Inundaciones en Saavedra

Salud de la Ciudad de Buenos Aires, ausente en Barrio Mitre
Sobre llovido...
Tras la inundación, las dificultades de la atención en Salud fueron atendidas por profesionales solidarios, por la militancia y por el Gobierno Nacional, mientras el de la Ciudad, nada.
 
 
 “Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres”, así empieza el texto Los Nadies en El libro de los abrazos de Eduardo Galeano. Un texto en el que habla de aquellos olvidados deliberadamente por la justicia social. Y explicita: “Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada. Los ningunos, los ninguneados, (…) que no son seres humanos, sino recursos humanos (…) Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local”.
Margarita Zubizarreta es monja y vive en hermandad con esos nadies. Desde 2002, vive en el Barrio Mitre, en Saavedra, donde su  congregación está desde 1977. Padeció, como muchos vecinos, varias inundaciones y por eso, a la primera lluvia fuerte, también resiste las crecidas con unas compuertas. “Yo duermo en planta baja –señala en diálogo con Miradas al Sur- y cuando escuché la lluvia fuerte, puse las compuertas y, junto a una hermana de 69 y otra de 91 empezamos a subir cosas arriba de las mesas y armarios. Pero empezó a filtrarse por las paredes, sobrepasó las vallas y colapsó. El agua volteó los armarios, la heladera, todo. Como pudimos fuimos la pieza de arriba y cuando pudimos, como a las 10.30, bajamos y liberamos el agua que estaba contenida adentro. Recién apareció un camión de bomberos cerca de las 11, por los primeros muertos”.
Aquellos que pudieron construir arriba, ayudaban a los de abajo. Por eso, se agolpaban de a 15 personas en una piecita alta.
Frente al barrio, hay un CESAC (Centro de Salud y Acción Comunitaria) a la que los vecinos llaman “salita” que, como no recibió orden de ampliar su atención, incluso la redujo, a pesar de que todo el barrio quedó debajo de 1,5 metros o más. Allí funcionaba una farmacia que como no tiene farmacéutico desde hace meses está cerrada al público. Los medicamentos son entregados por administrativos bajo supervisión o firma médica.
“En el barrio, tenemos mucha gente con dificultades pulmonares y empeoran con la humedad que queda en las paredes y cimientos. Lo preocupante son las secuelas de la inundación”, detalla Margarita y agrega: “Pero el lunes pasado, en la salita, no había asistencia médica”.
El barrio que se inició fines de 1958, está compuesto por seis manzanas donde viven 800 familias (unas 3.000 personas) en 324 casas. La mayoría es clase baja-trabajadora. “Cuando dicen en una entrevista dónde viven, no los toman. Tienen el estigma del delincuente”, remarca Margarita y advierte que los únicos vinculados con delitos tienen problemas con adicciones.

PIENSA EN MI. Teresa Urquiza es Licenciada en enfermería y junto con un grupo de profesionales de la Asociación de Licenciados en Enfermería (ALE), decidieron ir a brindar sus servicios al Barrio Mitre. “Fue una decisión personal, espontánea, sensibilizados por lo que había pasado. Nos agrupamos con los colegas y fuimos, pero si no se hacía de esa manera, igual iba a concurrir”. Teresa explica que los hospitales tienen organizados comités de emergencias para casos de gravedad, para atender desde una herida a un problema psicosocial. “El hecho de que fuéramos una multiplicidad de profesionales nos permitió organizarnos enseguida. No había que salvar a gente con riesgo de ahogarse, sino que había que actuar sobre las secuelas”.
Para Teresa, “acá hubo más voluntad solidaria que organización desde el Gobierno de la Ciudad”. Como algunos trabajan en Centros de Salud, antes que nada quisieron contactar al CESAC que está frente al barrio para articular actividades de forma conjunta. “Pero nos asombró que la jefa de allí nos dijo que no, porque ahí no trabajaban los sábados y que no tenían propuesta de hacer nada extra. Y no hablamos nada más. No me gustó ver banderías políticas pero pensé en la gente. Es curioso que en una situación así no haya habido una declaración de emergencia, que no se haya convocado a otros hospitales para que den asistencia y que no se hubieran convocado a voluntarios del sistema.
ACCION Y REACCIÓN. La CABA, está subdividida en cuatro áreas para la atención de su sistema de Salud. Dentro de Unidos y Organizados se conformó la Multisectorial, un espacio que nuclea a profesionales de esa área y que utiliza la misma subdivisión para potenciar y optimizar el trabajo militante en el territorio. “Intentamos cambiar el paradigma que sólo responde a la enfermedad, por otro que proteja la salud de la población”, dijo a Miradas al Sur el pediatra Oscar Trotta, que trabaja en el Hospital Durand, que es coordinador de la Multisectorial y estuvo presente en Saavedra.
Este espacio ya tenía planificadas cuatro jornadas solidarias para el 6 de abril en la plaza Belgrano desde hacía varios meses. Por eso, cuando el 2 de abril ocurre el temporal decidieron trasladar esa reunión al barrio Mitre y cambiarla por trabajo de campo. “La tragedia no cambió nada – apuntó Trotta- Así funciona el sistema de Salud en esta ciudad: un sistema pasivo de atención de la demanda. Se espera la enfermedad para reaccionar; pero si no llega, aunque fuera por estar inundado, no se da respuesta. El Gobierno de la Ciudad estuvo ausente en la tragedia”.
Por cierto que mientras los profesionales de la salud, la Cruz Roja, los organismos del Gobierno Nacional y los militantes brindaban asistencia, el Gobierno de la Ciudad montó un gazebo amarillo inflable donde un grupo no mayor a diez funcionarios tomaban nota de quienes podrían necesitar créditos. Incluso allí hubo protestas cuando pidieron a los damnificados facturas que demostraran que habían comprado los artefactos o muebles que habían perdido con la inundación. “Vinieron porque había estado la Presidenta en el barrio -observó Trotta- Fue una medida reactiva por la presencia de los medios; porque la única acción de motu propio fue enviar una doble fila de policías de la Metropolitana a custodiar el shopping DOT”.
NECESIDAD Y DERECHO. Florencia Clausen estuvo a cargo allí de la coordinación entre, ANSES, PAMI y los ministerios del Interior, Salud, Educación y Desarrollo y Acción social de la Nación. Algo que permitió que la voluntad solidaria optimizara resultados y evitara tropiezos. Para esto, el ministerio de Desarrollo y Acción Social de la Nación, se había puesto en contacto desde el principio con los referentes barriales de las organizaciones para adelantar un relevamiento y poder brindar una primera asistencia de emergencia con: colchones, frazadas, toallas, agua, lavandina, etc. “La ministra Alicia Kirchner decidió armar inmediatamente un trabajo interministerial que nos permitiera tener una presencia constante en el barrio e ir resolviendo integralmente otras cuestiones”, describe Clausen explicando cómo se articuló para ir atendiendo necesidades de documentación (partidas de nacimiento, DNI, credenciales de PAMI), de packs de limpieza e higiene, colchones antiescaras, diagnósticos y recetas, evaluar necesidades de internación, etc. “ANSES hizo un relevamiento gracias al cual en estos días se pudieron aplicar las nuevas medidas que planteó la Presidenta con la duplicación de las asignaciones, pensiones no contributivas, etc”. Educación entregó en las seis escuelas de la zona: guardapolvos, manuales, libros, kits escolares y, en una segunda etapa, entregaron subsidios educacionales a las escuelas… subsidios  con cierta flexibilidad que permitían a las autoridades fortalecer algunas cosas que van desde material didáctico hasta micros para hacer salidas con los chicos y que si la situación lo requiriera, pudieran, por ejemplo, comprar zapatillas o abrigo a los alumnos. “Armamos una posta sanitaria en la plaza del barrio donde se hicieron controles y también participaron voluntarios de la UBA, de enfermería, la Cruz Roja, voluntarios de agrupaciones… y eso lo fuimos articulando para que tuviera direccionalidad y pudiéramos asistir como correspondía a la población”, sostuvo Clausen a quien le llamó la atención que nadie de Salud de la Ciudad se hubiera acercado ni siquiera para tener algún tipo de contacto.
 “Hay terror a volver a inundarse –advierte Margarita- Hoy están pensando en comprar ménsulas para poder poner a mayor altura las cosas. Los que reciban el subsidio piensan en hacerse una pieza arriba, pero irse ni se lo plantean… ¿Adónde? Acá hace falta que el Gobierno de la Ciudad revise caños, tuberías y cloacas y que se soluciones lo que ocurre con el DOT (inaugurado en 2009) o estamos liquidados”.
Los militantes siguen concurriendo a dar una mano. Sus pecheras enseñan: “La patria es el otro”.