Por: Emiliano Guido y Felipe Deslarmes
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La documentalista hondureña Katia Larissa Lara, debió exhiliarse en la Argentina para concluir su filme sobre el golpe de Estado.Otras notasVenezuela: otro paradigma de medios de comunicación golpistas.
En la última reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Aruba, Guillermo Zuloaga, presidente y uno de los accionistas fundamentales de Globovisión, había hecho referencia al Golpe de Estado contra el Presidente Hugo Chávez del 11 de abril del 2002 afirmando: “Nosotros estamos en contra de lo que se realizó en aquel momento, si se hubiera hecho bien, quizás tuviéramos una Venezuela distinta hoy”, y responsabilizó al líder bolivariano de “disparar y echarle plomo a los venezolanos” durante el quiebre constitucional que colocó a Pedro Carmona como presidente por 48 horas.
Golpes de Estado y otras viejas noticiasEl corresponsal de La Vanguardia asiste al estreno de la película de Oliver Stone
“La guerrilla es un chivo expiatorio para voltear al presidente Lugo” Stella Calloni.
La corresponsal en Buenos Aires del diario mexicano La Jornada y autora del célebre libro Los años del Cóndor, acaba de llegar de Asunción y después de hablar con periodistas, campesinos y organismos de derechos humanos, hace su análisis.
Sulichin: el productor argentino de Oliver Stone, Sean Penn y David LynchSe vivía un clima emocionante, tenso. Eran poco menos de las 3.30 pm en la Base Aérea Buenaventura Vivas del estado de Táchira, al este venezolano. Fernando Sulichin y Oliver Stone subían a uno de los dos helicópteros rusos MI-172 junto al presidente Hugo Chávez y otros funcionarios del continente sudamericano. Era la Operación Emmanuel, el viernes 28 de diciembre de 2007. Participaban de la delegación que acompañaría en Villavicencio, Colombia, la liberación de Clara Rojas y Consuelo González Perdomo, rehenes históricas de las Farc.
Un diálogo con los sentimientosEl DVD incluído en la última edición de miradas al sur.
Nacido por evocación de recuerdos de la infancia sumados a las emociones que genera el artista, el documental Raúl Barboza, el sentimiento de abrazar, si bien retrata aspectos de su vida, habla por sobre todo de nuestra identidad como argentinos. Aquí el diálogo con su directora, Silvia Di Florio, que asegura que una de las cosas que más le gustó es haber trabajado con mucha libertad.
Entrevista a Juan Leyrado: Un mundial bastante psicóticoLe pregunto si era de la Juventud Peronista, y responde: “Yo fui joven. Quería tener amigos y novia, gracias a la militancia conocí gente entrañable”. Hijo de un padre radical y una madre sobreprotectora, a los 16 años empezó a militar en la Juventud Peronista.
A un año del golpe de Estado en Tegucigalpa, una documentalista hondureña exiliada en Buenos Aires revela cómo fue filmar el pustch contra Zelaya. Ser documentalista en Honduras durante la dictadura de Roberto Micheletti era un pasaporte directo al exilio. Katia Larissa Lara da fe de ello. Directora de cine, con buena llegada al presidente derrocado Manuel Zelaya y al Frente de Resistencia Popular, Katia comenzó a filmar la represión social desatada por los golpistas hondureños hasta que decidió irse del país centroamericano y radicarse en Argentina para preservar su vida. Café de por medio con Miradas al Sur , Lara advierte que su película ¿Quién dijo miedo? –cuya post-producción se hizo en Buenos Aires gracias al apoyo del Incaa y de inminente estreno en Tegucigalpa– proyecta “imágenes que la prensa internacional veló sobre la crisis hondureña”; que Porfirio Lobo –el actual Jefe de Estado de Honduras–: “Es el peor de todos” y que, a un año del pustch centroamericano, el golpe contra Zelaya sigue siendo “un llamado de atención para toda Latinoamérica”.
¿Cuál es el origen del documental y de su exilio hondureño?
–Yo integro una productora de contenidos audiovisuales que trabajaba para Manuel Zelaya haciendo una serie de ficción televisiva cuyo guión reflejaba las políticas de cambio de su gobierno como el aumento del salario mínimo, la adhesión a PetroCaribe o la convocatoria a la Asamblea Constituyente, pero a partir de contar una historia de amor entre dos personajes, como una telenovela. Ese programa fue muy exitoso, estuvo mucho tiempo al aire. Luego, cuando se da el golpe de Estado nos dicen que nos fuéramos porque toda la gente que trabaja para Zelaya corría peligro de caer presa.
¿Entonces?
–Entonces, me fui al interior. Ahí trabajamos de forma visceral, efervescente, porque era mucho lo que había que cubrir y denunciar. Finalmente, al mes y medio del golpe de Estado decidí hacer un documental donde los héroes serían los mismos actores de la serie de ficción que mencioné. Entonces, la historia arranca con los antecedentes inmediatos del golpe que es la convocatoria a la constituyente.
¿Y cómo terminó en la Argentina?
–Primero, participé de un encuentro de documentalistas latinoamericanos en Ecuador. Ahí me encontré con el que fue mi profesor de montaje cuando estudié cine en Buenos Aires y él me consiguió apoyo para instalarme en Buenos Aires. Aquí pude terminar la edición del material fílmico que registramos y la post-producción del documental. Ahora que ya lo estrenamos en Latinoamérica; la idea es seguir proyectándolo en España, Alemania, Francia y Estados Unidos. Y sí, queremos proyectarlo en Honduras pero, primero, debemos proteger nuestra integridad física.
¿Por qué ¿Quién dijo miedo como título de la cinta?
–Porque es una frase popular que se usa para demostrar que uno no tiene miedo. De alguna manera, en el desarrollo de la historia nosotros queremos resaltar la valentía del pueblo hondureño en resistencia y, también, cómo los golpistas apelaban siempre al miedo como coartada en sus discursos. Además, la campaña presidencial de Porfirio Lobo –actual Jefe de Estado– también estuvo teñida de la utilización del miedo, reivindicando una política de mano dura en seguridad.
¿Qué momentos del rodaje del documental le impactaron más?
–Fue muy dura la situación cuando estuvimos durante seis días en la frontera con Nicaragua filmando el intento de Zelaya de reingresar a Honduras y tuvimos que cubrir una represión muy fuerte, con muertos incluidos, que se dio en el departamento de El Paraíso con Estado de Sitio permanente. Ahí vimos como la mujer de Zelaya y su familia sobrevivía en la carretera gracias a la ayuda de los militantes de la resistencia. También observamos los pies ampollados de montones de campesinos por caminar durante cinco días para poder darle su fuerza a Zelaya en la frontera. Muy poca gente filmó esas jornadas, ese material estará en el documental.
¿Cómo observó a Zelaya durante esos días?
–En Nicaragua estaba excitadísimo, muy emocionado. De hecho, me caía mal que se moviera como un héroe, de aquí para allá, con todos los micrófonos de la prensa internacional acosándolo. Después, en la embajada de Brasil, se vio a un Zelaya más flaco y cansado. Incluso, como ya afectado psicológicamente pero, claro, estaba pasando una situación muy pesada recluido ahí. El Zelaya que yo conocí cuando trabajamos para Presidencia era un hombre más seguro y confiado de sí mismo.
¿A quién está dirigido, particularmente, el film?
–El documental está dirigido a gente que no es hondureña, al público que ni siquiera sabe dónde queda nuestro país porque queremos que entiendan cuál es el papel estratégico que juega Honduras en la geopolítica norteamericana. Queremos que sepan que tenemos bases militares de los gringos y cómo el golpe contra Zelaya es un llamado de atención para América latina.
Por último, ¿quién es Porfirio Lobo?
–Bueno, el nuevo presidente de Honduras es un fraude, ganó con un nivel de abstención del 62 por ciento. Yo lo viví en el occidente del país, fui a los lugares de votación y no había gente haciendo fila para sufragar, sólo estaba la presencia de reservistas del Ejército militarizando el lugar. Aparte, Pepe Lobo es lo peor porque es un converso, ya que fue parte del movimiento estudiantil universitario y se formó políticamente en la Unión Soviética. El posee la maldad y el cinismo de la gente que militó en la izquierda y luego se derechizó. A Lobo hay que tenerle miedo.