unen su hogar con el ENET Nº 36 “Almirante Brown”, en el barrio de Saavedra. Pero las recorre con desgano. Su colegio está en condiciones deplorables, sus talleres destruidos, y trabajar con los tornos es casi un milagro. “El otro día, sólo por los golpes que hicimos con las herramientas del taller se cayó el revestimiento del techo de la biblioteca en el piso de abajo”, se lamenta. Lucas quiere ser Maestro Mayor de Obras, y “la 36” es uno de los pocos lugares en la ciudad donde se dictan las materias “duras” o técnicas. “Somos 25 en mi aula. Los días de calor, con los techos de chapa al sol, hay un olor a chivo que mata, es insoportable”. Al Rancho, como suelen llamarlo por su mal estado, la renovación le llegó luego de la tragedia de República Cromañón. “Pero en realidad no cambió tanto”, señala Nicoló Martini, compañero de curso de Lucas. “Sólo modificaron el piso, que era de madera y hueco abajo, y que ahora tiene cerámicos”, agrega. Para cursar educación física, tienen que ir al Parque Sarmiento porque no hay espacio físico dentro del colegio. Es una escuela para 200 alumnos y alberga 500. A pocas cuadras de allí está la Escuela de Música "Juan Pedro Esnaola”. Una institución que forma maestros de música para escuelas de nivel inicial, primaria y bachilleres. “Nuestro colegio tiene el formato de un patio interior con aulas que lo rodean, que se transforma en una caja de resonancia para todo el edificio, por lo que alguien dando clases con un coro, inmediatamente perjudica al que está cursando guitarra. Y ni hablar con los instrumentos de percusión que tienen decibeles mucho mayores”, explica Osvaldo Berchelini, profesor y director de orquesta del Esnaola. Su capacidad está saturada y todos los años rechazan la mitad de los pedidos de ingreso por falta de espacio. Todos cargaban con la esperanza de que se cumpliera la promesa de mudanza al Polo Educativo Saavedra propuesta desde hace muchos años y que finalmente se había empezado a construir en 2006, cuando se otorgó un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo. Debía estar lista para mediados de 2007 y compartiría las cuatro hectáreas proyectadas con cuatro escuelas. Pero ese tiempo no llegó. “El nuevo edificio contempla todas nuestras necesidades, ya que el proyecto se había realizado conjuntamente, entre la Dirección de Infraestructura y la escuela, con contactos casi semanales durante 2 años, donde nosotros decíamos qué hacía falta y los arquitectos se encargaban de interpretarlas en el plano”, recuerda Berchelini. El proyecto fue mucho más ambicioso en su trazado y hasta contaba con un parque deportivo, auditorio y estacionamientos. Pero la realidad es otra. Los chicos del Esnaola ensayan en pequeños cubículos donde se chocan los instrumentos. Los padres coinciden en que para sus hijos es muy difícil educar sus oídos con aulas hacinadas y chocándose. “Hasta hace poco, ensayaban también en una cocinita”, explica Zulma Olmedo, delegada del distrito 14. La escuela está en un callejón, no tiene gas ni salida de emergencia. Por ese motivo, la Defensoría del Pueblo exigió al ministro de Educación, Mariano Narodowski por escrito que termine las obras en el Polo Educativo, que mude al Esnaola y que arregle la escuela actual. “Nunca dieron respuesta”, dijo Olmedo y atacó: “Creo que suponen que la ciudad es una empresa, porque si lo pensás en términos económicos, claro, ni la salud ni la educación rinden. Creo que hay desinterés, incapacidad y mala intención”. Luis Salomón uno de los vecinos que vive a tres cuadras desde hace 40 años, no puede creer que “con la necesidad de escuelas que hay se deje esto sin terminar a la espera de que se arruine”. Y le asusta pensar si ahora que está abandonado se instalaran asentamientos. Esto se empezó a construir hace dos años ¿y ahora que triplicaron los impuestos no se puede terminar? No queremos un nuevo Warnes”. Mientras que Norma de Palmadessa, una abuela vecina al ver la obra abandonada dijo: “Yo creo que Macri se está perdiendo una gran oportunidad. Yo no lo voté, pero tenía expectativas de que hiciera cosas. Y las tengo, porque si veo que hace, y por ejemplo termina este predio, lo voy a votar”. El Polo Educativo Saavedra es una obra que ya tiene registros de abandono importantes, como el óxido que se formó en los metales que están a la intemperie, en la construcción a medio terminar. Por el contrario de estar concluido, resolvería muchas de las falencias que la educación tiene en el Distrito Escolar Nº15. Claudio Bruchman, delegado distrital de cooperadoras de este distrito resulta pesimista y apunta: “A mediados de noviembre, en educación, se ha gastado del presupuesto en infraestructura escolar del 2008 apenas el 27%. No sabemos para qué se usó el resto del dinero ni qué va a pasar a fin de año cuando se termine la Emergencia Edilicia Escolar”. La gravedad del caso llevó a la diputada porteña Gabriela Alegre de Diálogo por Buenos Aires a presentar un pedido de informes aprobado el 23 de octubre pasado, para que el Poder Ejecutivo brinde explicaciones y revierta esta situación. Por ahora, afirmaron que esta obra podría terminarse recién a principios de 2010. Dos años y medio después de lo previsto.
EL PROYECTO. El Polo Educativo Saavedra emplazado sobre cuatro hectáreas en la intersección de Crisólogo Larralde y Galván, aspira resolver varios problemas juntos: la creación de una Escuela Infantil para niños de 45 días a 5 años para 480 niños; un nuevo edificio para la Escuela Media Técnica N° 36 “Alte. Guillermo Brown” con especialización en computación, medios y obras, para 840 alumnos; Un nuevo edificio para la Escuela de Música “Juan Pedro Esnaola”(Escuela Media - Magisterio y Profesorado de Música - Escuela de Luthiers e Imprenta) para 1.800 alumnos; un auditorio para 450 personas; la Escuela Especial N° 1 IMUREP (Escuela Primaria y de Capacitación) para 200 alumnos; Equipamiento Deportivo; Natatorio cubierto y equipamiento deportivo para distintas disciplinas; Equipamiento Urbano; y un Parque común y público, integrado al barrio y 120 estacionamientos. La obra empezó en enero de 2006 y se paralizó al terminar las elecciones comunales de 2007. De 180 obreros que supo haber, quedaron apenas 8 que hacen cosas menores y la mitad de la obra ya construida se deteriora día a día. Los vecinos juntaron más de 1500 firmas en un pedido de informe al Gobierno de la Ciudad.